El temor es parte de la vida pero cuando se apodera del buen juicio lleva a tomar decisiones equivocadas frente a la magnitud de la amenaza
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Es normal tener miedo. Esa es una característica del cerebro reptiliano que permitió al homo sapiens sobrevivir. Por eso el cerebro está equipado para agrandar un riesgo, pues solo así el individuo puede prepararse para luchar contra la amenaza. Por eso los psicólogos ven natural que la gente se preocupe ante un virus como el Covid-19, del que aún hay mucho por conocer. Sin embargo, “aquí estamos hablando de pánico en el sentido metafórico, ese que lleva a la persona a dejar de pensar, a actuar por el miedo en forma inadecuada para las circunstancias”, dice el psiquiatra y psicoanalista Ariel Alarcón. Para este caso, lo mejor es tomar medidas racionales. Alarcón explica que “en el miedo, el cerebro reptiliano es controlado por el racional”, de tal modo que lo que debe buscar una persona con temor ante el coronavirus es averiguar qué está pasando y “tomar medidas proporcionales al desafío”, agrega.
Recomienda estar en una ventana de tolerancia: funcionar adecuadamente entre un rango que no es el desinterés pero tampoco el del pánico exagerado. Como andar comprando latas de atún, galones de agua o tapabocas por docenas.Un elemento que puede ayudar para alcanzar ese punto medio es estar bien informado. Para tener perspectiva solo basta comparar el coronavirus y la influenza. El Centro de Control de las Enfermedades (CDC) estimó que hubo 45 millones de casos de influenza y 61.000 muertes durante la temporada 2017-2018, mientras que el coronavirus ha infectado unas 80.000 personas en el mundo y ha dejado alrededor de 3.000 muertes. Esto quiere decir que aún la gripe estacional, de la que nadie habla, mata a más gente cada año.
Infórmese por medios de comunicación serios y a través de las entidades de salud del gobierno, no hay que creer todo lo que dicen las redes sociales.
Para el psiquiatra José Posada, es normal sentirse vulnerable y con miedo mientras se reciben noticias alarmantes sobre este brote. “Los rumores y la especulación alimentan la ansiedad”, dice y cita una encuesta reciente que mostró cómo el 42.6 por ciento de los ciudadanos en China presentan ansiedad relacionada con el brote epidémico y el 16.6 por ciento están lidiando con síntomas depresivos moderados o severos. La estigmatización también es una reacción frecuente cuando se dan estas epidemias. Las personas y las comunidades a menudo temen unas de otras y se genera miedo, desconfianza y exclusión social. “El estigma, además, puede llevar a las personas a evitar los servicios de salud por temor a ser excluidos”, explica.
A pesar de esto es importante tomar precauciones. Como el contagio es por contacto, a través de la tos o el estornudo, es mejor no salir de la casa si está enfermo. Y si no lo está, hay que evitar el contacto con quienes tienen gripa y tener una buena higiene de manos. Un sistema inmune óptimo es ideal y eso se logra evitando el estrés, haciendo ejercicio, comiendo y durmiendo bien. Por último, infórmese por medios de comunicación serios y a través de las entidades de salud del gobierno, no hay que creer todo lo que dicen las redes sociales.