Guía Industrial - Pequeños gigantes

Una tragedia dio comienzo a esta historia empresarial. En 2001, un familiar de Gerardo Flórez y María Smith, fundadores de Guía Industrial de Colombia, contrajo una grave enfermedad denominada anemia aplásica tras intoxicarse por usar por mucho tiempo químicos industriales.

La familia vivió de cerca los terribles efectos de los desengrasantes industriales, utilizados a diario en una planta petrolera para limpiar la maquinaria y la ropa de los operarios.

Nunca se habían imaginado que el contacto directo con químicos, como el varsol, y la inhalación de gases provocan una intoxicación que impide la producción de células sanguíneas y que culmina en un eventual trasplante de médula.

A pesar de los esfuerzos médicos, la enfermedad cobró la vida de su ser querido, quien se había pensionado hacía solo tres meses.

Pasaron cuatro años de una ardua investigación en los laboratorios de la Universidad de Antioquia y de experimentar con varias materias primas –por ejemplo, enzimas de la palma africana, derivados de la caña de azúcar, soya y cáscara de yuca–. Solo entonces obtuvieron el primer desengrasante sin olor fuerte y, sobre todo, sin efectos nocivos en la salud y el medioambiente.

En agosto de 2005 lo lanzaron al mercado con un primer local en la capital antioqueña. Y emprendieron una larga tarea pedagógica para dar a conocer a los potenciales clientes los riesgos de los métodos tradicionales.

Solo en octubre de ese año vendieron el primer desengrasante, que Flórez atribuye a que “poco a poco la gente fue viendo la efectividad de nuestro producto, su manejo más seguro y sus claras ventajas. No era inflamable, ni corrosivo, no olía fuerte y no tenía efectos dañinos en la salud”.

Por esta razón, decidieron sumar al trabajo de producirlo y comercializarlo una serie de capacitaciones empresariales sobre riesgos y autocuidado.

Actualmente, ofrecen nueve tipos diferentes de desengrasantes aptos para maquinaria, textiles, mantenimiento de metales, hogares y tratamiento de aguas. Estos desarrollos les han permitido convertirse en proveedores de más de 850 empresas que operan en Colombia, Panamá y Perú.

Cuentan, además, con certificaciones de biodegradabilidad del laboratorio de la Universidad de Antioquia, tres certificados de Bureau Veritas –que garantizan la biodegradabilidad de los productos y el origen natural de las materias primas–, así como certificaciones del Invima para uso en higiene doméstica.

Una idea que nació como una manera de honrar la memoria de un ser querido se convirtió así en la fórmula de éxito de Guía Industrial de Colombia, hoy una de las 25 empresas que más aportan al país.

La destacan como pionera su impacto positivo en el medioambiente y en la comunidad, con apuestas innovadoras lejos de los residuos del petróleo y otros químicos mortales cuando son mal utilizados. Por ello, Gerardo Flórez, CEO de la empresa, sostiene que la promesa de valor es acompañar a los clientes asesorándolos con los productos indicados, con mejoras de sus procesos, capacitaciones, protocolos y con equipos que dan en comodato.

Conciencia ambiental

Para la empresa no es solo cuestión de utilizar productos biodegradables, sino un conjunto de acciones con gran impacto, como el manejo eficiente del agua, el uso adecuado de equipos de protección personal y la separación de residuos. “Es tener en la conciencia que el futuro está en nuestras manos, y que todos podemos poner un granito de arena para hacer un mundo mejor”, afirma Flórez.

Pronto notaron que sus productos estaban teniendo acogida en el ámbito industrial, al igual que un espacio en los hogares.

Muchas veces, la falta de información no permite que las personas logren dimensionar los daños que provocan algunos productos químicos en la piel o las vías respiratorias, por lo que constantemente se encuentran en las casas elementos nocivos.

La empresa busca alertar sobre el peligro de elementos que muchas veces parecen de uso diario y sobre los cuales apenas advierten que se deben ‘mantener fuera del alcance de niños’.

Guía Industrial de Colombia espera ser reconocida como una firma innovadora, que mira al futuro con productos que contribuyen a la responsabilidad empresarial, a la salud, a la seguridad y al medioambiente en todos los procesos de mantenimiento.

María Smith, socia fundadora, destaca que su compañía ofrece no solo un producto diferente, sino efectivo con innegables ventajas en costos y disminución de riesgos para empresas y empleados.

Para Flórez la innovación es lo que les permite autocriticarse. Es aprovechar las nuevas tecnologías y creer en los sueños para buscar sostenerse en un mercado cambiante y competitivo.

La clave del éxito está en crear una diferencia con los competidores, eso sí, siempre de una forma honesta, agrega el empresario, y que permita al cliente, proveedor y comunidad trabajar unidos en la búsqueda de resultados.

Pero no son los únicos efectos positivos que durante su gestión ha alcanzado esta empresa. A estos se suman los envidiables estados financieros, que, comparándola con otras del sector, ubican a Guía Industrial de Colombia en una indudable ventaja competitiva.

El gran retorno y la rentabilidad de la inversión alcanzada durante los últimos cuatro años muestran que se trata de una compañía que promete no detenerse.

Varias entidades garantizan la biodegradabilidad de los productos y el origen natural de las materias primas 850 clientes de Colombia, Panamá y Perú adquieren los productos amigables con el ambiente que produce esta compañía

Sus fundadores atribuyen este éxito económico a su constante preocupación por el bienestar del consumidor. Y a un propósito claro que demuestra que todo es posible.