Bisturí y cuchillos. Esas eran las únicas herramientas con las que contaba María del Mar Sánchez para fabricar cañas para oboe, unas pequeñas láminas de madera que son claves para interpretar este instrumento de viento y que son casi imposibles de conseguir en Colombia. Desde 2010 esta música zipaquireña de 26 años había empezado a tallarlas de manera artesanal para suplir su propia necesidad. También vendía una que otra a oboístas conocidos, pero el negocio era más bien informal.
Sin embargo, en 2016 este pequeño negocio dio un salto abismal. El motivo: María del Mar fue una de las 282 ganadoras de ‘Corazonarte’, el primer portafolio de estímulos culturales de la Gobernación de Cundinamarca, y obtuvo un capital semilla de 30 millones de pesos. Así adquirió maquinaria, herramientas e insumos y viajó a Alemania para perfeccionar la técnica de fabricación. Hoy su empresa es la única del país que elabora esta pieza.
Este caso es solo un ejemplo de cómo la administración departamental de Cundinamarca se está tomando en serio el fomento de la cultura. ¿Por qué lo hace? La razón fundamental es que este sector mueve 1,2 billones de pesos anuales en el país, aporta entre el 2,3 y el 3,4 por ciento del PIB y generó un 23 por ciento más de empleos que la minería, según la Cuenta Satélite de cultura del año 2017. Además, en la región moviliza más de 500.000 millones de pesos.
Teniendo en cuenta estos datos el Instituto Departamental de Cultura y Turismo de Cundinamarca (Idecut) cambió el paradigma sobre la labor artística. Con eso en mente, en 2016, el departamento se convirtió en el primero del país en diseñar e implementar un modelo de gestión pública de la cultura: una herramienta de medición, sistematización y control estadístico que identifica, detalladamente, no solo qué labor cultural se hace en cada uno de los 116 municipios, sino cómo se hace, qué falta y qué resultados tiene en la población. Al final se genera un ranking.
¿Cuál es el propósito de medir estos indicadores? Guillermo Forero, subgerente de Cultura del Idecut, responde que el objetivo es “generar herramientas suficientes para que los cundinamarqueses puedan acceder al libre ejercicio de los derechos culturales”. Esto se traduce en crear las estrategias que realmente se requieren en cada territorio.
A partir de este modelo han surgido programas como ‘Corazonarte’, a través del cual se han invertido 2.164 millones de pesos para apoyar el crecimiento, difusión y formación de artistas, emprendedores e investigadores. “Con el dinero del estímulo pudimos grabar un videoclip en la ciudad de Nueva York y crecer más. Estas convocatorias ayudan a los artistas en momentos en que es difícil conseguir recursos”, señala Steven Baquero, guitarrista de Apolo 7, una banda de swing metal de Zipaquirá que se benefició del portafolio.
También se han fortalecido los procesos de las bandas sinfónicas con inversión en giras internacionales, encuentros pedagógicos y apoyo técnico. Gracias a esto, por ejemplo, el municipio de Nimaima logró el primer lugar en el European Music Festival for Young People, que se realizó en Bélgica en mayo de 2019.
Además, el Idecut está restaurando inmuebles patrimoniales como iglesias, monumentos nacionales, museos y casonas históricas. También trabaja en la construcción de inmuebles culturales que incluyen casas de la cultura, bibliotecas y teatros. “Ningún gobierno había invertido tanto en infraestructura cultural”, señala Jonathan Ramírez, gerente general del Idecut.
Este proceso ha generado otros resultados notables en los territorios. Por ejemplo, se ha fortalecido la formalización de los procesos de formación artística de la región y ha aumentado el número de usuarios de las bibliotecas públicas. Además, se han incrementado los portafolios de estímulos culturales municipales, sumándose municipios como Beltrán, Pasca y Cajicá.
Por todas estas razones el modelo de gestión cultural de Cundinamarca fue reconocido por el Ministerio de Cultura en 2018 como referente para otros departamentos. Por ejemplo, Bolívar y Valle del Cauca ya están utilizando el Índice de Gestión Pública de la cultura de Cundinamarca. El objetivo ahora es que se convierta en política pública, para que la labor siga y el departamento continúe tomando la cultura en serio.