FOTOREPORTAJE

Vidas marcadas

El conflicto en Colombia tiene muchos rostros. Estas son las historias de vida de nueve personas a quienes la violencia no les impidió seguir adelante.

El conflicto en Colombia tiene muchos rostros. Estas son las historias de vida de nueve personas a quienes la violencia no les impidió seguir adelante. (Por Juan Carlos Sierra)

Ramiro Mazo

Para componer y cantar sus canciones de rap, Ramiro Mazo tiene que aprenderse cada línea de memoria porque no puede leer. El 31 de enero de 2011 estaba en un maizal en la vereda La Flecha, municipio de Ituango, Antioquia, cuando un perro que lo acompañaba pisó una mina. Sus padres habían muerto a manos de la guerrilla cuando él era muy niño y desde entonces trabajaba en los cultivos de la familia que lo recibió. Un mes después de la explosión, Ramiro despertó en un hospital de Medellín, había perdido el ojo derecho y la vista del izquierdo. Hoy comparte un cuarto de pensión con su amigo Omar, un curtido taxista que lo acogió cuando Ramiro se cansó de que su familia adoptiva malgastara los auxilios que le había dado el Estado. Quiere ser abogado y aprender sistemas para acompañar sus canciones con sonidos electrónicos.

MEDELLIN, MARZO 21 DE 2013.

 

César Mosquera

“A ustedes se les advirtió”, fue todo lo que dijeron los hombres que llegaron la noche del 15 de abril de 2004 a la finca de César Camilo Mosquera en Zapayán, Magdalena, donde vivía con su abuelo y su hija de 3 años. Venían armados y con pasamontañas, quemaron el rancho y le quitaron cuatro dedos de su mano izquierda con unas pinzas. En 2007 César regresó a la finca. En la madrugada del 16 de agosto el Ejército lo detuvo, acusándolo de pertenecer a las Farc. Tras dos años preso, César demostró su inocencia. Se dedica a la venta de chance y el despacho de licor en una cantina. El motor de su vida son sus dos hijas, de 12 años y 6 meses de edad, y la esperanza de recuperar su tierra que tuvo que dejar en 2004.

ZAPAYAN, MAGDALENA, FEBRERO 21 DE 2013.

Liceth Noche

El sonido de un avión hizo que Liceth Noche, que entonces tenía 10 años, saliera de su casa de la vereda el Palmón (municipio de Ciénaga, Magdalena). Miraba al cielo en compañía de sus hermanos Edinson y Jeison cuando varias explosiones cubrieron de tierra todo alrededor. Días después de ese 12 de junio de 2002, la Fuerza Aérea reconocería que había cometido un error al bombardear equivocadamente la finca de la familia Noche; Liceth perdió a sus dos hermanos, la pierna izquierda y la movilidad de la derecha. La familia decidió no volver al sitio del accidente y desde entonces viven en la capital. Actualmente, Liceth estudia enfermería: “como profesional podré ayudar a quien lo necesite”.

BOGOTA, MARZO 8 DE 2013.

Benjamín Morales

Eran las ‘fiestas de la Ituanguinidad’, en el municipio de Ituango, Antioquia, y Benjamín Morales celebraba en compañía de un grupo de amigos. A las 10:30 de la noche hizo explosión un paquete con explosivos que miembros del 18 frente de las Farc habían abandonado en una caneca de basura. Ese 14 de agosto de 2008 murieron ocho personas y otras 79 resultaron heridas. Del grupo de amigos, Benjamín fue el más afectado por la explosión, fue trasladado a Medellín y tras ocho horas de cirugía, le amputaron el brazo izquierdo. Terminó el bachillerato, tiene 21 años y desde que recibió el grado no se corta el cabello. Espera continuar con su rehabilitación y estudiar Historia o Antropología.

Medellin, 22  de Marzo de 2013.

Jorge Carbonell

Como quien guarda los dientes de leche, la madre de Jorge Mario Carbonell conserva las prótesis oculares de su hijo sin un motivo especial. Tenía siete años y estaba jugando en el antejardín de su casa en Santa Marta cuando recibió un disparo en la ceja. Al parecer se trataba de un ajuste de cuentas entre grupos paramilitares, el cual acabó con la vida de un joven residente del sector. La bala solo pudo ser retirada de su ojo derecho diez días después del atentado. Jorge Mario tiene 19 años y quiere estudiar maquinarias pesadas en el Sena. Le gusta divertirse como cualquier otro joven de se edad, reunirse a charlar con sus amigos, ver televisión y salir de rumba.

Santa marta-magdalena, 20 de febrero de 2013.

Nubia González

Estaba recogiendo desechos y chatarra en compañía de su familia en el resguardo de Barrancón, cerca de la Escuela de Fuerzas Especiales que se había instalado en las afueras de San José del Guaviare, cuando tomó de los escombros un objeto que estalló inesperadamente. Además de sus manos, Nubia perdió un ojo y parcialmente la visión del otro. Siete familiares resultaron heridos, pero ninguno tan grave como ella. La familia sueña con que los armados entiendan el Auto 004 emitido por la Corte Constitucional en 2009. En este se advierte que los jiw, comunidad indígena a la que ella pertenece, son un pueblo en peligro de extinción por causa del conflicto en el Guaviare.

San Jose Del Guaviare, Guaviare, 26 de Septiembre de 2010.

Familia Ceballos

La idea era bautizar a Luisa, que tenía 45 días de nacida, antes de las diez de la noche del 23 de marzo de 2005. Los ocho miembros de la familia Ceballos se dirigían a San Luis, Antioquia, pero entre las veredas de San Pedro y Chumurro cayeron en un campo minado. El abuelo de la niña, Manuel José, activó la primera de las dos minas que estallaron esa tarde. Nancy, la mamá de Luisa, activó la segunda. Padre e hija perdieron la pierna derecha y Luisa, por su parte, logró recuperarse de las heridas que le habían dejado las esquirlas. La familia Ceballos vive del comercio de víveres, Nancy tiene otros dos hijos, de 2 y 5 años de edad, y Luisa, de 9, es una de las alumnas más destacadas de su clase.

San Luis, Antioquia, 20 de Marzo de 2013.

Obed Ayazo

Perdió a su hermano, a su hija y  su vista en menos de tres meses. El 25 de octubre de 1990 su hermano Rafael y otras 11 personas murieron en la masacre de Tierra Alta, Córdoba. Tres meses después, mientras caminaba con su hija de 2 años en brazos por las calles del mismo municipio, recibió cuatro disparos que lo dejaron ciego y le quitaron la vida a la niña. Los motivos del atentado nunca se conocieron, pero él piensa que los asesinos de su hermano creyeron que había sido testigo de su muerte. Hoy Obed, antiguo ebanista de profesión, vive en compañía de sus cuatro hijas y cuatro nietos, y vende bollos y pasteles en las calles de Soledad, Atlántico.

Soledad Atlántico, 21 de febrero de2013.

José Gamboa

José Gamboa, de 60 años, venía de regreso de los llanos cuando se chocó con otro vehículo. No fue grave, pero era necesario hacer el croquis y las pruebas de alcoholemia. Él y el conductor del otro vehículo dejaron sus carros a la orilla de la carretera y la Policía los llevó a Chipaque, la población más cercana. José volvió media hora después y justo antes de subirse a su camioneta pisó un artefacto explosivo que le ocasionó la pérdida de su pierna izquierda. En los días posteriores, al menos nueve minas antipersona fueron desactivadas por el Ejército en esa zona. Actualmente, José madruga todos los días a trabajar en su negocio de fabricación de cocinas integrales.

Bogotá, 8  de Marzo de 2013.

Dairon Ruda

Dairon de Jesús Ruda, de 21 años, había llegado hacía 15 días a la vereda la Aguada, en el municipio de Tarazá, Antioquia, para trabajar en una finca "socolando monte". A las cuatro de la tarde del 21 de octubre de 2012 Dairon regresaba de sus labores. Se acercó a un árbol para conseguir leña y en ese momento estalló un artefacto. Como consecuencia de la explosión perdió su mano izquierda, tres dedos de la derecha, la visión de su ojo izquierdo y casi la totalidad de la visión del derecho. De los responsables nadie sabe, "Es como si nunca hubiera pasado nada", afirma. Hoy se recupera en la ciudad de Medellín con la ayuda de su madre  Maria Trinidad y de su tía Maria Janeth, quienes viajan desde Puerto Valdivia, en el Bajo Cauca antioqueño, para cuidarlo y acompañarlo. Dairon espera con ilusión que los médicos que le asisten se pongan de acuerdo para realizar en su ojo derecho una intervención quirúrgica que, según el diagnóstico de un especialista, ayudaría a que recupere un importante porcentaje de su visión.

Medellín Marzo 18 de 2013

Diógenes Manrique

Recibió su diploma de bachiller a los 18 años en silla de ruedas. Dos meses antes, el 20 de septiembre de 1998, un grupo de niños había encontrado una granada abandonada en un caño cercano a sus viviendas del municipio de Granada, Meta. A las diez y media de la mañana, cuando Diógenes observaba con curiosidad el artefacto, este estalló en su mano afectando  gravemente también su pierna derecha. La explosión alcanzó además a dos niños de 9 y 15 años, quienes perdieron cada uno una pierna. Hoy día Diógenes sostiene a su familia como vendedor de ropa y calzado, y le gusta mucho salir a pasear solitario en su motocicleta. Eso si, asegura, no tan rápido como lo hacía antes, cuando sufría uno que otro accidente por cuenta de la velocidad. Su hijo de seis años lo ha obligado a moderarse.

Bogotá Marzo 13 de 2013

Fransua García

Es artesano y padre de cuatro hijos. A las diez y media de la mañana del Día de la Madre de 2004, en el barrio de San Cristobal Sur, en Bogotá,  se desplazaba hasta un barrio vecino en busca de una tienda. Cuando pasaba por un sitio despoblado lo emboscaron los integrantes de un grupo armado ilegal que había llegado al sector y que completaba cuatro días de parranda en la misma cuadra donde Fransua vivía con su familia. Un día antes él  les había reclamado porque pretendían robar una casa vecina. En  represalia lo siguieron y le dispararon a quemarropa con un changón. Como consecuencia de una infección adquirida durante su tratamiento Fransua permaneció 72 días en coma y fue necesario amputarle su pierna derecha. Pero esto no impidió que hoy, con 38 años, se haya convertido en un consumado deportista. Practica la natación, el atletismo en muletas (especialidad en la que ha ganado varias competencias, entre ellas la Carrera de los Héroes y la media maratón de Bogotá) y el voleibol sentado o sitting Volley, disciplina en la que con su equipo de la fundación Arcángeles ha ganado varios títulos nacionales. Con Jennyz, su compañera con quien vive hace tres años, bailan y hacen exhibiciones de salsa.

Bogotá Febrero 16 de 2013

Humberto Ruiz Cano

Es un comerciante de 33 años que vive con su esposa Daisy y sus tres hijas en el municipio de San Luis, Antioquia. En 2004 Humberto se ganaba la vida arriando mulas en las montañas aledañas a la vereda El Pescado, cuando a las tres de la tarde del 13 de junio, y mientras bajaba con siete mulas cargadas de madera, pisó una mina antipersona. Como consecuencia de la explosión perdió su pierna derecha. La fe inquebrantable en Dios, a quien dedica gran parte de su tiempo, y el amor por su familia, le han permitido a este antiguo arriero salir adelante.

San Luis (Antioquia) Marzo 20 de 2013

Ismaelina Urbano

Vive en Bogotá, donde recicla tapas de envases plásticos. Hace cinco años llegó a la capital proveniente del Cauca para trabajar en oficios domésticos, buscar ayuda del Estado para solucionar sus problemas de salud y ser reconocida como víctima. En 1998, cuando tenía 32 años y se disponía en compañía de su padre a recibir a los trabajadores que llegaban a una de las fincas que su familia tenía en el municipio de Argelia, Cauca, cayeron en un campo minado. Como consecuencia su padre murió  e Ismaelina perdió la pierna derecha. Para completar su tragedia, a los pocos meses un grupo guerrillero asesinó a su esposo, quien seguía trabajando la finca porque "estaba haciendo mucha escama" con el incidente de las minas. Casi inmediatamente el resto de la familia, conformada por la madre de Ismaelina, dos hermanos y cuatro sobrinos, abandonaron sus tierras bajo la amenaza de que "si podían, salieran".

Hoy Ismaelina convive con una familia amiga, también desplazada del Cauca,  y espera que la ayuda del gobierno llegue pronto para mejorar sus muy precarias condiciones de vida. "Cuando vivíamos en el campo nunca pasábamos necesidades", asegura.

Bogotá Marzo 7 de 2013

Luz Emerita

Luz tiene 22 años. Cuando tenía 11 se fue de la casa de sus padres para vivir a la finca de su hermana mayor porque, en un ataque de rabia, su mamá casi la mata a golpes. Dos meses después se marchó con los guerrilleros que periódicamente merodeaban la vereda del departamento de Antioquia donde vivía, porque en varias oportunidades su cuñado  intentó abusar de  ella. Los guerrilleros le habían dicho que la iban a proteger, que no iba a aguantar hambre, que podría estudiar, que iba a tener médico y que iba a poder dormir bien. No le cumplieron ninguna de esas promesas y seis meses después la equiparon y la mandaron monte adentro donde, en compañía de otros menores, trabajaba en oficios de rancho, guardia, incluso abriendo trincheras. Esta situación la llevó a intentar escaparse sin éxito en varias oportunidades y por su conducta rebelde la castigaban con trabajos cada vez más pesados. Cuando tenía 15 años fue trasladada a otro frente en el sur de Bolivar. Allí un hombre mayor, uno de los "mandos", quien era el experto en explosivos del frente, empezó a acosarla, prometiéndole beneficios si accedía a sus pretenciones. Como Luz no le hizo caso, se ganó su enemistad y terminó en un grupo de seis guerrilleros que debía realizar una emboscada a una patrulla del ejército, con el comandante acosador como guía. Tras pasar varios días en el monte, el "mando" envió a Luz una mañana cualquiera a las cinco de la madrugada  por un estrecho camino hasta una quebrada a recoger agua. Cuando regresaba cargando una caneca de 20 litros cayó en una mina que cree fue sembrada para ella, pues luego de la explosión nadie vino en su ayuda. Ocho horas después, y cuando había decidido dejarse morir, fue rescatada por soldados del ejército. Como consecuencia de la explosión perdió la pierna derecha.

Luz, quien había estudiado hasta segundo de primaria, hoy día cursa noveno grado, quiere terminar su bachillerato, estudiar en el Sena y  establecer su propio negocio de peluquería.

Marzo 21 de 2013

Reinel Barbosa

En 2006 Reinel Barbosa, de 20 años y recién graduado de bachiller, llegó a Bogotá proveniente de LaUribe, Meta, para trabajar en en el taller de metalmecánica de un tío. De esta forma seguía la costumbre de sus padres quienes, ante el miedo de que sus hijos fueran reclutados por grupos al margen de la ley, los sacaban de la región al terminar el colegio. En la Semana Santa de 2008 Reinel regresó a visitar a su familia y el 22 de marzo, a las cinco y media de la tarde, cuando se trasladaba en compañía de otras tres personas hasta una vereda cercana para visitar un amigo de infancia, entró en un campo minado, y como consecuencia de una explosión perdió su pierna izquierda. Tras permanecer más de un mes en Villavicencio, Reinel regresó a Bogotá donde, gracias a tutelas y derechos de petición, logró continuar con su recuperación. Intentó regresar a las labores agrícolas y se fue con una hermana a San Juan de Rioseco, Cundinamarca, pero "es imposible caminar en el campo con una prótesis". Regresó a Bogotá a vivir con un hermano y desde 2010 trabaja con la Campaña Colombiana contra Minas, donde presta ayuda a otras víctimas del conflicto, mientras adelanta estudios de  Ingeniería de Redes de Computación y Seguridad Informática en la Universidad Minuto de Dios.

Bogotá Marzo 6 de 2013

Teresa Colón

El primero de enero de 1984 Teresa Colón perdió su pierna derecha al pisar un artefacto explosivo mientras se desplazaba por un camino transitado en los alrededores de Corozal, Sucre. Nunca antes se había sabido en la región de un hecho similar, y nunca se supo el porqué y mucho menos la identidad de los autores del ataque que marcó su vida cuando recién había recibido su grado de bachiller. Superando una pobreza extrema , la discriminación por su discapacidad, y su condición de madre soltera, esta "guerrera del camino de la vida" (como ella se denomina) se abrió paso como empleada doméstica en varias ciudades de la costa y hoy, a sus 49 años, cuenta con inmenso orgullo cómo con trabajo, tesón y tras superar miles de dificultades logró que su hija Geraldine, de 18 años, tuviera la oportunidad que ella nunca tuvo y terminara en la universidad la carrera de Criminalística. Hoy ambas esperan con ilusión que todo el esfuerzo valga la pena cuando Geraldine logre conseguir un empleo.

Soledad (Atlántico) Febrero 22 de 2013

Vicente Pacheco

"Llegué a trabajar en las minas de oro y me encontré fue con las minas quiebrapatas", afirma Vicente José Pacheco, de 62 años, quien a los 36 había llegado hasta El Bagre, Antioquia, proveniente de su natal Montería para buscar fortuna como barequero en las minas de oro de la región. El 23 de abril de 2001, a las 12 y media del día, cuando en compañía de dos de sus hijos acababan de bajar unas guamas de un palo ubicado a pocos metros del camino, ingresó en un campo minado. Sus hijos ya se encontraban a salvo en la carretera y Vicente quedó en medio de al menos 10 minas que no habían explotado y que él, herido en el piso, podía observar porque las lluvias de esos días había removido parte de la tierra sobre ellas. Una hora más tarde otros barequeros lo rescatarían halándolo con unas sogas. Tras soportar una lenta recuperación y la muerte de dos de sus hijos a manos de grupos armados ilegales, Vicente José llegó en 2003 a Bogotá para gestionar personalmente la ayuda del gobierno, pero hoy en día no recibe auxilio como víctima de las minas antipersonas.

Bogotá Marzo 6 de 2013

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