Trancones de dos o tres horas. Miles de personas que duermen en los buses para recuperar la energía que pierden en el transporte público. Pitos de automóviles que no paran de sonar. Escenas como esta son comunes a diario en el corredor de la calle 13, que conecta a Bogotá con los municipios del occidente de Cundinamarca. La razón: al menos un 40 por ciento del tráfico vehicular intermunicipal que entra y sale de la ciudad transita por allí, incluyendo el transporte de carga, público y particular. Esa, precisamente, es una de las principales razones por las que se sumaron esfuerzos para revivir el anhelado tren de cercanías, un tren de pasajeros que se inauguró hace 130 años, pero que dejó de operar hace 30 y desde esa misma época ha sido la principal promesa de muchos, siempre incumplida.
Por fin, después de que en mayo de 2016 la Gobernación incoporara el proyecto en su plan de gobierno ‘Unidos Podemos Más’, el departamento está a punto de poner a andar el tren, esta vez con el nombre del Regiotram de Occidente. Para lograrlo unieron fuerzas la Presidencia de la República, la Vicepresidencia de la República, el Departamento Nacional de Planeación (DNP), los ministerios de Hacienda y Transporte, la Agencia Nacional de Infraestructura (ANI), Invías, la Asamblea Departamental, la Gobernación de Cundinamarca y la Empresa Férrea Regional.
Gracias a esto hoy está culminada la estructuración técnica, legal y financiera del proyecto. El 22 de julio de 2019 se publicaron los prepliegos para que las firmas nacionales y extranjeras los conozcan, el 16 de agosto se abrirá la licitación y en noviembre se recibirán las propuestas para adjudicar la obra en diciembre de 2019.
El Regiotram tendrá 17 estaciones a lo largo de 39,6 kilómetros. Cubrirá desde el municipio de Facatativá, pasando por las poblaciones de Funza, Mosquera y Madrid, hasta la calle 26 con Avenida Caracas, para integrarse, luego, con la estación más grande del Sistema Metro. Este trazado no solo beneficiará a la población de Sabana Occidente que transita hacia la ciudad capital, sino también a los habitantes del Distrito en sus recorridos diarios: el trayecto diario durará 48 minutos (hoy día son casi dos horas). Esto representa una ventaja enorme para los más de 100.000 habitantes que se movilizan diariamente.
De esta forma se le dio vida a uno de los 30 corredores verdes que la actual administración de la capital antioqueña, apoyada en la gestión de las secretarias de Infraestructura Física y Medio Ambiente, se propuso entregarle a la ciudad antes de finalizar su periodo, como un aporte importante para mejorar la calidad del aire del Valle de Aburrá. “En el plan de desarrollo de nuestra administración no era una tarea primordial, esta fue una decisión que se tomó a raíz de las situaciones de contingencia ambiental vividas por la ciudad”, explica Paula Palacio, secretaria de Infraestructura Física de Medellín. Y agrega que “lo que pretendemos es que sea un proyecto de largo plazo que permita tomar decisiones que contribuyan a mejorar el ambiente”.
La inversión de la Alcaldía de Medellín en este programa asciende a los 45.000 millones de pesos. La meta es dejar sembrados al terminar 2019 por lo menos 20.000 árboles nuevos, adicionales a los 850.000 que ya se han sembrado en toda la ciudad, así como otros cientos de miles de especies menores. El objetivo principal es recuperar o reconstruir las vías de comunicación de la fauna y flora nativas con la siembra de diversas especies en ejes viales, quebradas y cerros como el Nutibara y El Volador, en el occidente de Medellín, y La Asomadera, al oriente de la ciudad.