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Los problemas del Tayrona, paraíso en las entrañas de Magdalena, se hacen más difíciles. Tierras de nadie y de cualquiera, licencias ambientales desconocidas, basuras sin control y hasta tráfico de drogas empañan uno de los destinos turísticos más visitados de Colombia.

 

El pasado 17 de abril la taquilla del Parque Tayrona fue burlada por cerca de 200 personas que llegaron de diferentes destinos y encontraron el parque cerrado. Muchos habían arribado un día antes y acamparon a las afueras para esperar que la situación cambiara. Al pasar las horas se agolpó un buen número de turistas y haciendo caso omiso a la advertencia de Parques Nacionales de que el parque ya había sobrepasado la capacidad de carga (6.900 persona al día), subieron sin registro y sin pagar la taquilla. El Esmad llegó a controlar la situación, que estuvo bajo la zozobra hasta el viernes 18 de abril, en plena Semana Santa.  “Es imposible avisarle a la gente con anticipación (…) nuestra primera obligación es velar por la conservación de la zona protegida”, explica Julia Miranda, directora de Parques Nacionales Naturales.

 

Como si fuera poco, desde diciembre del 2013 no llueve (Lea "Sequía en Santa Marta, ¿culpa de todos?"), lo que podría generar, según los ambientalistas y lugareños, una catástrofe ambiental y sanitaria peor que la ocurrida en Casanare por la ya evidente escasez de agua dentro del parque.

Tierras en varias manos

El parque nacional natural Tayrona fue declarado área protegida en 1969, pero eso no ha impedido que varios reclamen y vendan títulos para poder explotar un pedazo de este. Las áreas más apetecidas son las que tienen playas seguras para ofrecerles a los turistas. Arrecife, La Piscina, el Cabo San Juan del Guía, Bucarú, Bahía Concha y Neguanje son las más buscadas.

En cifras el panorama se vuelve desalentador. Según el Instituto Geográfico Agustín Codazzi (IGAC), 59 personas figuran como propietarios de importantes porciones del parque; ellos ya estaban establecidos cuando el parque fue declarado área protegida y eso, más los registros de propiedad, los haría dueños legítimos de sus predios. El problema es que hay más personas que dicen ser dueñas de alguna porción reclamando derechos de asentamiento. Según un estudio hecho en el 2002 por el abogado Filipo Ernesto Burgos, los dueños del Tayrona llegarían a ser más de 200 (Ver documento) “El Tayrona se lo robaron, más de la mitad del parque pasó a manos de privados”, le dijo a este medio Burgos.

La directora de Parques confirma el embrollo de las tierras. “La problemática del Tayrona en tierras es muy grande. Tras un estudio entre Superintendencia de Notariado y Registro, el Igac y el Incoder, vimos que hay muchas personas que dicen ser dueños y no lo son; otros sí lo son, pero muchos predios del Estado están ocupados por personas que no tienen ningún derecho sobre la tierra”, dice la funcionaria y agrega que el parque está en la fase de restitución de varios predios, tarea dispendiosa del Incoder.

Algunos han llegado a hacer negocio para ofrecer áreas de camping en predios que están en disputa. La situación se complica cuando en las temporadas altas (fin y mitad de año) el caudal de turistas rebasa el límite de los campamentos legales; allí los problemas sanitarios afloran. Los administradores de algunos de esos negocios se quejan porque no pueden hacer mejoras en las ya precarias construcciones. Parques Nacionales vigila atentamente cualquier movimiento de madera, ladrillos o cemento y si alguno llega a incurrir en esta falta, puede llegar a recibir una medida preventiva (que se ha convertido en un espantapájaros), entre otras sanciones. En el parque es casi un pecado construir con esos materiales, pero en Arrecifes se erigen varias construcciones que hacen parte de la concesión de Aviatur, la rabia de algunos pobladores con la agencia de viajes es que a ellos sí les aprueban los permisos “para hacer lo que se les da la gana”. Lo real es que Aviatur hace mejoras y construcciones con el permiso del Estado.

Doña Lili, como la conocen todos los lugareños del parque, dice tener más de 40 años viviendo en el Tayrona en diferentes lugares. Aunque acepta que los ha vivido en “partes ajenas”, quiere que el Estado le reconozca alguna porción por todo el tiempo que ha trabajado en el lugar. Incoder la ha tildado de invasora a pesar de tener autorización de los propietarios para trabajar allí. “No es justo que a mí me echen de un momento a otro; yo dejé aquí mi niñez, mi adolescencia, para que vengan a sacarme así. Nos deberían antes ayudar a mejorar para ofrecerle al turista lo mejor”, dice la mujer de 56 años que tiene un restaurante hecho en madera, plásticos y lata.

Quizá lo que muchos no saben es que para hacer una mejora se debe tramitar una licencia ambiental y para ello se debe demostrar con claridad que se es un dueño legítimo o tiene al frente algún tipo de concesión. Pero como la historia de doña Lili hay varias que evidencian el verdadero tamaño de la maraña jurídica que cubre al Tayrona, hoy más que nunca lejos de desenredarse.

“Siento como una amenaza encima de que me vengan a sacar. ¿Cómo es posible que el mismo Gobierno lo desplace a uno?”.

Doña Lili

Basuras: Lo que entra no sale

La guerra contra los residuos sólidos a primera vista parece estar perdiéndose. Semana.com comprobó la falta de medidas e información clara para turistas y administradores de zonas de hospedaje. Muchos viajeros deben pasear por horas sus residuos antes de encontrar algún lugar para depositarlos. Muchos de ellos deciden tirarlos en las quebradas o al lado del camino.

“Así suene ingenuo, el turista debe tener conciencia de que está entrando a un área de extrema importancia, debería concienciarse de que si lleva basura, debe sacarla, pero eso no exonera la responsabilidad de poner todas las facilidades para que esto se dé”, opina José Yunis, director de la ONG The Nature Conservancy (TNC).

A la falta de conciencia se suma el embrollo de los sitios de hospedaje y de camping, pues la basura se mueve en masa. Allí los administradores deben recolectar, clasificar y bajar a caballo hasta la salida del parque cientos de costales llenos de basura con sus propios recursos. El administrador de las playas de Cabo San Juan del Guía, Luis Martínez, se queja porque no ha podido construir un lugar adecuado para las basuras; “Parques no nos da el permiso, tenemos toda la voluntad de ayudar con las basuras. Tenemos un punto de acopio donde las tierras no nos pertenecen pero estamos favoreciendo a toda la zona. Vamos a retirar eso para presionar a Parques a que ellos ubiquen un sistema de recolección de basura”.

¿Está faltando gobernabilidad en el parque? Yunis cree que si el esquema no es claro, debe haber un plan de choque para que se ponga en marcha. Por su parte, Julia Miranda defiende la efectividad de las campañas de sensibilización, pero también apunta a que “lo que entre debe salir”, o sea, debe ser tarea del turista saber qué tipo de área está pisando (un parque protegido) y no contaminarlo con lo que trae. Aunque Parques dice repartir cartillas y bolsas a los turistas para ilustrar el manejo responsable de basuras, este reportero no vio en dos visitas tal estrategia.

Enemigos del camino

En el acta de la última reunión de los arrieros asociados que prestan el servicio de carga en caballos y mulas se hace un estimado de 237 animales que están por todo el Tayrona. Podría ser más, pues cada dueño o administrador de los sitios turísticos o privados puede hacerse a sus animales y ponerlos a trabajar en el parque sin límite evidente alguno.

Los 200 animales que suben y bajan a diario están deteriorando el camino de herradura, que en invierno puede llegar a causar accidentes. “Como hace rato no llueve, lo único con lo que sufrimos es con el polvo que da gripa, pero cuando llueva, por aquí no se va a poder andar”, cuenta José, uno de los arrieros, que trabaja con Arrestayrona hace más de cinco años. Él mismo reconoce que los animales, además de estar deteriorando los senderos, a veces ocasionan accidentes con los turistas. En ocasiones el camino se hace tan escarpado, que los animales se han volcado y han herido a las personas que llevan. O situaciones incontrolables como los nuevos caminos que hacen los animales, que luego se presta para confusión a los caminantes, pues el problema de señalización es también de fondo.

Ahora, ¿son necesarios 200 caballos?, ¿no está prohibido tener animales de carga en sitios protegidos? Los caballos que están circulando hoy por el Tayrona son legales, pero el objetivo de Parques es acabarlos o reducirlos a lo mínimo que sería carga pesada y para reaccionar ante algún accidente, como se hizo en El Cocuy, donde cerca de 900 caballos operaban. Esto desmonta los rumores entre los arrieros que hablen de las intenciones de una nueva asociación que piensa meter más caballos al Tayrona y continuar el negocio redondo. Si Parques cumple el objetivo, este plan no se concretará y antes se irá sacando gradualmente a los animales para poder conservar y tratar el estado de los senderos.

“Como hace rato no llueve, lo único con lo que sufrimos es con el polvo que da gripa, pero cuando llueva, por aquí no se va a poder andar”

¿Playas negras?

En el camping ‘Don Pedro’ la capacidad máxima de hospedaje es de 100 personas. En temporada alta pueden llegar y acomodarse como puedan unas 300 personas. El Cabo San Juan del Guía es apto para albergar 250 turistas, pero llegan hasta 700. Sin duda hay superpoblación. ¿Y los desechos? En el Cabo dicen tener pozos sépticos que ellos mismos acondicionaron, en otros sitios evaden la pregunta. No hay que buscar mucho para toparse con aguas negras que dan a las quebradas y de ellas, al mar. En la zona de Arrecifes Semana.com encontró un ejemplo claro. A unos metros del caserío ‘Bucarú’ el olor es intolerable. Debajo de unas palmas cortadas se ve una manguera rota que deja una estela de lodo varios metros a la redonda. Esa situación ya está afectando el restaurante Doña Lili, contiguo al caserío. El riesgo de contaminación por la proximidad de aquellos desechos es alto, y los niños y los ancianos ya están sufriendo de brotes en la piel.

“Si hay descontrol en las aguas negras dentro del parque me parece que hay que tomar acciones, pues se trata de proteger estas joyas de los ecosistemas”, pide José Yunis. Pero las acciones son pocas, pues Parques limita lo que pueden hacer los administradores de los sitios en cuanto a construcción amparados en el cuidado del parque, como lo confirmó uno de los encargados de una zona de camping en Arrecifes que no quiso ser identificado: “Sabemos que los servicios públicos son fundamentales, pero si aquí intentamos mejorar algunas condiciones, no nos permiten hacerlo”. En este punto Julia Miranda es vertical. En diálogo con Semana.com anunció que “muchos de los que están contaminando tendrán procesos administrativos sancionatorios que terminarán en multas. Y los que tengan derecho de estar allí tendrán que mejorar su infraestructura o si no, lo que va a pasar es que no van a poder seguir prestando el servicio”.

Aunque está a varios kilómetros de distancia, sería una pena que las playas del Tayrona terminen como están las más visitas de Santa Marta. El abogado Alejandro Arias dio a conocer en un informe (Vea el informe) que en las playas de la línea de la costa hay evidencias de contaminación microbiológica. Esto basado en tres estudios de diferentes fuentes donde concluyen que en las muestras se encontraron coliformes totales y fecales. Un caldo de cultivo para potenciales infecciones.

“Muchos de los que están contaminando tendrán procesos administrativos sancionatorios que terminarán en multas”

Julia Miranda, directora de Parques Nacionales Naturales.

¿Un santuario seguro?

A primera vista la presencia de la Policía en el parque es mínima. Los pobladores y turistas dividen las opiniones, pues para unos es más seguro no encontrarse con gente armada en los senderos y otros quisieran que en los parajes más apartados hubiese cuerpo policial. ¿Por qué? Aunque son pocas las denuncias que tiene la Policía de Magdalena sobre eventos violentos dentro del parque, en cada temporada alta hay hechos que enturbian la tranquilidad de los visitantes. La mayoría de estos son robos de dinero, celulares y cámaras.

En sitios atractivos como La Piscina, Boca del Saco y Playa Brava no hay presencia policial. De necesitar a un policía, se tendría que caminar o enviar a un emisario a unos 20 minutos. Por su parte, el coronel Fredy Tibaduiza, comandante de la Policía Metropolitana de Santa Marta, defiende la presencia de algunos efectivos carabineros “24 horas en seis playas”, pero también reconoce que “es imposible tener una cobertura permanente en las 19.000 hectáreas” del parque.

Algunos robos han sido frustrados gracias a la cooperación de los lugareños, que ya más de una vez han podido dar con los ladrones y retenerlos hasta que llegue la autoridad.

“Sí hay presencia policial, se hacen operativos, pero aun así pasan cosas, hay robos entre los mismo turistas. Por aquí hay mucha tranquilidad, saben que no se pueden poner en esas porque hay grupos que… ya sabes, hacen control. Los identifican y después les hacen la vuelta”, le dijo a Semana.com una fuente que ha vivido por 20 años en el parque y pidió reserva. Sobre esto Tibaduiza descarta de plano la presencia de bandas criminales. “Podemos dar tranquilidad, son sitios que se visitan permanentemente y no hay ninguna preocupación”, le dijo a este medio.

Sin salvavidas 24/7

“En esta playa más de 100 personas se han ahogado. No sea parte de esta estadística. Piénselo antes de ir a nadar”. En Arrecifes hay más de 20 avisos como este, que en inglés y en español advierten del peligro de esa playa. Aun así, esa cifra se ha quedado corta. No hay un cuerpo de salvavidas nutrido y en temporada alta la Defensa Civil es la encargada de estas labores. Pero apenas se termina la afluencia de turismo en masa, los funcionarios dejan el parque; por eso a veces la tarea de no nadar después de las 6:00 p. m. o salirse del mar cuando está “enfurecido” no se hace y se presentan accidentes en que muchas veces terminan costándole la vida a alguien. “Estos pelaos de la Defensoría Civil son aficionados y no tienen experiencia en esto. Hace un mes se ahogó una persona en Playa Brava, ¿dónde estaba Parques para sacar al muerto de ahí? Nos tocó mandar una lancha de nosotros y no se pudo hasta que la Guardia Costera vino y rescató el cuerpo”, anotó Luis Martínez.

 

Parques Nacionales reconoce que falta personal y que “la posiblidad de tener control sobre el área total es imposible”.

 

La prensa de Santa Marta ha registrado innumerables casos de ahogados en las playas del Tayrona. ¿Qué falta? Los turistas no se toman en serio los avisos de estrellas negras, por eso en esta playa, como en Playa Brava, lo más indicado sería contar con la asistencia de personal calificado todos los días para prevenir y enfrentar una situación que implique riesgo. Pero Parques no tiene los recursos.

Este video da fe que los incidentes de ahogados son pan de cada día

El difuso rastro de las drogas

El Tayrona es un santuario también de libertad, lo que han sabido aprovechar las personas que buscan lucro por medio de las drogas, donde ya tienen canales bien establecidos para hacer el negocio más efectivo. Aunque es un secreto a voces y nadie quiere denunciarlo, varios lugareños le contaron a Semana.com que los jóvenes desempleados están siendo usados para este fin. En la taquilla de la entrada al parque se hace normalmente una minuciosa requisa donde la Policía decomisa objetos prohibidos como aerosoles o armas, pero es inevitable que se encuentren estupefacientes y se confisquen. En lo que va del 2014 se han decomisado 547 gramos de marihuana. Pero ¿por dónde está entrando droga? Parques Nacionales ve necesaria la participación ciudadana para lograr identificar y desmontar esos negocios.

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Trabajar “con las uñas” es uno de los lastres de Parques Nacionales, lo que en Colombia por tradición también se configura como un reto. Desde cualquier punto de vista, los 67.000 millones de presupuesto para 58 parques en el territorio colombiano son insuficientes. Para el Tayrona apenas se destinan 762 millones.

 

Cuando afloran los problemas y las ausencias de un parque como el Tayrona muchos se preguntan si con la entrada de la mano privada, por medio de un proyecto hotelero la situación podría mejorar. En alguna partes del mundo ha sido beneficioso y se ha tenido más control bajo estándares responsables. Los ambientalistas no están de acuerdo. En últimas, el Gobierno ha sido claro. Después de la tormenta en el 2012 que generó el proyecto hotelero de seis estrellas se decidió que no va a permitir infraestructura dura nueva en los parques naturales. Por eso la solución se encuentra en el nivel de sensibilidad que puede despertar un paraíso como este. Tanto el Gobierno, las instituciones, lugareños, como turistas deben entender que el parque Tayrona es una joya de la biodiversidad y así se le debería tratar. El área requiere de especial tratamiento ya sea desde el turista haciéndose responsable de su basura o el Estado destinando recursos más importantes para atajar problemáticas que se solucionarían con presencia institucional. Pero los dolores del Tayrona no se van a calmar con paños en agua tibia, el compromiso y la sensibilidad de todos frente a la naturaleza es fundamental para conservar y seguir disfrutando este patrimonio natural orgullosamente marca Colombia.

“La posibilidad de tener control total sobre el área es imposible”

Julia Miranda, directora de Parques Nacionales Naturales, explica punto a punto qué está haciendo esa institución para proteger al Tayrona.

Textos y fotografía: Fabián Cristancho - Diseño y montaje web: César Alberto Moreno V. (Periodista de contenidos multimedia e interactivos)