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SUECIA

por ser un país de ingresos medios, no debería ser destinataria de recursos de cooperación para el desarrollo. Pero, en la práctica, Suecia coopera con Colombia entre otras cosas por-que se empeñó a fondo en promover una solución política al conflicto arma-do. Y ya se ve esa paz en el horizonte. A propósito del proceso de La Habana, Suecia apoyó los foros regionales de víctimas que realizó en varias regiones del país el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) para recoger sus propuestas y llevarlas a la mesa de conversaciones. Suecia, además, promovió insis-tentemente que las mujeres participa-ran en la construcción de paz, fomen-tó la Iniciativa de Mujeres por la Paz (IMP) y fue clave en que se incluyera el enfoque de género en los acuerdos que acaban de firmarse con las Farc. Y para que no queden dudas de su compromiso con la reconciliación, Suecia fue de los primeros países en anunciar aportes económicos para los fondos ‘multidonantes’ que in-vertirán recursos para los progra-mas del posconflicto. Años atrás, cuando el gobierno de Álvaro Uribe acordó la desmoviliza-ción de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), Suecia fue el primer país que anunció que iba a aportar re-cursos para el funcionamiento de la Misión de Apoyo al Proceso de Paz (MAPP-OEA) creada por la Organi-zación de Estados Americanos (OEA). De otra parte, ese país también ha apoyado el Curso de Altos Estudios Militares (CAEM) y trabaja de cerca con la Policía Nacional en materia de derechos humanos. La Cancillería de Colombia tiene claro que Suecia es cada vez más un actor clave. “Uno sabe que cuando se menciona a Colombia, siempre hablan Sue-cia, España, Portugal y Gran Bretaña. Uno sabe que Suecia siempre está ahí”, señala un funcionario de la cancillería colombiana que conoce muy bien la relación de Colombia con Europa. Cuando se celebraron los 140 años de relaciones diplomáticas entre los dos países, la canciller colombiana, María Ángela Holguín, dijo que la de Colombia y Suecia ha sido una “amistad ininterrumpida y fraterna”. Esa relación, que comenzó en las épocas de Linneo y Adlercreutz, se con-virtió en una amistad fiel. Sin duda, Suecia es un amigo que contribuyó a la independencia del país y ahora se esfuerza por ayudar a construir y aclimatar la paz. FOTO: ÁLBUM FAMILIAR DE GREIFF Unidad de Restitución de Tierras, así como en agencias de las Naciones Uni-das, el Comité Internacional de la Cruz Roja y en diferentes iniciativas de la so-ciedad civil en zonas como el Chocó, la costa Caribe o el Magdalena Medio. Yolanda Becerra, coordinadora de la Organización Femenina Popular (OFP) –que nació a finales de los años ochenta en Barrancabermeja–, subraya que “la cooperación sueca salva vidas, pro-tege vidas, proyecta vidas. Así debería ser toda la cooperación para que hubiera cam-bios en los territorios”. En teoría, bajo los parámetros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (Ocde), Colombia,  Carlos Segismundo von Greiff llegó a Colombia en 1826. Aquí echó raíces. Suecia


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