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ESPECIAL RIO MAGDALENA

EL RÍO QUE SOMOS RIO El río Bogotá vierte cromo, plomo, hierro, detergentes y sólidos en suspensión en el Magdalena. Respiro ambiental El río Bogotá ha sido la principal 46 amenaza del río Magdalena, pues se calcula que diariamente vierte sobre este último contaminantes físicos y químicos en altas proporciones de cromo, plomo, hierro, detergentes y sólidos en suspensión. La contaminación proviene, en su mayoría, de aguas residuales domésticas e industriales, y de la minería. “En todo lo que tiene que ver con la descontaminación del río Bogotá, que es el mayor impacto que recibe el río Magdalena, invertire-mos casi 500.000 millones de pesos”, afirma Jorge Emilio Rey, goberna-dor de Cundinamarca. Consciente de este daño ambiental, la Gobernación diseña estrategias para recuperar el río Bogotá, que desemboca en Girar-dot, luego de nacer en el páramo de Guacheneque, nororiente cundina-marqués, y que recibe aguas de dos ríos altamente contaminados: Fucha y Tunjuelo, lo que impacta severa-mente al Magdalena. En el Plan de Desarrollo ‘Uni-dos podemos más’ se formularon 39 metas para reducir la contaminación del río mediante plantas de aguas residuales para los municipios de la cuenca, incluida la zona norte de Bogotá. En la búsqueda de soluciones, la Corporación Autónoma Regio-nal de Cundinamarca (CAR) iden-tificó, a la altura de los municipios de Girardot y Ricaurte, un tapón químico de dos kilómetros de largo invadido por algas que consumen el oxígeno y provocan la muerte de los peces. Por eso la pesca, una de las principales actividades econó-micas de las poblaciones ribereñas, se ve afectada. Con una inversión que asciende a más de 810.000 millones de pesos, la CAR adelantará la recu-peración y conservación del río. Para cambiarle el aspecto, reforestará 650 hectáreas de áreas degradadas en los municipios de la cuenca, cons-truirá 50 plantas de tratamiento de agua potable en acueductos vereda-les y fortalecerá la gestión ambiental mediante la realización de 20 activi-dades de educación y sensibilización sobre el territorio. “Es la inversión más grande para el río Bogotá que se haya hecho, para mejorar sus condiciones y a su vez la de los municipios que están alrededor del río Magdalena”, con-cluye el gobernador. El río Bogotá es el afluente que más contamina al Magdalena. Para reducir su impacto, la Gobernación y la CAR Cundinamarca trabajan en un proyecto de limpieza que cuesta 500.000 millones de pesos. foto: andrés camilo gonzález


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