La manera como James Bond pide el martini que acostumbra a tomar en sus películas, se convirtió en uno de los rasgos más marcados de su personalidad y en una fuerte influencia en la coctelería mundial.
La sexta novela de Ian Fleming sobre James Bond -titulada Dr. No- fue el escenario en el que por primera vez el agente secreto británico pidió un vodka martini “agitado, no revuelto”. Desde ese momento, su manera de beber un trago se hizo tan famosa como su presentación: “Mi nombre es Bond, James Bond”.
Con sus palabras Bond también rompió esquemas. “La tradición hasta ese momento era que los martinis se bebían revueltos y no agitados, porque de esa manera las densidades de los licores no se mezclan tanto; simplemente baja la temperatura de los mismos”, explica el bartender Pablo Carrizo, embajador de marcas de lujo para Diageo Colombia.
En cambio, de la manera como lo toma el agente secreto, agitado no revuelto, los tragos del martini se mezclan de manera homogénea, el enfriamiento es uniforme y al beberlo, todos los componentes se sienten juntos.
Pero James Bond no solo cambió la forma en que el martini se prepara; también sustituyó uno de los tragos que hacen parte de la receta original. “Hasta el momento en que aparece James Bond -explica Carrizo- los martinis se preparaban generalmente con ginebra, pero él, en cambio de tomar este licor, pedía el martini con vodka. Eso llamó mucho la atención porque cuando Fleming crea el personaje, el mundo se encontraba en plena Guerra Fría y el vodka era un ícono de la cultura soviética”. Así, el autor sorprendió a los lectores, que veían como un agente británico bebía sus cócteles con un trago que estaba muy lejos de las tradiciones occidentales para entonces.
Al tiempo que Bond ganaba fama en distintos puntos del planeta, el vodka también logró un lugar representativo en la coctelería mundial desde finales de los años 50. Por ello esta industria considera que el agente secreto y su creador tuvieron mucho que ver en esa popularización y que tal vez si el británico acostumbrara a beber sus martinis con ginebra, el vodka se hubiera tomado los bares a un paso más lento.
El exceso de alcohol es perjudicial para la salud. Ley 30 de 1986; prohíbase el expendio de bebidas embriagantes a menores de edad. Ley 124 de 1994.