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* Estas cifras se actualizan periódicamente
La semana pasada la lucha contra el coronavirus entró en una nueva fase. Justo cuando el número de nuevos casos en China estaba disminuyendo, en Daegu, Corea del Sur, surgió repentinamente un brote infeccioso del mismo virus que en cuestión de 24 horas casi dobló el número de casos de 142 a más de 229. Algo similar sucedió en el norte de Italia y en Irán, entre cuyos afectados están varios altos funcionarios del gobierno. En Alemania y Estados Unidos se presentaron por primera vez casos sin ninguna conexión con China.
Estas infecciones tienen precisamente eso en común: no tener relación con viajes al país asiático donde inició la epidemia, ni con ciudadanos de ese lado del mundo, lo que hace pensar a las autoridades sanitarias que el virus ya entró en una nueva fase y se propaga de manera sostenida en cada uno de estos países. En Europa, naciones como Noruega, Rumania, Estonia y Dinamarca reportaron su primer caso mientras que en América Latina los primeros en hacerlo fueron Brasil y México. Es una demostración de que el virus cruza fronteras y viaja miles de kilómetros sin que nadie lo detenga. Entre jueves y viernes el recorrido del Covid-19 continuó agregando a su lista a Bielorrusia, Nueva Zelanda y Nigeria, el país más poblado de África.
Al cierre de esta edición, ya estaba en 59 países y en todos los continentes, excepto Antártica, y desde el miércoles, el número de nuevos casos fue, por primera vez, más alto fuera de China. En una rueda de prensa Tedros Adhanom Ghebreyesus, director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dijo que el mundo debía estar preparado para una posible pandemia. “No es un momento para tener miedo”, dijo el funcionario.
Pero quién dijo miedo. Estos sucesos tuvieron de inmediato repercusión en las bolsas del mundo, que cayeron durante seis días seguidos, y en el precio del petróleo, que siguió a la baja, mientras el dólar en Colombia se trepó y el viernes hubo negociaciones cercanas a los 3.550 pesos. Los analistas de mercados informaron que esta semana fue la peor para el Dow Jones desde la crisis financiera de 2008. Este negro panorama se sumó a la ya resentida economía por la crisis que el Covid-19 ha generado en China desde principios de año: estancamiento del ciclo productivo, cancelación de vuelos a ese país por parte de 70 aerolíneas y la disminución del turismo en Asia y Europa. En varios medios, incluso, se empezó a hablar de una posible recesión mundial porque el miedo al virus ha ralentizado la economía.
En Estados Unidos ya hay escasez de máscaras y en Colombia, donde aún no hay casos confirmados, 50 viajeros no quisieron montarse en el avión que los llevaría a Madrid porque en la aeronave venía una persona con fiebre que había estado en Italia. Además de eso, la llegada de los colombianos en Wuhan causó todo tipo de rechazos. Criticaron que la villa deportiva fuera elegida como el lugar para la cuarentena porque a diario entrenan 500 deportistas y muchos niños. Todo lo anterior hace pensar que contener la epidemia será tan difícil como apaciguar el miedo en la población.
La expansión del virus también ha creado crisis políticas. En Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha sembrado un manto de duda sobre su capacidad para lidiar con este desafío pues en una conferencia de prensa contradijo a las agencias de salud de su país y desestimó la importancia de la epidemia. Además, designó al vicepresidente Michael Pence, una persona sin mucha experiencia en políticas de salud, como coordinador de la respuesta del gobierno al coronavirus.
Desde que apareció, los científicos han sido diligentes para conocer más sobre el virus. Aunque aún persisten muchos interrogantes, también se pueden afirmar con mayor seguridad otras cosas. Una de ellas es que el nuevo coronavirus tiene la particularidad de no ser tan letal como el Sars, cuya tasa de mortalidad fue de 10 por ciento, ni como el ébola, que está alrededor de 30 por ciento.
La gran diferencia con estos otros patógenos es que el Covid-19 es altamente contagioso. De esta forma es un virus leve con alta capacidad de contagio, lo cual tiene tanto de bueno como de malo. Según un estudio hecho por el Instituto de Control de Enfermedades de China, de los 44.672 primeros casos de coronavirus en este país, más de 36.000 fueron tenues. Esto significa que la gente no desarrolló neumonía y que la gripe se comportó de manera similar a las que ya son familiares para la gente. Algunos incluso tuvieron la infección sin mostrar síntomas.
Ese dato, que es una gran noticia, representa un problema a su vez, pues muchas de estas personas con pocos síntomas o asintomáticas pasan desapercibidas por los controles de las fronteras y aeropuertos, los lugares donde se instalaron los más importantes puntos de chequeo. Eso quiere decir también que siguen viviendo sus días normalmente y contagian a su paso a todos aquellos con quienes entran en contacto. De esta forma el virus se estaría moviendo silenciosamente “y supondría un riesgo bajo a nivel individual, pero un riesgo alto para la población...”, escribieron cinco especialistas en la revista New England Journal of Medicine.
La gripa aviar, que era mucho más severa, fue más fácil de contener porque los pacientes mostraban síntomas inconfundibles que permitían aislarlos para evitar el contagio masivo. Desde 2003 ese virus ha matado a 455 personas. En contraste, los más suaves matan a menos de 0.1 de las personas infectadas, pero son responsables de muchas más muertes cada año porque logran contagiar a más.
Siempre se ha dicho que el nuevo coronavirus se propaga por vía aérea, es decir por las gotitas que pasan al tracto respiratorio superior a través de la tos y los estornudos. Pero gracias a la información que han compartido los científicos chinos se sospecha que su forma de contagio podría ser también por contacto persona a persona. “Su transmisibilidad es muy eficiente”, dice el infectólogo Carlos Torres. Por eso aún “no está claro que con solo aislar a la persona sea suficiente y habría que tener en cuenta además de la higiene de manos, evitar las aglomeraciones”.
La mayoría de infectados se recupera. De acuerdo con cifras de la Comisión China de Salud, de los 78.487 casos en ese país, 32.495 han sido dados de alta y 8.300 siguen en condiciones críticas.
Una vez una persona ha sido infectada con el virus ya tiene inmunidad y no puede infectarse nuevamente con el mismo. Mientras el virus no mute, conservará esa protección por siempre, según los expertos chinos. Esto aplica a aquellos que tuvieron el virus de forma asintomática y leve.
A pesar de la poca información sobre el nuevo patógeno, la revista The Economist en su última edición proyecta que en cada país el Covid-19 podría infectar entre 25 y 75 por ciento de la población. Según el estudio chino, si bien el 80 por ciento no tendría más que una gripe ligera, 14 por ciento de los casos sí serían severos, en cuya situación los pacientes tendrían dificultad para respirar, baja saturación de oxígeno en la sangre y otros problemas pulmonares. El 5 por ciento restante serían críticos lo que significa que podrían sufrir falla respiratoria, shock séptico y múltiples disfunciones en órganos vitales.
El mismo trabajo indica que la tasa de mortalidad del virus es de 2,3 por ciento, pero esa cifra podría ser inexacta porque fue inflada por las muchas muertes que se produjeron en la provincia de Hubei, epicentro de la epidemia en China. De hecho, la mortalidad se reduce a 0,4 en otras provincias diferentes a ésta, por lo que los expertos creen que esa tasa podría ser menor. Además, la mortalidad disminuye de acuerdo con la edad: entre los mayores de 80 es alta, pero en los menores de 50 es mucho menor. Aún así, si el virus se convierte en pandemia como lo vaticina la OMS, los muertos se contarían en millones.
La mayoría de infectados se recupera. De acuerdo con cifras de la Comisión China de Salud, de los 78.487 casos en ese país, 32.495 han sido dados de alta y 8.300 siguen en condiciones críticas. Muchas de las muertes ocurrieron en la provincia de Hubei donde el sistema de salud no logró gestionar la alta demanda de pacientes. Por eso, a la OMS le preocupa lo que podría pasar en países africanos, donde la cobertura e infraestructura de salud es más débil.
14 cosas que debe saber sobre el coronavirus de Wuhan
¿Cuáles son los síntomas? ¿Cómo se transmite? ¿Qué hacer ante la sospecha de contagio? Aquí un resumen de lo que debe saber sobre la enfermedad.
Según los expertos consultados, aunque no se puede asegurar a ciencia cierta, lo más probable es que el nuevo coronavirus llegue al país. Aunque se trata de un patógeno nuevo, Colombia no es ajena al manejo de epidemias. El caso más reciente, según Martha Ospina, directora del Instituto Nacional de Salud (INS) fue el del H1N1 que enseñó a tener un plan de respuesta. Eso incluye saber que en tiempos de epidemias, aun en los países más desarrollados, se ve amenazada la capacidad hospitalaria. Por eso el INS recomienda que solo los pacientes severos vayan a estos centros y que aquellos con gripes más leves se queden en la casa. En estos casos el mejor tratamiento es el reposo, mucha agua y esperar que el sistema inmunológico haga su trabajo.
El ministro Fernando Ruiz, que se posesionará el próximo martes, ha mostrado confianza en el sistema de salud colombiano pues en otras ocasiones, como con el brote de chikunguña, actuó con prontitud y contuvo la enfermedad. No hay nada que indique que esta vez no será igual. Para manejar el miedo, el ministerio está dando pautas para que los ciudadanos sepan cómo prevenir una infección o evitar propagarla. “Es una gripe -dice Ospina- y con eso no la estoy menospreciando porque las gripes causan mortalidad”. También pidió calma, usar tapabocas solo en caso de tener síntomas y consultar la página del Ministerio de Salud o del INS para resolver cualquier duda. Por ahora Colombia está en la primera fase que es la preparatoria. De llegar el virus, el país entraría en la etapa de contención.
Para Torres, además de los protocolos médicos para lidiar con estas circunstancias, los dos factores claves son la preparación del personal de salud y su capacidad de responder rápido. Italia, según los reportes, estaba preparado, pero el paciente cero llegó a un hospital de una ciudad pequeña donde fue mal diagnosticado con una gripa común y por ello infectó a muchos más.
La OMS ha dejado claro que el virus tiene potencial de pandemia. El viernes en la tarde subió su calificación de riesgo alto a muy alto, la máxima que se tiene para este tipo de emergencias. Esto no significa que sea más agresivo ni que vaya a acabar con la humanidad, como se ve en las películas de suspenso de Hollywood. Como explica Torres esta categoría es un nombre que le sirve de herramienta a los países para luchar contra ese patógeno. En caso de que la OMS la declare solo es un indicativo de que la enfermedad nueva está en varios continentes y la lucha es global. No obstante, la entidad no se ha pronunciado al respecto.
Según los expertos la contención del virus, dependerá en gran medida de lo que hagan los gobiernos. Aunque el acuartelamiento de China fue muy criticada, hoy que las cifras en ese país están bajando, la OMS ha felicitado esos esfuerzos. Para The Economist, esas medidas dieron conciencia del problema y cambiaron el comportamiento de las personas. “Sin ellas, China tendría hoy millones de casos registrados y miles de miles muertos”, dice.
En este momento de preparación en que se encuentra Colombia, es importante informar a la gente con datos veraces. El público debe, mientras tanto, acudir solo a entidades autorizadas para conocer más de este coronavirus. Los sitios web del Ministerio de Salud y el INS responden las preguntas más frecuentes. La mayor advertencia de los especialistas es evitar informarse por las redes sociales.
Para tener calma, Torres señala que hay que tener perspectiva. “El dengue ha matado mucha gente este año y está en ciudades cercanas a Bogotá, como Anapoima, pero la gente va allá sin miedo, y tiene riesgo de ser infectado con una enfermedad mortal”. Aunque es normal tener miedo ante lo desconocido, los expertos en salud creen que hay que evitar el pánico innecesario e informarse de cómo se transmite. La idea es evitar viajar a zonas muy afectadas, pero más importante aún, lavarse las manos durante 20 segundos y con mucha frecuencia durante el día; procurar no llevar las manos a la cara y no tener contacto con personas con gripa. Es vital que las directivas de las empresas permitan a aquellos enfermos trabajar desde la casa. El resto sería aplicar el consejo de Winston Churchill ante la amenaza nazi: “mantengan la calma, y sigan adelante”.
