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ESPECIAL TOLIMA ESPANOL

EL DEPARTAMENTO Arriba, el terreno afectado por la minería. Abajo, el mismo espacio recuperado por el grupo de mujeres. Cerca de 16 héctareas han sido arborizadas en un área total afec-tada de 28 hectáreas, todo un logro si se tiene en cuenta que antes de la intervención de Cortolima la vegeta-ción era nula y lo único que se veía en el terreno eran grandes arrumes de material lavado para la extrac-ción aurífera, que alcanzaban los 18 99 metros de altura. De los 1.000 kilómetros cua-drados de Ataco, el 99,9 por ciento lo constituye el sector rural. En ese espacio existen 25.000 hectáreas de vegetación natural, una cifra que ha crecido gracias al esfuerzo y la tenacidad de un grupo de mujeres que entiende la importancia de la naturaleza para el futuro de su pueblo. LA REFORESTACIÓN En septiembre de 2013 comenzó el trabajo que sería la piedra angular en el proceso de recuperación ambien-tal de Ataco. El aislamiento y la siembra de los terrenos estuvieron a cargo de las mujeres que venían lide-rando el proceso, ahora formalizadas como Asociación por la Paz Ambien-tal (Atambipaz). En la primera fase, 15 trabaja-doras sembraron 1.437 árboles en un encerramiento de 751 metros de lon-gitud hecho con postes de madera y alambres de púas. Para Sandra Liliana Aroca, quien se encontraba en ese pri-mer grupo y es la actual presidenta de la asociación, la alianza con los entes gubernamentales les permite traba-jar en la recuperación de las cuencas hídricas, el manejo de residuos sólidos y el reciclaje. “A pesar de la minería, la solución de Ataco está en lo ambiental, es mejor ganar poquito pero ser soste-nibles”, dice. Lo que en un principio fue un trabajo de mujeres se ha convertido, gracias al apoyo de Cortolima, en un aprendizaje para todas las eda-des. En las socializaciones participan desde niños hasta personas de la ter-cera edad, que aportan ideas para la reparación ambiental del municipio. “Todos debemos ser conscientes del daño que causa la minería, lo impor-tante es generar soluciones para repa-rarlo”, asegura Aroca. Las reparaciones han sido efec-tivas: en 20 predios se promovió el crecimiento de especies protectoras como la guadua, la acacia y el yopo, y más de 5.000 de estos árboles se han sembrado en veredas como Apone, Las Vegas y Parasales, donde la minería dejó contaminación y una tierra árida sin posibilidades de vegetación. Con la intervención de Cor-tolima dio inicio la adecuación de los suelos para que el reverdecer de los predios fuera una realidad. Unos 52.000 metros cúbicos de material fueron utilizados, entre una mezcla que llaman conglomerado y una capa vegetal de hasta un metro de altura. El anuncio de la nueva vida en esos terrenos lo da el color vívido de la vegetación, más fuerte a medida que se aproxima al río. En tres años, el avance de la reforestación ha sido significativo. Gracias al aporte de Cortolima, en tres años el avance de la reforestación se ha visto en cerca de 16 hectáreas que han sido arborizadas en un área total afectada de 28 hectáreas. fotos: cortolima


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