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Herencia de
Timbiquí

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Foto: Carlos Ramírez

Le ganaron al escepticismo

Cuando empezaron a tocar muchos no les tenían fe y hasta les decían “las latas”. Hoy son una de las agrupaciones más destacadas del país gracias a que han fusionado el folclor del Pacífico con jazz, rock y funk.

Los 11 músicos del Cauca que conforman Herencia de Timbiquí tienen historias de vida similares: todos tienen padres que saben tocar algún instrumento y, como otros jóvenes de esa región, crecieron en medio de fiestas patronales, misas y tertulias en las que siempre había alguien que hiciera sonar una guitarra, una tambora o una marimba.

Dedicarse a la música no era una buena idea para alguien de Timbiquí. Era de soñadores y testarudos pues esos ritmos no tenían mayor acogida en otras partes del país. Cuando empezaron en el año 2000 les decían “las latas“, una forma peyorativa de categorizar su música desafinada y sin razón de ser.

Incluso, cuando conseguían un contrato percibían que los organizadores no les tenían fe. Varios de ellos recuerdan que hace unos diez años fueron a tocar en un evento, y cuando la organizadora vio una marimba, unas congas, unos cununos, un bombo, un saxo y una trompeta, pensó que la presentación no iba para ningún lado. La fusión de los ritmos pacíficos con los urbanos le parecía un caos, pero finalmente los dejó tocar y para su sorpresa, tanto ella como el público quedaron encantados.

La persistencia les sirvió para dejar atrás los días de “las latas”, y empezaron a darse a conocer, tal como los herederos Gualajo, Hugo Candelario, Canalón de Timbiquí, Socavon, Justino García y Cantadoras del Pacífico, artistas importantes del Pacífico.

Pero aunque todos estos recogen el folclor de esa región, lo que distingue y separa a Herencia de Timbiquí es la interpretación de Begner Vásquez y William Angulo. La forma en la que Enrique Riascos toca la marimba de chonta y los ingredientes que le suman Julio Mancilla (Batería), Etiel Alegría (Bombo), Pablo Mancilla (Congas / Cununos), Julio Sanchez (Bajo), Cristhian Salgado (Teclados), Andrés Pinzón (Guitarras), Ulises Varela (Saxo) y Omar Trujillo (Trompeta). Entre todos hacen sonar canciones como Te invito, Sabrás , Vive a tu manera, Y qué , Alegre y Me declaro preso.

Begner explica que, además de la particularidad de cada músico, también hay una diferencia entre los sonidos heredados. Según cuenta, en el Chocó los colonizadores fueron españoles e ingleses. Por eso, esa música está más acompañada por instrumentos de viento como el clarinete, el bombardino, la chirimía, y el redoblante. Al sur, desde Buenaventura hasta Tumaco, los colonizadores fueron los españoles. Por eso, la marimba y los tambores están más presentes en sus melodías.

Sin embargo, la idiosincrasia es la misma. Los del norte y los del sur ponen en sus letras esa resistencia y esa lucha por hacer libre su territorio, que por tantos años ha sido fuente de riqueza para unos pocos y de opresión para sus habitantes. “Los cantantes del Pacífico sí que tenemos en común ese grito por la tierra y por la gente, por los afro. Otra cosa que tenemos en común es que nuestra música suena a naturaleza y suena a lo espiritual. La religión (católica) es algo muy importante para nosotros, es la parte más desarrollada de la ética y la moral de nuestra cultura, y es lo que nos hace aprender que debemos estar en armonía con la tierra y con los hombres“, dice Begner.

Cuando empezaron a llevar su música a otras latitudes, como Argentina, México, Uruguay, Estados Unidos, Bélgica, Holanda y Medio Oriente, les sorprendió que no les creyeran que eran colombianos. “Pensaban que en el país no había negros”, recuerdan. Eso los ha hecho pensar que lo que se muestra de Colombia es distinto de lo que es. “Pero también llevando nuestra música por el país nos hemos dado cuenta de que entre nosotros mismos no nos conocemos. En los colegios nos enseñan a Napoleón -dijo Begner- pero la gente no sabe, por ejemplo, que hubo un presidente colombiano negro. Pareciera que por mucho tiempo estuvimos más interesados en lo de afuera que en lo que tenemos. Un músico casi tiene que ser reconocido afuera para que en Colombia lo empiecen a ver”.

Herencia de Timbiquí ya ha sido vista y aplaudida afuera, pero también en Colombia. Fueron primer puesto en el festival Petronio Álvarez, y uno de los grupos seleccionados para cantarle al papa en su visita a Colombia. Se han presentado varias veces en el Festival de Negros y Blancos y se han sumado reconocimientos como Grabación del año en los premios Shock en 2013. El Senado también les otorgó la Cruz Azul Simón Bolívar por su desempeño en pro de la Cultura de Colombia.

“Hemos logrado que esos que nos decían “las latas” ahora nos quieran ver tocar -dijo William- Y lo que más me gusta es que hemos llevado esa música de un barrio pequeño a varios sitios, y les gusta. Desde el más arrabalero hasta el músico clásico. Logra despertar un sentimiento de “esto es Colombia”, y qué bueno que sea Colombia”.