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COLSUBSIDIO - Más allá del lucro

Fue la primera caja de compensación familiar que pensó no solo en darles cuotas monetarias a sus afiliados, sino también mejorar su calidad de vida. Hoy ofrece vivienda, clínicas, colegios, hoteles, supermercados y droguerías a 1,5 millones de colombianos.

Hasta hace 15 años, Colsubsidio le giraba mensualmente un cheque a cada uno de los trabajadores afiliados con la cuota monetaria que por ley les corresponde, algo que en esa época era medianamente manejable. Hoy esta caja de compensación gira cerca de 700.000 cuotas monetarias al mes, una operación financiera que ningún banco soportaría hacer por medio de cheques.
Sin embargo, eso nunca fue motivo de preocupación en esta caja. En 2003 un trabajador propuso automatizar la entrega de las cuotas con tarjetas de banda magnética. Sus directivas acogieron la idea y los afiliados comenzaron a reclamar sus subsidios en los supermercados de Colsubsidio con este plástico.

El asunto no paró ahí. Las funciones de la tarjeta se ampliaron a tal punto que hoy el afiliado no solo puede acceder a esa cuota en los supermercados, sino en los 30 cajeros automáticos que Colsubsidio tiene en Bogotá y Cundinamarca, además de recibir descuentos, acumular puntos y hacer uso de un cupo de crédito. Todo a través de ese pequeño y liviano rectángulo plástico.
 Cuando Luis Carlos Arango, el director administrativo de la empresa, cuenta la historia, dice que cada día se convence más de que las mejores ideas vienen de abajo, de los trabajadores que prestan directamente el servicio.

Pero no solo sobresale por gestionar las ideas de sus empleados, también es una de las entidades que más le aportan al país. Las cajas de compensación son el brazo social de las compañías, administran los recursos que aportan los empleadores para que sus trabajadores reciban subsidios y servicios que mejoren su calidad de vida, y para contribuir a cerrar brechas sociales. Algo que Colsubsidio tiene muy claro desde que nació, hace 61 años.

Esta fue la primera caja que, además de la cuota monetaria, les proporcionó a los afiliados otros servicios: educación, supermercados y droguerías, vivienda, recreación, salud, cultura y turismo social. En la década de los noventa amplió el espectro y comenzó a incursionar en la seguridad social y en la protección social de la gente, de las que surgieron iniciativas como la agencia de generación de empleo que les ofrece un seguro de desempleo a los afiliados, unas cuotas monetarias en alimento y la posibilidad de capacitarse para volver a emplearse lo más pronto posible.

Con los aportes del 4 por ciento sobre la nómina que hacen los empleadores, y los de los afiliados voluntarios, Colsubsidio ha logrado entregarle mucho al país: tiene cerca de 85.000 empleadores afiliados, 1,5 millones de trabajadores afiliados, 14.000 colaboradores directos; ha construido un poco más de 50.000 viviendas de interés social y de interés prioritario; tiene 5 clínicas, 34 centros médicos, 5 colegios (todos bilingües) con casi 7.000 estudiantes, 5 hoteles, 4 clubes sociales y el parque de agua más importante del país: Piscilago. Como dice Arango: "Si eso no es mejorar la calidad de vida de millones de colombianos, no sé qué es aportarle al país".

Es tan grande el abanico de servicios que esta empresa presta, que cualquiera creería que eso podría desenfocarla y hacerla poco productiva. No obstante, cada área cuenta con un gerente o un subdirector para que eso no pase; además, generar ingresos no es la finalidad de Colsubsidio. Al ser una corporación de derecho privado sin ánimo de lucro, en esta empresa no hay socios ni accionistas; la intención es ampliar cada vez más la cobertura en servicios para que ningún aspecto de la calidad de vida de los afiliados quede desatendido. El margen de utilidades jamás será gigante, pero el que hay se reinvierte en el mejoramiento de los servicios existentes y en la creación de nuevos; no llega a manos de privados.

Detrás del trabajo de crear nuevos servicios, otro de los puntos fuertes, hay un equipo de 40 personas repartidas por áreas que buscan innovar en los diferentes servicios que presta Colsubsidio. Todas trabajan bajo una premisa clave: pensar en cada miembro de la familia colombiana. Por eso, los servicios se ajustan cada vez mejor a las necesidades actuales de los colombianos.

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Luis Carlos Arango
Director administrativo de Colsubsidio

Foto: Juan Carlos Sierra

Y si bien a las cajas de compensación, especialmente a las regionales, siempre las ha perseguido el fantasma de la corrupción, en el caso de Colsubsidio no hay cabida para roscas. Cada compra tiene que ser revisada por un comité en el cual el que la solicita tiene voz, pero no voto. Así garantizan que las decisiones se tomen con base en las cotizaciones, en salud, educación, mercados y droguerías, recreación, turismo, vivienda, entre otros.

Que esta empresa, que administra los recursos de otros y no tiene ninguna finalidad lucrativa, figure dentro de esta selección, es una lección de que aportarle al país no solo radica en generar ganancias ni empleos. Ampliar las oportunidades de una persona y mejorar su calidad de vida es quizás igual o más valioso que eso.

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