Rescatan la matemática indígena

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Según un experto

 

“La Etnomatemática devuelve la mirada a los sistemas numéricos y las formas geométricas antes consideradas misteriosas o exóticas: las chinas, las africanas, las mayas y los saberes ancestrales de los Tulé y los Embera Chami, como lo hizo este proyecto”.

 

Luis Carlos Arboleda Aparicio, doctor en Historia de las Matemáticas y su Enseñanza de la Universidad del Valle.

Pedagogos de la Universidad de Antioquia trabajan con comunidades del Urabá para que retomen el aprendizaje de sus saberes ancestrales.

 

La propiedad privada no existe en la comunidad Tule del Urabá antioqueño. La tierra es comunal y los 1.300 indígenas que la habitan, la trabajan y se benefician de ella. Los Tule tampoco usan el metro. Miden el mundo con sus ‘varas’, que equivalen a 225 centímetros. Enseñarles a medir como se hace en una ciudad es, más que difícil, atrevido. Algunos maestros, preocupados por cumplir con los estándares del Ministerio de Educación, lo hicieron. Les imponían a sus alumnos Tule unos conocimientos que nada tenían que ver con su forma de ver el mundo. Luego, los evaluaban con las pruebas del Estado, Saber Pro, que además están en español, un idioma que no manejan.

 

“El resultado era obvio: los niños indígenas quedaban en desventaja y perdían las pruebas”, explica la profesora Diana Jaramillo, de la Universidad de Antioquia. Un círculo vicioso que ella se propuso romper. Conformó un equipo de colegas, educadores y sabios nativos para construir un currículum escolar indígena a través de la etnomatemática.

 

Hoy los tule están rescatando su conocimiento ancestral y sus clases ya no se limitan a los libros estándar. También aprenden mientras siembran plátano y elaboran sus cestos.  En el caso de la comunidad Embera Chamí, con la que también trabaja Jaramillo en el suroeste antioqueño, las clases giran en torno a la construcción de sus viviendas, los tambos. “Cada una de las 80 etnias del país tiene sus propias formas válidas de contar y hay que rescatarlas”, concluye.

 

El mundo no es como lo cuentan

 

Una de las particularidades del saber matemático de los Tule o los Kunas, como también se les llama, es que no entienden los números impares. Para ellos nada existe de manera aislada. Cuando construyen sus casas, por ejemplo, hacen dos simultáneamente: una más pequeña para la cocina llamada la casa hembra y otra más grande donde colocan las hamacas, llamada la casa macho. Los números pares, en contraste, son sagrados. Por ejemplo, el cuatro simboliza los días que permanecen las niñas encerradas durante su primera menstruación y los días de acercamiento que deben tener los recién casados antes de la unión real.