DELL - El que llega primero...

En 1998, Colombia estaba en la antesala de una de las contracciones económicas más grandes de su historia, que ocurrió un año después. En ese momento, la adopción de tecnología en el país aún era lenta, y el pesimismo rondaba entre los empresarios. Ese mismo año, la multinacional estadounidense Dell decidió abrir en nuestro país su primera sucursal de Suramérica, algo poco común para este tipo de empresas, que suelen hacer su debut en la región en el mercado brasileño.

Esta compañía, fundada en 1984 por Michael Dell, antes de tener operación directa en Colombia ya vendía sus computadoras a los consumidores nacionales, que desde acá hacían sus pedidos por vía telefónica.

Esa demanda y el interés que habían identificado en el usuario colombiano los motivó a establecerse en el país. Hoy, dos décadas después, emplean a 235 personas y venden 383.397 millones de pesos al año.

La colombiana Marcela Perilla se desempeña como country manager de Dell en el país desde 2008. Señala que la apuesta por Colombia está en el potencial nacional, al ser un mercado de más de 45 millones de habitantes, así como su estabilidad económica.

Recuerda que comenzaron con diez empleados y con ellos han vivido la transformación de la empresa y del mercado tecnológico.

Al inicio solo vendían computadores personales, pues una de las aspiraciones de Michael Dell era comercializar equipos que fueran asequibles para las personas y no solo para las grandes corporaciones. De los computadores de escritorio y los portátiles pasaron luego a los servidores y ahora ofrecen también los servicios en la nube, explica esta ejecutiva, quien, además, supervisa las operaciones de Dell en los países de la región andina, que, aparte de Colombia, incluye Ecuador y Perú.

Desde 2006, Dell ha realizado diversas adquisiciones, lo que no solo le ha permitido crecer, sino también entrar a nuevos negocios. Quizás, uno de los más notorios se realizó en 2016 cuando completó la compra de EMC, firma dedicada al negocio de data center, lo que le dio paso a una nueva firma: Dell Technologies, una de las mayores compañías tecnológicas de capital privado del mundo.

Esos avances, en términos de alianzas y nuevos negocios, se han reflejado en su operación local, donde la empresa tiene importantes participaciones de mercado en las áreas de almacenamiento, computadores corporativos y servidores.

Actualmente, Colombia es el tercer mercado más importante para Dell en América Latina después de Brasil y México.

Comunidad y medioambiente

Dell no solo está enfocada en comercializar sus productos y servicios, sino que también tiene una profunda conciencia social y medioambiental. Para ejecutarla, usan el programa Dell Giving, con el que apoyan a las comunidades vulnerables.

Se trata de una donación que realiza directamente la empresa y desde hace tres años se ha visto reflejada en Colombia. El municipio de Soacha, en Cundinamarca, fue el primer beneficiario en América Latina del Solar Lab Aula. Esta es una especie de contenedor con once estaciones livianas de trabajo, además de diez portátiles, que comparten recursos tecnológicos para que los aprovechen al máximo las comunidades de influencia.

Para usar los recursos que ofrece este laboratorio tecnológico, se aliaron con la ONG Tiempo de Juego, que es la que se encarga de que todo el software y los computadores sean útiles y relevantes para la comunidad. Al Solar Lab asisten tanto estudiantes de colegio como personas de la tercera edad. Asimismo, unos grafiteros de la zona fueron los encargados de decorar el contenedor para darle mayor colorido y cercanía.

Este laboratorio tiene, además, la ventaja de funcionar solo con paneles solares, lo que implica que es neutro en emisiones y que cumple con los compromisos medioambientales de Dell.

Otra de las apuestas de esta multinacional se enfoca en el desarrollo de su talento humano, pues le interesa ser un empleador atractivo para personas de distintas generaciones, al tiempo que ayudan a formar los profesionales que se requieren para la cuarta revolución industrial, una tendencia inevitable, que implica transformar la educación en el país.

“Participamos en charlas de acercamiento con los niños para mostrarles que para trabajar en tecnología no se requieren habilidades sobrenaturales. Se necesita romper el estigma del nerdo, pues, por el contrario, tener conocimiento de matemáticas, ciencias o computación va a ser clave para la empleabilidad del futuro. Así como en el pasado se dejaron de necesitar personas que alimentaran con carbón las locomotoras, a futuro cada vez se requerirán menos personas en trabajos mecánicos y más que se dediquen a la analítica de datos”, precisa Perilla.

Uno de los trabajos de Dell en este frente se hace de la mano con fundaciones que buscan concientizar a estudiantes de séptimo grado en adelante para que conozcan qué hace una persona que trabaja en tecnología. Así, verán que no todos pueden ser influencers, youtubers o modelos, sino que en las ingenierías o en las carreras técnicas, en las que aprenden reparación de equipos, hay mucho para hacer y para crecer profesionalmente.

De hecho, varios empleados colombianos de Dell hoy trabajan en otras sucursales extranjeras de la firma en áreas como marketing, ingeniería o soporte.

Esta inclinación por ser un buen empleador le permitió destacarse como una de las 25 empresas que más aportan al país. También la llevó a clasificar en la lista de las mejores para trabajar en Colombia, en el primer año en el que se midieron en el estudio de Great Place to Work.

La empresa también apuesta por desarrollar los canales de mayoristas, dándoles soluciones tecnológicas, que pueden, a su vez, traspasar a sus clientes.

En sus operaciones a nivel global, esta compañía aplica su código de ética con clientes, proveedores y colaboradores 1.681 patentes tiene Dell, lo que la ubica como la número 18 del mundo en esa materia. Recientemente, inventó un dispositivo con tres pantallas.

Pese a la devaluación de los últimos años y a la desaceleración de la economía local, Dell ha logrado incrementar sus ingresos en 14 por ciento, en promedio, entre 2017 y 2019, mientras que su sector avanza a 7 por ciento. Otra prueba más de que el que pega primero pega dos veces.