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ESPECIAL RIO MAGDALENA

EL RÍO QUE SOMOS Canal: ayer y hoy Gracias a la creación del Fondo la tasa de deforestación de su cuenca es de 20.530 hectáreas al año. 82 Adaptación, Colombia tuvo los recursos y el tiempo necesarios para estudiar los problemas del Canal del Dique, así como sus fortalezas y ventajas con el fin de proponer y diseñar solu-ciones que eliminaran sus sedimentos y conservaran sus logros, en especial, el suministro de agua dulce a 1 millón y medio de bolivarenses y la navegación entre las dos refinerías de Ecopetrol. Un ejercicio así no se reali-zaba desde hacía 135 años, cuando el gran ingeniero holandés Willem Brandsma dedicó dos años, con el apoyo de su compatriota, el matemá-tico A. B. Albers, al levantamiento de la topografía detallada de esta ruta acuática, en ese entonces de más de 160 kilómetros hasta el río Magdalena, y a medir las múltiples sedimentaciones deltaicas dentro del canal que impedían la navegación. Entre 1844 y 1850, el ingeniero norteamericano George M. Totten, por encargo de la Cámara Provin-cial de Cartagena, construyó a pico y pala un canal para vapores de 15 kilómetros de largo por 15 metros de ancho entre Calamar y la ciénaga de Sanaguare, con esclusas para mane-jar los barcos en cada punta. Este canal fue inaugurado en 1850 por el vapor Calamar, cons-truido en Cartagena. En el estudio que Brandsma entregó al presidente de la República, Rafael Núñez, en diciembre de 1887, describió cómo una gran creciente que en 1852 bajó del río por el caño del Real, de Campo de la Cruz hasta Sanaguare, causó el “arrastramiento fatal” de la segunda esclusa de Totten. A mediados del siglo XIX se creía que el dique para vapores sal-varía a Cartagena de la ruina, pero el fracaso de la segunda esclusa de Totten aplazó ese sueño medio siglo. Desde el terrible sitio de Mori-llo (1815) y a partir de la llegada a Colombia de los primeros vapores La intervención del Canal del Dique, la primera gran obra de restauración ambiental en el país, traerá empleo para una zona muy sufrida del Caribe: los Montes de María. Los estudios del ingeniero W. Brandsma, en 1887, mostraron la importancia de construir esclusas en el canal para atajar los sedimentos. POR José Vicente Mogollón* y Rodolfo Díaz Wright * * Exministro del Medioambiente, autor de ‘El Canal del D ique: Historia de un desastre ambiental’ (Ancora,2013). * Ingeniero químico y a bogado.


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