LEY DE VÍCTIMAS: EL GRAN DESAFÍO

“Hay gran rezago en prevención”

Patricia Luna, defensora delegada para las Víctimas, evalúa la ley.

 

SEMANA: ¿Cómo ve la Defensoría la Ley de Víctimas?

PATRICIA LUNA: La Ley 1448 refleja un compromiso real del gobierno y del Estado de reparar a las víctimas. Hay una voluntad política expresa: ningún otro país del mundo ha tenido una ley con un presupuesto que la haga sostenible por diez años. Es muy importante que la ley intente adoptar los estándares internacionales sobre los derechos de reparación integral. También, que se haya consagrado que hay sujetos y tipos de afectaciones diferenciales y que eso se materialice en planes de reparación individuales y colectivos diferenciales.

 

SEMANA:¿Qué otros elementos destacaría?

P.L.: Que sean las víctimas el sujeto de la ley. Y que se piense hoy, a diferencia del Decreto 1290, que la reparación debe ser integral y que la plata no es para lo que las víctimas necesitan sino para que se haga memoria de su ser querido, se recuperen los restos de sus familiares, y se restituyan la vivienda y el empleo.  Es muy importante que uno de los pilares sea la participación de las víctimas. Lamento que el proceso haya sido difícil, complejo y tardío. Pero que las víctimas estén generando un control social, revisión de cuentas, recomendaciones y que sean consultadas en los espacios decisorios, me parece fundamental.

 

SEMANA:¿Qué problemas le ve a la ley?

P.L.: La Ley 1448 es eminentemente administrativa y eso significa que el derecho a la verdad puede quedar un poco en el aire. Deberían hacerse mayores esfuerzos para que, a través del Centro de Memoria Histórica, se trabaje mucho más el tema de la verdad y la memoria.

 

El gobierno dice que ha reparado a más de 155.000 víctimas, pero en el marco de la medida de indemnización económica. Se supondría que además de la indemnización, a las víctimas deben insertarlas en programas de acompañamiento psicosocial, de restitución de vivienda, de empleo, o brindarles medidas de alivio de créditos. Pero todavía ese ejercicio de integralidad no se está dando.

 

SEMANA:¿Cómo está llegando la información a las víctimas?

P.L.:  La Unidad de Víctimas ha avanzado mucho en generar canales de información. La Defensoría ha hecho un trabajo muy fuerte. El año pasado hicimos más de 500 talleres, más de 20.000 víctimas, a través de la Unidad Móvil que llega a municipios en áreas de difícil acceso. Pero se requiere más.

 

“hay que reformular el modelo porque si no, jamás terminaríamos de reparar”

 

SEMANA: El conflicto sigue generando nuevas víctimas…

Ese es el reto más importante que tiene la ley, pero es donde hay muchas dificultades. Si el proceso de reparación fuera a la par de las acciones de prevención a la violación de los derechos humanos se soportaría un poco el incremento del conflicto, pero el país tiene un rezago muy fuerte en prevención. Lo que debería pasar es que haya un programa de prevención al que se le den toda la fuerza y los recursos. La excepción deberían ser los programas de protección. De todas maneras los protegidos son amenazados, vulnerados o asesinados. Por eso, las garantías de no repetición deberían ser el centro: si son efectivas, se acercarán a su derecho a la reclamación.

 

SEMANA:¿Cuál es su posición frente a las víctimas que generan las bandas criminales? 

P.L.:  La posición de la Defensoría es que los afectados por las bacrim sí son víctimas, que esos grupos son estructuras armadas organizadas que tienen un impacto en los derechos de las personas, que los hechos que cometen son delitos que la Ley 1448 referencia: homicidios, masacres, amenazas, desplazamiento, tortura, etcétera.

 

SEMANA: ¿Cómo ve a las autoridades locales?

P.L.:  No es fácil hacer seguimiento a mil y pico de alcaldes. La Unidad de Víctimas avanza en las medidas de su competencia, que son las de indemnización (ella no responde ni por el plan de atención psicosocial ni por las medidas de empleo, educación o restitución de vivienda). Como coordinadora del sistema debe impulsar que estas instituciones respondan. Todas las víctimas deberían tener un plan de acción psicosocial, pero con énfasis en cierto tipo de delitos como la tortura, la desaparición forzada o los de tipo sexual.

 

SEMANA: Pero si el plan es individual, ¿se acabará algún día de reparar?

P.L.:  Si es así, esto es de nunca acabar. Hay que reformular el modelo porque si no, jamás podríamos terminar. Hay que buscar cierto tipo de estrategias más universales sin perder el quid del asunto, que es la integralidad. Es muy complicado.