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Especiales Semana: La Revolución de la Infraestructura

el municipio de San Cayetano, Cundinamarca. Vestido con camisa blanca y pantalón de paño, Juanito –un estudiante amante de las matemáticas– es el primero entre sus 53 compañeros en pararse a bailar una cumbia con la ministra. Una ola de confeti blanco y rojo vuela en el aire, y los alumnos, profesoras, padres de familia e inte-grantes 30 de la caravana aplauden y ondean carteles hechos a mano con palabras de gracias y bienvenida. La energía de los niños es algo difícil de explicar. Cuando vuelve y ruge el motor del bus, esta vez rumbo al destino final –Puerto Boyacá– los funcionarios y sus acompañantes parecen recargados. La noche entra en plena carretera y es difícil ver los avances que registra la concesionaria. Solo se ven las sombras de las mezcladoras de cemento y el amarillo vivo de las retroexcavadoras. No alcanzan 12 horas de sol para la agenda de la Ruta de la Ejecución. Precisamente otro pequeño, una vez entrados en tierra boya-cense, cierra con broche de oro la noche. Jorge Andrés Capacho, el Rancherito, tiene 7 años, y lleva cuatro de ellos cantando los éxi-tos de Vicente Fernández y Pedro Infante. De este último eligió la canción Cucurrucucú, paloma, para recibir al numeroso grupo. Su traje marrón de flecos hace resaltar un gran sombrero crema y el par de botas que adornan sus pies. “A este niño hay que invitarlo a Bogotá”, comenta la ministra, mientras suenan los aplausos. Dentro del recinto esperan el alcalde de Puerto Boyacá, Fernando Rubio, la prensa regio-nal y los encargados de las concesiones que serán La Cuarta GeneraCión de ConCesiones de La ani y Los proGramas de Competitividad saCan a Los funCionarios de sus esCritorios estudiadas con lupa al siguiente día. La sonrisa se borra del rostro de la ministra y del director del Invías, Leonidas Narváez, cuando la comunidad presenta sus quejas sobre la ejecución de las obras de la Transver-sal de Boyacá, en el sector de Otanche. Al parecer, el contratista del consorcio no está ejecutando los hitos propuestos y ello podría aca-rrearle sanciones legales y hasta la terminación del contrato. Cecilia Álvarez le llama la atención. Antes de abandonar Puerto Boyacá, con rumbo a Santander, queda la sensación que del pueblo violento que era hace algunos años ya no queda rastro. Rubio es el primero en aseverar que pronto, cuando todos los tramos de la autopista estén conectados, este “será un epicentro comercial y turístico, entre el río Magdalena y la Ruta del Sol, que atraerá a todos los colombianos”. ImagInando a Santander Con los primeros rayos de sol, Jorge y Orlando limpian el panorámico del vehí-culo. Es el segundo quien hoy conducirá por Santander, un departamento que, confiesa, conoce poco. El viceministro de Infraestructura, Carlos García, toma el micrófono y se alista para contarles a los asistentes la agenda del día: un recorrido hasta Puerto Araújo para ver lo que se ha hecho en el segundo tramo de la Ruta del Sol. Después vendrá la explo-ración de las carreteras santandereanas, por las que se espera cruce la imponente Trans-versal del Carare. En octubre de 2014 terminará la segunda fase de este gran corredor a cargo del Invías. Hay además 56 kilómetros de vía nacional que serán rehabilitados, enlazando Puerto Araújo con Cimitarra, Landázuri, Vélez y Barbosa. Las bases de los nuevos puentes que las uni-ficarán ya se alzan sobre la vegetación diversa. Parecen gigantes de cemento cruzando la montaña, rascándose los pies con las palmeras. El gobierno siente que se le acaba el tiempo, el fin de un cuatrienio. La Cuarta Generación de Concesiones de la ANI y los programas de Competitividad y Prospe-ridad del Invías sacan a los funcionarios de sus escrito-rios capitalinos. Se suben a una ruta que acelera una, dos, a veces tres veces al mes, siempre pedaleada por este par de hombres. Es una maratón en vivo y en directo de cómo se ejecutan las obras que revolucionan las arterias de nuestro país. Aún queda mucho de Colombia por recorrer, y Jorge, con bocadillo fresco en mano y apreciando el atardecer naranja de Vélez, es el primero que celebra que así lo sea. Jorge Ossa, de 47 años, es uno de los encargados de manejar el bus de la Ruta de la Ejecución.


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