Los buses articulados se han convertido en un infierno. Semana.com explica por qué el caos del sistema de transporte masivo de Bogotá no es simplemente un complot como dice el alcalde.

El alcalde Gustavo Petro parece haber entendido como pocos el proverbio chino de que una crisis es una oportunidad. En la versión petrista: una crisis que afecta a Bogotá, el alcalde la aprovecha para sacar réditos políticos.

 

Así lo hizo cuando el procurador Alejandro Ordóñez ordenó su destitución en diciembre pasado: Petro se volcó a la Plaza de Bolívar, agitó las masas, activó el chip de los indignados y recuperó puntos en las encuestas.

 

La misma dosis la aplicó el martes de esta semana cuando Transmilenio (TM) hizo crisis. Petro se fue hasta la estación de Suba, la más crítica de las ocho estaciones que colapsaron, y allí se subió encima de un vehículo de la policía para arengar a los usuarios ofuscados.

 

Petro se lavó las manos --“soy el más consciente de que Transmilenio no funciona bien, es un negocio privado”—y a renglón seguido se presentó como un indignado más: “Necesitamos a 50 mil personas presionando a los operadores privados para poder renegociar los contratos de las fases 1 y 2 de Transmilenio”, dijo.

 

Pasó entonces de ser el alcalde que tenía que responder a los usuarios para convertirse en un indignado más. En una víctima.

 

A eso se suma, que ha querido asociar los bloqueos a Transmilenio con personas interesadas en hacerle daño a su Alcaldía. En twitter Petro insinuó que el colapso del martes comenzó por bloqueos orquestados a los buses alimentadores.

 

Pero no todos le compraron su argumento. Tanto en twitter como en vivo y en directo los usuarios le replicaron al alcalde.

Al final se supo que la historia es la misma que les ha sacado la piedra a los usuarios desde hace días:

1) Pasan 10 o 20 minutos sin que llegue el bus de una ruta.

2) Hay cientos de personas apeñuscadas.

3) Cada vez llegan más.

4) Cualquier gota rebosa la copa.

 

En el caso del martes, un articulado rojo chocó contra un carro-tanque y eso desató la crisis. Además, la lluvia ayudó a crear la tormenta perfecta.

 

Y es que más allá de algunos saboteadores que pueden estar echándole leña al fuego, la verdad es que subirse en un bus articulado rojo se ha convertido en una tortura. Como le decía una joven estudiante, con el rostro desencajado y un tono de regaño, al alcalde en Suba: “Yo quiero que usted se suba a un Transmilenio en hora pico, que usted sienta lo que nosotros sentimos. ¡Qué usted sienta el toqueteo! ¡Qué le roben el celular!”.

 

Semana.com convocó a usuarios a contar sus historias. Llegaron decenas de relatos en los que se refleja el desespero y la indignación. Estas son algunas de ellas.

ASÍ NO ES EN EL MUNDO

El grave problema es el hacinamiento. La disculpa que hasta ahora se venía utilizando de que así, apeñuscados, es como operan los metros en el mundo, ya no sirve. Los datos muestran que el de Bogotá tiene promedios intolerables.

 

Hay estaciones con récord mundial de pasajeros por metro cuadrado en horas pico:

 

Toberín: 19 pasajeros por metro cuadrado.

Calle 146: 16 pasajeros por metro cuadrado.

Calle 127 y Pepe Sierra: 14 pasajeros por metro cuadrado

 

En materia de la ocupación de los buses también los datos son dramáticos:

 

Estándar mundial: 6 pasajeros por metro cuadrado.

Promedio en Europa: 4 pasajeros por metro cuadrado.

Promedio Transmilenio: 8 pasajeros por metro cuadrado.

Crecimiento en la demanda de pasajeros entre 2001 y 2013.  Fuente: Transmilenio

EL FRACASO DE LUCHO-MORENO-PETRO

El sistema del Transmilenio tenía que estar completo para 2016 con 388 kilómetros y poco más de 20 troncales (según documento Conpes de 2000). Hoy solo hay 109 kilómetros construidos.

 

Y eso afecta porque si estuviera la malla de troncales completa los usuarios de Transmilenio podrían tomar varias rutas para llegar a un mismo sitio y así no habría hacinamiento. Pero hace seis años no se construye una nueva troncal.

La tragedia de Transmilenio comenzó con el alcalde Lucho Garzón: faltando dos días para terminar su gobierno (en 2007) entregó la licitación de las troncales de la 10ª y 26. Su mayor pecado fue darle uno de los tramos al polémico Grupo Nule. Ahí fue Troya.

El gobierno de Samuel Moreno se declaró anti Transmilenio.

LA CIFRA

2 millones 190 mil pasajeros usan Transmilenio cada día. El plan (diseñado en el 2000) era tener 388 kilómetros de vías exclusivas. Hoy hay solo 109 kilómetros construidos. El atraso es de ocho años.

Gustavo Petro, apenas dos años y medio después de comenzar su gobierno, está anunciando la licitación del Transmilenio de la Boyacá. Él alega que la demora se ha debido a que el Concejo no le aprobó a tiempo los recursos. Y en parte es cierto.

Pero de otro lado hay evidentes fallas de ejecución del Gobierno Petro.

 

1) El mismo gerente de Transmilenio, Fernando Sanclemente, reconoció en el Concejo esta semana que los dos contratos para ampliar cinco de las estaciones más hacinadas se le cayeron el año pasado al IDU por errores.

 

2) El concejal Juan Carlos Flórez mostró cómo la ejecución de infraestructura para transporte público en 2012 solo llegó al 34% de la meta y en 2013 a 68%.

 

3) La prórroga del contrato a los operadores que hizo Petro el año pasado, si bien le significa un ahorro en dinero a la ciudad, implica que se seguirán usando por dos o tres años más los buses que en teoría ya habían cumplido su vida útil.

¡QUE SE DEFIENDAN COMO PUEDAN!

Transmilenio - Portal Norte (Marzo 4 de 2014)

De todos los usuarios de Transmilenio ‘solo’ un 8% se porta mal (se cuela sin pagar, roba, toca a las mujeres, no respeta a los ancianos). Es el dato que da un vocero de la entidad queriendo mostrar como el sistema, en su mayoría, funciona bien.

 

Sin embargo, que el 8% se porte mal implica que son miles de personas cada día. Serían 175.000 ‘maleducados’ si se partiera de la base de los 2,19 millones de pasajeros que mueve el sistema cada día. Pero no es un dato exacto porque una misma persona puede ser contabilizada como pasajero varias veces al día.

 

De todas maneras es una cifra muy alta. Y lo que preocupa es que no se conoce una campaña para mejorar la cultura en el uso del Transmilenio que haya tenido suficiente impacto. Apenas ahora, la secretaria de Cultura está diseñando una.

 

A eso se le suma que las quejas de las personas prácticamente han caído en el vacío. Entre junio de 2012 y junio de 2013 llegaron 26.750 quejas. Es decir, 73 cada día. SEMANA tuvo acceso a las respuestas que les dan a los ciudadanos a algunas de esas quejas y la conclusión es que se trata prácticamente un grito en el vacío.

 

El 50 por ciento de las quejas sobre Transmilenio son por la poca frecuencia de los buses articulados. Y solo, cuando la crisis se agravó, el gerente de Transmilenio Fernando Sanclemente anunció que en ocho meses aproximadamente llegará una flota de 180 buses, entre ellos 80 biarticulados, 70 articulados y 30 padrones.

 

A pesar de la situación tan dramática que viven más de dos millones de bogotanos todos los días, el gobierno distrital insiste en que detrás del caos de Transmilenio hay un complot. Puede que esto tenga algo de cierto, pero la indignación de quienes tienen que padecer todos los días: filas, empujones, robos, esperas y abusos, es suficiente para que el sistema colapse.

Transmilenio - Portal 80 (Marzo 2 de 2014)

Transmilenio - Portal Usme