Ir al especial

CONSTRUCCIONES ARRECIFE - Familia que trabaja unida...

No es la constructora más grande, pero sí una de las más rentables y sólidas del sector. Su secreto está en preocuparse por su capital humano y mantener una relación cercana con la comunidad.

En 1976 Jaime Benítez Tobón tenía un sueño: regalarle un apartamento a su esposa en el último piso de un edificio en Bogotá. Así se aventuró a levantar su primer edificio. Cuarenta años después, lo que comenzó como un anhelo familiar terminó por convertirse en una rentable empresa, que hoy se dedica a construir viviendas de estrato medio-alto, pero también colegios, hoteles y viviendas de interés social.

Desde un principio, la calidad, la honestidad, la cercanía con los clientes y, sobre todo, la responsabilidad social fueron los pilares de Construcciones Arrecife. Una compañía de no más de 200 empleados, que a pesar de la expansión y evolución del sector inmobiliario, se ha mantenido como un negocio familiar. Ese quizás constituye el secreto para mantenerse a flote y también destacarse. Tienen la flexibilidad de tomar decisiones muy rápido y, además, de establecer patrones de conducta que para todas las generaciones sean importantes. Como, por ejemplo, la honestidad y el respeto hacia los trabajadores, clientes y proveedores, explica Jaime Benítez Londoño, presidente de la compañía.

Su esposa, Amparo Londoño Santacoloma, y sus cuatro hijos, quienes hoy lideran el negocio, coinciden en que lo más importante para mantener en pie cualquier empresa es apostarle a la calidad y no a la cantidad. Y lo han demostrado. Con esta política familiar, Arrecife ha logrado levantar más de 40 proyectos inmobiliarios que se traducen en alrededor de 870.674 metros cuadrados en ciudades como Bogotá y Barranquilla. En resumidas cuentas, son una compañía pequeña pero rentable, honesta y que hace muy bien su trabajo con los empleados y la población vulnerable.

El aspecto de la responsabilidad social es uno de sus fuertes. Por medio de la Fundación Jaime Benítez Tobón apoyan a jóvenes colombianos de provincia. Les brindan un apartamento provisional para que tengan un lugar donde vivir mientras realizan sus estudios. Lo único que deben pagar es el 10 por ciento de un salario mínimo para aportar a los servicios de consumo, y, adicionalmente, reciben descuentos en alimentación, mantenimiento del espacio y un acceso a equipos de estudio que les permite explotar al máximo sus capacidades en la universidad.

En esta misma línea, la empresa también construyó un hogar para niños en Guapi, Cauca, y ha trabajado de la mano de las fundaciones Querido Soldado y Corazón Verde para brindar vivienda a 13 militares discapacitados y viudas de la Policía, por valores superiores a los 100 millones de pesos.
Dentro del sector de la construcción, la compañía también saca un diez a la hora de mantener a gusto a su personal y brindarle las mejores condiciones. El índice de clima corporativo de Arrecife es de 85 sobre 100, lo que demuestra que sus trabajadores se sienten valorados. Dentro de sus políticas más fuertes, además, está la de ayudar a sus obreros para construir su propia vivienda a través de subsidios. Promueven la equidad de género con simples iniciativas como la igualdad salarial.

Hace unos años, por ejemplo, nivelaron el sueldo de sus aseadoras con respecto al de los ayudantes de obra. En el cuerpo operativo de obra también tienen como ayudantes a personal femenino, un rol que normalmente involucra solo hombres en el sector. Promueven, asimismo, jornadas de integración familiar, y tanto los empleados como sus hijos pueden acceder a ciertos auxilios económicos para continuar con sus estudios.

Su relación con los clientes y proveedores también se basa en el respeto. Tienen una estricta estrategia de planeación y altos niveles de control para administrar de manera eficiente y cumplida sus proyectos inmobiliarios. Tanto, que según Benítez, si un proyecto se retrasa, él mismo da la cara a los clientes y les explica la situación. Es algo que casi ningún presidente de una compañía hace, pero para Benítez es importante que los clientes sientan que les cumplen, asegura.

image

Jaime Benítez
Presidente de Construcciones Arrecife

Foto: Juan Carlos Sierra

En el tema de legalidad también son contundentes. Tienen una política rigurosa de no aceptar o pagar coimas, están al día con sus impuestos y hasta el momento nunca han estado involucrados en investigaciones judiciales. Para asegurar la transparencia en el manejo de los recursos, hacen auditorías trimestralmente y se apoyan en sistemas tecnológicos como Sinco Erp y Sinergy, que les permiten hacer un seguimiento transparente del manejo de ellos. Adicionalmente, cuentan con Family Office, una plataforma que las empresas suelen utilizar para llevar íntegramente las cuentas de un único grupo familiar con elevado patrimonio (generalmente mayor a 100 millones de dólares). A su vez, trabajan con una revisoría fiscal externa y un sistema contable alineado a las normas internacionales NIIF.

El patrimonio de la empresa fue superior a los 38.400 millones de pesos en 2016 y tuvo unos ingresos operacionales por 15.239 millones de pesos. Pero, a pesar de su tamaño, su desempeño económico resultó mucho mejor al promedio del sector.

Todo esto converge en un punto importante: la innovación de tecnología y la gestión de ideas. Dentro de la compañía ponen en marcha diferentes talleres de capacitación, y le apuestan a invertir en tecnologías de vanguardia como el BIM, que permite realizar un modelo 3D virtual de los edificios.
Para los directivos, la clave del éxito está en hacer las cosas en familia. "Arrecife es el hogar que quisimos construir desde un principio. Donde vamos felices a trabajar, donde queremos crear una mejor calidad de vida para nuestros clientes y nuestros invitados. Y nos destacamos por hacer las cosas bien, en querer hacer lo mejor posible en todos los sentidos", dice Benítez.

image image
Créditos
X