Por su arquitectura los conoceréis
<
>
32 - 33
x
Volver >
En imágenes
Un fotógrafo quiere rescatar del olvido a cada pueblo de Colombia.
A Antonio Castañeda Buraglia lo acompaña una cámara y un trípode en su recorrido por pueblos y ciudades del país. A veces se le ve en una grúa o andamio, haciendo señas y sonidos desde la altura, al frente de fachadas de casas, iglesias, y obras que, como él dice, “dejan ver los aspectos políticos, económicos y culturales de una sociedad”. Al bogotano le gusta conocer el lenguaje arquitectónico para plasmar el valor de los lugares que muestra en sus fotografías.
Castañeda estudió arquitectura en la Universidad de los Andes y luego quiso dedicarse a las imágenes. En 1983 donó 12.000 fotografías restauradas al Museo de Arte Moderno de Bogotá, un trabajo que le tomó dos años. La exposición recibía a más de 800 personas cada día, porque, como explica, “la fotografía no intimida como el arte”.
Llegó a Pasto en 1989 para trabajar junto a la comunidad. Con ellos recorrió la ciudad de casa en casa. Consultó los álbumes familiares y escuchó las historias que les permitieron publicar la Memoria visual de Pasto. Ese fue el primero de 16 libros que, con ayuda del Banco de la República, reconstruyó la historia de Ipiales, Cartagena, Pereira, Armenia, Calarcá, Ibagué, Villavicencio, Manizales, Medellín, Bucaramanga, Santa Marta, San Andrés, Montería, Girardot y Tunja.
El artista ahora trabaja en fotografiar uno o dos pueblos por departamento pues cree que así puede hacer memoria y lograr que la gente sienta especiales los lugares cotidianos.
Por su arquitectura los conoceréis
<
>
32 - 33
x
Volver >
En imágenes
Un fotógrafo quiere rescatar del olvido a cada pueblo de Colombia.
A Antonio Castañeda Buraglia lo acompaña una cámara y un trípode en su recorrido por pueblos y ciudades del país. A veces se le ve en una grúa o andamio, haciendo señas y sonidos desde la altura, al frente de fachadas de casas, iglesias, y obras que, como él dice, “dejan ver los aspectos políticos, económicos y culturales de una sociedad”. Al bogotano le gusta conocer el lenguaje arquitectónico para plasmar el valor de los lugares que muestra en sus fotografías.
Castañeda estudió arquitectura en la Universidad de los Andes y luego quiso dedicarse a las imágenes. En 1983 donó 12.000 fotografías restauradas al Museo de Arte Moderno de Bogotá, un trabajo que le tomó dos años. La exposición recibía a más de 800 personas cada día, porque, como explica, “la fotografía no intimida como el arte”.
Llegó a Pasto en 1989 para trabajar junto a la comunidad. Con ellos recorrió la ciudad de casa en casa. Consultó los álbumes familiares y escuchó las historias que les permitieron publicar la Memoria visual de Pasto. Ese fue el primero de 16 libros que, con ayuda del Banco de la República, reconstruyó la historia de Ipiales, Cartagena, Pereira, Armenia, Calarcá, Ibagué, Villavicencio, Manizales, Medellín, Bucaramanga, Santa Marta, San Andrés, Montería, Girardot y Tunja.
El artista ahora trabaja en fotografiar uno o dos pueblos por departamento pues cree que así puede hacer memoria y lograr que la gente sienta especiales los lugares cotidianos.