El entrenador antioqueño Álvaro de Jesús Gómez, célebre por sus éxitos en el torneo de la B, cuenta sus secretos para conseguir el ascenso de Centauros, Cúcuta e Itagüí en 2002, 2005 y 2010 respectivamente.
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La gente piensa que es tan simple como ganarle a ese equipo recién fundado, lleno de ‘pelaos’ debutantes, sin hinchada. Pero no, no es así. Esos ‘pelaos’ corren, meten, atropellan, y aunque a lo mejor serán torpes en algunos momentos, pueden aprovechar cualquier situación del partido, ponerse 1-0 y vaya usted a empatarles en una cancha que no cuenta con las mejores condiciones. En un clima complicado (me acuerdo de la final contra Alianza Petrolera, en 2002 a las 3:30 de la tarde en Barrancabermeja). Por eso he dicho que el campeonato de la B no es fácil. Que ganarlo también tiene su mérito. Y yo lo he ganado tres veces.
¿Que si tengo un secreto? Quizá. Una vez implementé un plan: armar una plantilla conformada un 60 por ciento por jugadores jóvenes y un 40 por ciento por veteranos, con experiencia en la A y en la B. Busco futbolistas en los que, ante todo, prime la riqueza técnica. Que puedan jugar en dos o tres posiciones, pues suelo cambiar el sistema táctico incluso durante los partidos, dependiendo de circunstancias como el estado de la cancha, el clima y el resultado.
El campeonato de la B no es fácil. Ganarlo también tiene su mérito.
La fórmula me sirvió por primera vez con Centauros de Villavicencio en 2002, tras una final en la que ganamos con un penal al último minuto. Entonces la volví a aplicar, con variantes, en otros dos equipos. Con Cúcuta en 2005, cuando ajustaban nueve años en la B. Y con Itagüí en 2010. Con este equipo, además, llegamos a la final del torneo en el que se combinan los clubes de la A y la B. En cuartos de final, por ejemplo, eliminamos a Nacional (por penales) en el Atanasio Girardot, ese estadio donde muchos años antes, siendo un niño, iba a los entrenamientos de Nacional y de Medellín pero no para fijarme en los jugadores sino en el trabajo de los entrenadores. Me generaba curiosidad.
Otro secreto: con Centauros, Cúcuta e Itagüí no perdía de local. Era muy fuerte en casa. Y eso tampoco es fácil. Subí a los tres y en ninguno de los casos pude continuar con mi trabajo en la A por diferentes circunstancias con las directivas. Estoy completamente seguro de que con uno de esos tres equipos habría podido alcanzar a ser campeón en la A. Jorge Luis Pinto lo logró con Cúcuta en 2006. En fin. Una frase ya muy repetida, pero no menos cierta: así es el fútbol.