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SUECIA

44 telosa en aplicar un enfoque sin daños, por lo que desarrolla acciones que no empeoren situaciones del conflicto y al mismo tiempo no generen impacto am-biental negativo. “Admiro cómo este país apoya sin imposiciones y muestra un inmen-so respeto hacia las sociedades donde hace presencia”, advierte Ricardo Sabogal. Desde 2004, cuando la cooperación empezó a apoyar al PNUD, se han ca-nalizado a través del organismo cerca de 40 millones de dólares hasta la fecha, destinados a fortalecer organizaciones de víctimas y de reconciliación. “Se fue sembrando la semilla de que una Colombia en paz era posible. Viene ahora otra fase de unos 5,7 millones para consolidar el poscon-flicto. La cooperación de Suecia es excepcio-nal y visionaria, con un compromiso por la construcción de paz que no tiene compara-ción alguna”, señala Arnaud Peral. Este país europeo ha logrado altos niveles de bienestar porque, entre otras cosas, alcanzó un consenso nacional sobre la importancia de una sociedad pacífica y de propósitos comunes que lo hacen viable en términos eco-nómicos y de innovación. Y la paz, sin duda, es un fin funda-mental. “Suecia ha estado con nosotros en muy diversos pro-yectos. Por ejemplo, en la desmo-vilización de los paramilitares contribuyó para que la fundación trabajara en comprender las di-námicas regionales”, dice María  Luis Roberto Sanabria, de Caño Negro (El Carmen de Bolívar). Suecia impulsó en Colombia el programa Defensor Comunitario, para llegar a las zonas afectadas por la violencia. Victoria Llorente, directora de la Fundación Ideas para la Paz. La Alianza Iniciativa de Mujeres Colombianas por la Paz, IMP, también se ha beneficiado de la cooperación. Cuando sus miembros y las comunida-des cercanas son amenazadas, la emba-jada de Suecia los ha protegido. Así lo han hecho en Valle Encantado, corre-gimiento de Las Palomas, en Montería. “La presencia de Suecia, y en especial de la señora embajadora, nos da legiti-midad”, reconoce Ángela Cerón, su directora. “Por los recursos económicos que recibimos, estamos en alianza con organizaciones de mujeres tanto en el trabajo nacional como regional y municipal. Nuestra incidencia se ve reflejada en la participación del proceso de fin del conflicto entre las Farc y el Gobierno. Junto con la Cumbre Nacional de Mujeres, exigimos la cons-titución de la Comisión de Género en la negociación e incidimos para que en el acuerdo quedara el enfoque de género”, agrega Cerón. Y como la guerra acaba, pero la paz hay que construirla, Suecia coordinó una respuesta articu-lada entre los cooperantes internacionales y res-paldó la creación de una arquitectura financiera para el posconflicto. “Fue el primer país en ayudar a la creación del Fondo de las Naciones Unidas para el Posconflicto, y el primero también en depositar recursos, incentivando a otros países a fortalecer este instrumento que facilita una orientación estratégica para canalizar esos recursos de manera articulada”, sostiene Peral. Mayerlis Angarita es consciente de que su vida corre peligro, pero aun así no deja de defender su tierra y su cultura. Cuando los ánimos desfallecen, reaviva las fuerzas recordando que Suecia defiende a su or-ganización: “Estas mujeres no son guerrilleras ni paramilitares: son ciudada-nas que luchan para que no las maten”. Y dice que aunque algunas han sido violadas y asesinadas, “creemos que a través de la palabra podemos construir una sociedad mejor”. ¿POR QUÉ COLOMBIA ES IMPORTANTE PARA LA AGENCIA SUECA DE COOPERACIÓN PARA EL DESARROLLO INTERNACIONAL? La cooperación con Colombia ha estado vigente por muchos años. Comenzó, unilateralmente, en los años setenta, pero desde 2000 es bilateral. Muchas organizaciones suecas trabajan con sus pares colombianas, atentas a la situación que se vive en distintas regiones del país. ELSA HÅSTAD Directora del Departamento de Cooperación con Europa y America Latina FOTOS: CORTESÍA EMBAJADA DE SUECIA Suecia


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