Informe Especial
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¿Futura despensa?
Para dar de comer a todas las bocas que tendrá el planeta en 2050, la producción mundial de alimento tendrá que aumentar un 70 por ciento. Reto y oportunidad para Colombia.
Según la Organización Mundial para la Agricultura y la Alimentación, FAO, en 40 años habrá que alimentar un tercio más de bocas que hoy, es decir a 2.000 millones de personas más. Al mismo tiempo, los ya escasos recursos agrícolas se verán afectados por el cambio climático y en la mayoría de las regiones del planeta se reducirá el número de personas que vive en las zonas rurales. Se necesitarán nuevas tecnologías para producir más en una superficie menor de tierra y con menos manos.
Los beneficiados de esta demanda serán los países productores de alimentos. No obstante, son pocos los que todavía cuentan con frontera agrícola disponible. Según la FAO, más de la mitad de la tierra que podría ingresar a la producción agrícola mundial está localizada en siete países y uno de ellos es Colombia.
Una de las oportunidades más claras que tiene el país para aumentar la tierra cultivable está en la llamada Altillanura, considerada la última gran frontera agrícola y ganadera que le queda a Colombia. Son 7 millones de hectáreas, de las cuales 4 millones podrían perfectamente ser utilizadas para producir alimentos. El país daría un gran salto social y económico, como lo hizo Brasil hace unas décadas.
Las oportunidades son inmensas. El maíz, por ejemplo, tiene un gran potencial de crecimiento. El año pasado las hectáreas cultivadas de maíz amarillo aumentaron 24 por ciento. El llamado plan estratégico País-Maíz busca crecer la oferta nacional de maíz amarillo y reducir las importaciones. Hasta el año pasado el consumo nacional superaba las 4 millones de toneladas, de las cuales 3.400.000 eran importadas. La meta es elevar la producción nacional a un millón y medio de toneladas y llegar a 250.000 hectáreas sembradas hacia 2014.
El reto es aumentar la tierra cultivable y la producción de alimentos básicos. Colombia produce actualmente 25 millones de toneladas de alimentos, lo que garantiza el autoabastecimiento, despeja riesgos de escasez y da margen para las exportaciones.
Los altos precios de los alimentos en el mercado internacional también son una oportunidad. El índice de precios de la FAO creció durante el año pasado un 23 por ciento frente a 2010 y alcanzó el nivel más alto desde 1990. Según analistas de mercados, la mayor demanda de alimentos en países como India y China y el aumento en los ingresos de la clase media en los países emergentes mantendrá altos los precios de los bienes de consumo humano.
Los TLC que ha firmado Colombia también impondrán grandes desafíos para el sector agropecuario. Los tratados con Estados Unidos y la Unión Europea dejan preocupaciones a sectores como el lácteo y ganadero, pero en otras áreas, como hortalizas y frutas, hay grandes oportunidades. La clave a futuro está en las negociaciones de los TLC con países asiáticos que, como Corea, son importadores de alimentos, de los cuales Colombia podría beneficiarse.
El panorama mundial le abre una gran oportunidad a Colombia que, a pesar de su gran potencial, ha sido uno de los países con mayor rezago en crecimiento agropecuario frente a los grandes países de América Latina. La idea de que se convierta en una despensa alimentaria no es descabellada.