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Esta semana, mientras en el mundo crecía el pánico por el coronavirus, una luz de esperanza brillaba con fuerza en una esquina del mundo. China, el país epicentro de la pandemia, encendió 50 mil pantallas simultáneamente en 18 ciudades. Algunas ocupaban edificios completos, otras vallas en las calles y otras más se desplegaban en televisores comunes y corrientes. Todas, sin embargo, mostraban lo mismo: miles de rostros de los médicos, enfermeras y personal sanitario que arriesgó su vida por salvarlos de la peor pandemia que ha vivido el planeta en la historia reciente. “Muchas gracias. Bienvenidos a casa”, decían los letreros.
Había razones para esa euforia. El país logró esta semana no tener un solo contagio nuevo entre sus nacionales. Aunque la noticia solo duró unos días alcanzó para recomponer la fe en que el virus es derrotable. De ser el lugar de origen del virus, se convirtió en el ejemplo de cómo superar la emergencia. Su lucha tuvo un costo altísimo. Unos 3.400 trabajadores de los servicios de salud se contagiaron del Covid 19, y 13 de ellos murieron. Entre ellos, el médico que advirtió por primera vez la expansión del virus en Wuhan.
En esta pandemia, los médicos se han convertido en los héroes del mundo. Hoy son la primera línea de batalla de lo que el presidente francés Emmanuel Macron describió como una “guerra sanitaria” con un enemigo “invisible y escurridizo”.
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médica española
En esta pandemia, los médicos se han convertido en los héroes del mundo. Hoy son la primera línea de batalla de lo que el presidente francés Emmanuel Macron describió como una “guerra sanitaria” con un enemigo “invisible y escurridizo”. Trabajan sin descanso en medio de las condiciones más adversas, arriesgan su vida y la de sus seres queridos, incluso sin los recursos mínimos como tapabocas, trajes especiales o guantes. Son el polo a tierra de una sociedad que tardó mucho en tomar conciencia.
La imágen de Elena Pagliarini se convirtió en el primer símbolo de su sacrificio. La enfermera italiana yacía agotada sobre su teclado después de trabajar una jornada interminable. “Estamos en las últimas, tanto física como psicológicamente”, dijo Francesca Mangiatordi, al explicar por qué le tomó esa foto a su compañera. En ese país, el sistema de salud se desbordó completamente. “La guerra ha explotado, literalmente. Las batallas son ininterrumpidas y se libran día y noche”, le contó el doctor Daniele Macchini a The New York Times.
La historia de Marcello Natali también le dio la vuelta al mundo. Este respetado médico de Codogno (el epicentro de la epidemia en Italia) falleció a los 57 años en un hospital de Milán, totalmente solo. Días antes había denunciado que luchaba contra el coronavirus sin guantes porque “se habían acabado”. Uno de sus compañeros, Irven Mussi, le escribió una carta póstuma. “Ciao Marcello. Has muerto solo, como todos. El maldito virus ha derribado otro roble. (…) Me siento profundamente triste, destrozado, pero también furioso. Hemos sido enviados a una guerra sin ninguna protección. Al menos los soldados de infantería llevan cascos”, escribió.
Italia superó la tasa de muertos de China. Tuvo que levantar un hospital de campaña en Cremona, donde trabajan decenas de voluntarios, incluidas algunas asociaciones religiosas.
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Italia, quizá, es el país donde el personal de salud ha llevado la peor parte. Con más de 3.500 muertos y cerca de 2.500 pacientes en cuidados intensivos, los médicos no dieron abasto. Se calcula que en un mes 2.600 médicos fueron infectados con coronavirus. España también colapsó esta semana. Este jueves tuvo que llamar a sus médicos jubilados y residentes de último año para sumar 50.000 personas más al personal sanitario.
“El trabajo es inmenso, agotador, estresante, estás con la bata, la mascarilla y el gorro, te falta el oxígeno y las gafas se te empañan. No había vivido nunca algo así. Es titánico. Me gustaría que fuera una película y ver el final”, le dijo María Antonia Estecha, 57 años, jefa de servicio de la UCI del Hospital Virgen de la Victoria de Málaga, al diario El País de Madrid que este domingo le dedicó un extenso reportaje al heroismo de su personal sanitario. “Es la guerra de nuestra generación”, titulaba la pieza periodistica. Francia, por su parte, amaneció con la noticia de que reportaba el primer médico fallecido por la pandemia.
¿Qué va a pasar si el virus se expande en Colombia? En el país los médicos también son héroes, pero a diferencia de Europa, ellos vienen trabajando en condiciones difíciles desde hace tiempo. El coronavirus, sin embargo, empeorará la situación. La prueba es que con los confirmados que hay hasta ahora, la angustia y el miedo ya comienza a sentirse con fuerza.
En el escenario planteado por el gobierno, cerca de 200.000 colombianos con síntomas graves tendrían que disputarse las 60 mil camas disponibles en el país.
María, jefe de enfermería en un hospital de primer nivel en Antioquia, asegura que ya se siente sobrepasada. Desde que se confirmó el primer caso, es la única que realiza la vigilancia epidemiológica de los sospechosos. “No hay nadie que me reemplace”, dice.
María, jefe de enfermería en un hospital de primer nivel en Antioquia, asegura que ya se siente sobrepasada. Desde que se confirmó el primer caso, es la única que realiza la vigilancia epidemiológica de los sospechosos. “No hay nadie que me reemplace”, dice.
Hacer esa vigilancia implica una fuerte carga laboral y mental. No sólo porque es la única autorizada para tomar las pruebas de laboratorio, sino porque debe interrogar en detalle a cada paciente y a todos los que tuvieron contacto con él. “Si se relacionó con 15 debo hacerle a cada uno un seguimiento de síntomas mañana y noche por 14 días. Imagínese si en un día llegan diez”, explica. “Soy una persona fuerte pero esta semana rompí en llanto, dije ¡Por Dios! ¿Cómo voy a soportar esto?”, afirma.
Una situación similar vive Lisbeth Cruz, pediatra en Yopal, Casanare. “Me angustia sobre todo el sistema de salud colombiano, ya rebosado. No estamos preparado para afrontar una crisis”. En este municipio de aproximadamente 140 mil habitantes sólo hay un hospital de segundo nivel, una unidad de cuidados intensivos para adultos y otra para niños. Muchos médicos regionales como ella se preguntan cómo atender una epidemia si en cada una de las salas hay apenas ocho camas. En Colombia, solo cinco ciudades tienen hospitales de cuarto nivel: Bogotá, Barranquilla, Cali, Medellín y Bucaramanga. Ya se habla de movillizar con el Ejército y la Fuerza Aérea los enfermos en otras regiones.
Número de camas y médicos por cada 1000 habitantes
País
Tasa M.dad
No. camas
No. médicos
China
4%
4,2
1,8
Irán
7%
1,5
1,1
Corea del Sur
1%
13,2
3,7
Japón
2,2%
13,4
2,4
Italia
8,2%
3,4
4,1
España
4,6%
3
4,1
Alemania
0,2%
8,3
4,2
USA
1,3%
2,9
2,6
Francia
3,3%
6,5
3,2
Suiza
1%
4,7
4,2
Reino Unido
4,4%
2,8
2,8
Fuente Tasa de mortalidad: OMS
Fuente Número de camas y Número de médicos: Banco Mundial
La magnitud de lo que viviría Colombia si las cifras se acercan a las de Europa ha levantado alertas. Según el Ministerio de Salud, el país apenas tiene 60 mil camas en Unidades de Cuidados Intensivos. Hoy en el mundo, expertos ya comprobado que existe una relación entre las muertes, la cantidad de camas hospitalarias y médicos en los 10 países que presentan mayores infectados. La situación para Colombia preocupa, pues por cada 1.000 habitantes hay 1,7 camas, cifra similar a la de Irán y la mitad a la de Italia y España.
Según el decreto que expidió el presidente Iván Duque, el gobierno calcula que en el país pueden contagiarse alrededor de cuatro millones de personas. La cifra parece abrumadora, pero es positiva si se compara con Alemania, en donde Angela Merkel afirmó sin titubeos que el virus llegará a dos de cada tres alemanes.
Así, la Procuraduría ha hecho cuentas, sobre la base de las estadísticas que hoy maneja la Organización Mundial de la Salud. Esta calcula que el 82 por ciento de los contagiados permanecerán en casa con síntomas leves, el 15 por ciento tendrá atención extra hospitalaria con síntomas moderados y el 3 por ciento será hospitalizado con síntomas severos. Es decir, que cerca de 200.000 colombianos tendrían que disputarse esas 60 mil plazas. “Tendremos necesidad de quintuplicar las camas de Unidad de Cuidados Intensivos”, alertó el contralor, Felipe Córdoba. Con el agravante adicional de que no todas hoy tienen respiradores. Apenas hay 5.500 en el país, y estos son necesarios en las fases más graves de la enfermedad.
Los médicos españoles agradecen con euforia los conmovedores aplausos que han recibido de los ciudadanos desde las ventanas.
Foto: AP
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La magnitud de lo que viviría Colombia si las cifras se acercan a las de Europa ha levantado alertas. Según el Ministerio de Salud, el país apenas tiene 60 mil camas en Unidades de Cuidados Intensivos. Hoy en el mundo, expertos ya comprobado que existe una relación entre las muertes, la cantidad de camas hospitalarias y médicos en los 10 países que presentan mayores infectados. La situación para Colombia preocupa, pues por cada 1.000 habitantes hay 1,7 camas, cifra similar a la de Irán y la mitad a la de Italia y España.
Según el decreto que expidió el presidente Iván Duque, el gobierno calcula que en el país pueden contagiarse alrededor de cuatro millones de personas. La cifra parece abrumadora, pero es positiva si se compara con Alemania, en donde Angela Merkel afirmó sin titubeos que el virus llegará a dos de cada tres alemanes.
Así, la Procuraduría ha hecho cuentas, sobre la base de las estadísticas que hoy maneja la Organización Mundial de la Salud. Esta calcula que el 82 por ciento de los contagiados permanecerán en casa con síntomas leves, el 15 por ciento tendrá atención extra hospitalaria con síntomas moderados y el 3 por ciento será hospitalizado con síntomas severos. Es decir, que cerca de 200.000 colombianos tendrían que disputarse esas 60 mil plazas. “Tendremos necesidad de quintuplicar las camas de Unidad de Cuidados Intensivos”, alertó el contralor, Felipe Córdoba. Con el agravante adicional de que no todas hoy tienen respiradores. Apenas hay 5.500 en el país, y estos son necesarios en las fases más graves de la enfermedad.
Los trajes especiales y las gafas se han convertido en la capa de estos superhéroes.
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Pero las camas no son el único problema. También hay que ampliar la velocidad y capacidad de realizar pruebas pues, como lo demostró Corea del Sur, el diagnóstico es clave para aplanar la curva de contagios. En este momento, el país se queda corto. Pese a que los epidemiólogos del Instituto Nacional de Salud trabajan a toda marcha para descartar casos, hoy solo dan abasto con 1.600 diarias, que sumadas a la capacidad de otros laboratorios universitarios y regionales darían 3.000.
Para ponerlo en perspectiva, Corea del Sur ha llegado a realizar 18.000 pruebas en un día. Martha Ospina, directora de INS además evidenció otro obstáculo: “No están llegando las suficientes muestras. Al día recibimos 700 u 800 máximo”. Mientras tanto, decenas de personas cuentan en redes sociales que han llamado a las líneas de emergencia y no han podido tramitar que les hagan una prueba.
El aislamiento voluntario que viven este fin de semana varias ciudades busca en gran parte proteger al sistema de salud. “Las medidas no son para evitar que haya contagios. No hay nada que nosotros podamos hacer para evitarlos. Tenemos que prepararnos para minimizar la velocidad de esos contagios y para cuidar a nuestros médicos, un recurso escaso y en este momento, el más valioso”, explicó la alcaldesa Claudia López.
El doctor Marty Brueggemann le pide a los residentes de la capital de Estados Unidos que se queden en casa. Habla del temor de que colapse el sistema hospitalario si el virus se propaga.
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Por el momento, los grandes hospitales no reportan anormalidades. Julio César Castellanos, director del San Ignacio de Bogotá, incluso afirma que el número de pacientes se ha reducido. Explica que, por un lado, “muchos sienten temor de ir a consulta y contagiarse”, y por otro, la ciudadanía entendió el mensaje de que debe priorizar las consultas telefónicas y acudir al hospital sólo en caso de urgencia. Un efecto similar experimentan la Fundación Santa Fe, Reina Sofía y El Country. Aún así ninguno baja la guardia. “Nos sentimos como el estudiante que va para el examen final. Debemos prepararnos, pero sabemos que puede salirse de las manos”, dice Castellanos.
A los médicos también les preocupa no tener los medios de bioseguridad necesarios. Ante la escasez de tapabocas en el país, muchos hospitales ha decidido empezar a usar los de tela y guardar el resto para cuando empiece la verdadera crisis. “Me angustia ver como en televisión los del CTI salen caminando por el aeropuerto con trajes y tapabocas N95, cuando el 95 por ciento de los médicos no los tenemos”, dice la pediatra Lizbeth Cruz.
“Esta es la guerra de nuestra generación”, le dijo un médico español al diario El País de Madrid.
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Muchos ya dan por hecho que se enfermarán por el virus. Otros más han comenzado a llamar a sus familias a decirles que no los verán en meses porque son personal en riesgo y no pueden exponerlos. El procurador Fernando Carrillo le envió una carta al presidente Duque en el que le pide presupuesto para dotar a los médicos de lo que necesitan.
“Quiero empezar por agradecerles a todos los profesionales de la salud, a todos los médicos, enfermeras, personal de soporte, que están trabajando todos los días, porque ellos son héroes y heroínas en esta coyuntura”, dijo el presidente en una de sus alocuciones estos últimos días. La Casa de Nariño aseguró que esta trabajando para que el personal de salud cuente con los recursos que necesita.
La crisis también llevará al límite la salud mental de los profesionales. Aunque muchos no lo sepan, las difíciles situaciones que enfrentan a diario, como extensas jornadas laborales o informar la noticia de una muerte, muchas veces deriva en problemas personales. Varios estudios incluso han demostrado cómo el índice de suicidio en médicos hombres dobla el de la población general y en mujeres, lo triplica o cuadruplica.
“Os hemos oído. Aplaudiendo en los balcones. Y ha sido muy emocionante. Estamos juntos en esto. Y nosotros estamos dispuestos a darlo todo. ¿Nos ayudas? Quédate en casa. Este aplauso es para vosotros".
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Hacer frente a una pandemia como estas sin duda aumentará la carga y los enfrentará a dilemas morales nuevos como decidir quién vive y quién muere, como sucede en Italia. El ex vicepresidente Germán Vargas Lleras compartió un conmovedor audio de una médica española que narra este drama. “Se está eligiendo ya a quién no se intuba porque no hay respiradores. Estamos eligiendo quién vive y quién muere... .A muchos pacientes se les tiene que sedar, tomarles la manita, para acompañarlos a morir... .Va a morir mucha gente y a los políticos no les importa la vida del personal sanitario. Son incapaces de ver o no quieren ver lo que está pasando”, cuenta.
Los médicos no solo han salvado a miles de contagiados (al cierre de esta edición, más de 251 mil en todo el mundo). También han sido la voz más conmovedora para explicar qué los pequeños detalles cuentan. En Colombia Ana María Ríos, una anestesióloga bogotana que vive en Madrid fue una de las primeras en lanzar una alerta. En un texto que escribió para la edición digital de Semana, la médica explicó que la mayoría de los infectados no tienen síntomas y que, cuando siguen su vida normal, estos esparcen la infección y contagian a los más vulnerables. “¿Te preguntas qué puedes hacer? Quédate en casa”, escribió. Su mensaje se volvió viral.
Mientras el mundo está en cuarentena, los médicos y el personal de salud trabajan a toda marcha.
Foto: Juan Carlos Sierra
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Por esos días, España acaba de entrar en cuarentena. El país había dilatado esa medida y tomado decisiones fatales, como autorizar una marcha para el día de la mujer que congregó 120.000 personas y contagió incluso a María Begoña Gómez, esposa del presidente del gobierno, Pedro Sánchez. Las cifras se dispararon y los españoles llegaron con pánico al confinamiento. En la noche del sábado, salieron todos a las ventanas y se unieron en una sinfonía de aplausos para agradecer al personal sanitario. Los vídeos de este acto de amor le dieron la vuelta al mundo. Los médicos contestaron por redes sociales. “Os hemos oído. Aplaudiendo en los balcones. Y ha sido muy emocionante. Estamos juntos en esto. Y nosotros estamos dispuestos a darlo todo. ¿Nos ayudas? Quédate en casa. Este aplauso es para vosotros”.
El mundo entero está anclado en la fe de lo que puedan hacer el personal médicos y la comunidad científica. Mientras muchos políticos piensan cómo sacar su tajada, los supermercados quedan vacíos ante la falta de empatía global y las carreteras se abarrotan de personas que piensan que la cuarentena sirve para salir de paseo, los equipos sanitarios le dan en este momento al mundo la lección más grandiosa de humanidad.