RECLUTAMIENTO
FORZADO
Las cifras muestran que las FARC son los mayores reclutadores de niños en todo el país pero la realidad de Quibdó es completamente opuesta. Los habitantes de la ciudad afirman que los grupos pos-paramilitares tienen el control, especialmente Los Rastrojos, y que son ellos quienes utilizan a los menores de edad como informantes o para transportar droga y empuñar un arma.
“Me querían matar por las cosas
malas que hacíamos”
CARNE DE CAÑÓN
En medio de un conflicto que les es más ajeno que propio, los menores de edad son utilizados por todos los grupos armados ilegales que operan en Quibdó, para llevar droga, informar o disparar un arma, como le pidieron a un joven de 15 años con el que habló Semana.com. Dice que comenzó a robar desde los 13 años, al servicio de “un narcotraficante” de la zona norte, el área más pobre de la ciudad. Se negó luego a entrar a un grupo ilegal y tuvo que huir para que no lo mataran.
“Los jóvenes sienten que no tienen futuro”, explica Hamilton Robledo, trabajador de la Pastoral Social.
La mayoría de los muertos recientes en Quibdó tenían menos de 25 años. De acuerdo a la Defensoría en Chocó, 46 por ciento de la población infantil y juvenil está en riesgo de reclutamiento. Esto significa que alrededor de 35.000 correrían ese peligro.
Desde los 7 años, las bandas utilizan los niños. El primer trabajo: pasar droga de un barrio a otro.
SIN NADA PARA HACER
El lugar más vulnerable de todo Quibdó es la zona norte, una periferia donde vive la mayoría de los habitantes de la ciudad, que no tiene acueducto y está a merced de los grupos ilegales, sin que haya una estación de policía ni los uniformados vayan según los pobladores. Existe un único polideportivo, dentro de un colegio. El acceso al público se restringió cuando niños entre 10 y 15 años, desescolarizados y que trabajaban con pandillas, hicieron matoneo a los estudiantes. La otra cancha que había se convirtió en un centro lúdico a puerta cerrada donde caben pocas personas. Este es el mejor caldo de cultivo para los grupos ilegales. “Desde los 8 años los empiezan a buscar –dice un líder comunal-. Primero es para cualquier ‘vuelta’ y después con trabajos legales, como pegar ladrillos”. Sólo es un anzuelo. Un día cualquiera lo citan para llevarlo a otro trabajo y el niño termina en un pueblo recóndito del Chocó donde el grupo armado ilegal lo obliga a quedarse.
60 % de la población de Quibdó tiene entre 0 y 28 años.
De los 114.000 habitantes de Quibdó, 70.000 son víctimas del conflicto.
Quince jóvenes de Quibdó se unieron para crear el grupo de rap Alianza Urbana. Este colectivo no sólo habla sobre lo que padece la capital chocoana sino que además les ofrece una oportunidad a los niños, diferente a los grupos armados.
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Investigación periodística: María Clara Calle | Diseño y montaje web: Carlos Arango | Video: Alex Guerrero