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Cien años de soledad,
la vuelta al mundo en 50 años

Editor: José Ángel Báez.

Coordinación editorial: Laura Campos Encinales, José Vicente Guzmán Mendoza.

Equipo periodístico: Karen Gritz Roitman, Valery Rico, Andrés Felipe Quintero.

Dirección multimedia: Edwin Sanabria.

Colaboradores: Catalina Gómez (historia de Irán).

Agradecimientos especiales: Mariana Venero (Cuba), Adriana Vasileva (Bulgaria), Marilu Oliva (Italia), Bahran Daviri (Irán), Shuhui Yang (China), Aída García Márquez, Andrés Mauricio Babilonia, Carlos Alberto Casas, José Arcadio López, Úrsula López, Amaranta López.

Agradecimientos: Dasso Saldívar, Fernando Jaramillo, Ancizar Vergara, José Luis Díaz Granados, Conrado Zuluaga, Sergio Cabrera, Luis Gabriel Cantillo, Fan Ye, Camilo Martínez Barón, Don Klein, María Fernanda Lizcano, Ana María Girón, Andrea Maussa, Daniela Ruiz, Embajada de Colombia en China, Casa Museo Gabriel García Márquez, El Heraldo.

Videos historias colombianas y video animado: Eduardo Contreras, Felipe Reyes, Andrés Barajas, Daniel Ramírez, Cristian Leguizamon.

Video historia Irán: Alborz Kazemi.

Foto: Esteban Vega La-Rotta.

Ilustraciones: Turcios, Jorge Restrepo.

Sofía, Bulgaria

Se iba a llamar Remedios, la bella

La búlgara Adriana Vasileva aprendió español para leer ‘Cien años de soledad’ en su idioma original.

Adriana Vasileva

Adriana Vasileva tiene 19 años y nació en Sofía, la capital de Bulgaria. Actualmente estudia filología hispánica y le gusta aprender nuevos idiomas.

Hace poco su padre le hizo una confesión: la iba a llamar como el personaje de un libro colombiano.

Aracataca, Colombia

Remedios, la bella es uno de los personajes más recordados de Cien años de soledad. Encarna la esencia del realismo mágico.

La primera vez que Adriana leyó a Gabo tenía 13 años y fue una cita de El amor en los tiempos del cólera: “Solo Dios sabe cuánto te quise”. Sin embargo, al empezar la lectura vio que el contenido era fuerte y buscó otra obra de Gabo. A los 14, después de leer 12 cuentos peregrinos, llegó a Cien años de soledad.

Adriana

Es el libro favorito de su padre, quien lo leyó a los 19 años mientras prestaba servicio militar y lo robó de la biblioteca del cuartel en el que estaba. Esa misma edición fue la que Adriana leyó en 2012.

En 1967, cuando se publicó Cien años de soledad, Bulgaria era socialista. La obra de Gabo y, especialmente, el personaje del coronel Aureliano Buendía -un revolucionario por naturaleza- llamó la atención en los países de la cortina de hierro: esa frontera política, ideológica, y hasta física que dividió a Europa.

Portadas idiomas

En 1979 al escritor le entregaron el Premio Dimitrov, el principal reconocimiento de ciencia, arte y activismo por la paz en la que se llamaba República Popular de Bulgaria.

Su padre, Damián Vasílev, leyó Cien años de soledad cuando su país ya no era socialista. Igual, le encantó. Esto le dijo:

“Siempre quise que ella lo leyera en español porque me imagino que en ese idioma todas las historias de Macondo deben soñar maravillosas”.

Padre e hija

Entonces, Adriana tomó una decisión.

Hasta el momento lo ha leído tres veces. Una en búlgaro y las otras dos en español. Ahora quiere leerlo en francés, portugués, polaco y ruso porque, según ella, “en cada idioma debe tener melodías distintas y generar diferentes sensaciones”.

Portadas libros

Y aunque su frase favorita siempre será la del final hay una que se sabe de memoria, en español y en búlgaro.