de personajes
Alcolirykoz
La vida los separa pero, en el rap, los Alcolirykoz se encuentran
Sin sello disquero ni mánager, tal como labraron su camino, los raperos Alcolirykoz lanzan su cuarto álbum ‘Servicios Ambulatorioz’. Gambeta, uno de sus fundadores y MC’s, habló con SEMANA sobre qué ha cambiado en la música y en sus vidas.
Su historia parece de otra época, de otro sistema, de otra industria. Por su cuenta, Alcolirykoz sigue sumando hitos a un recorrido que han pavimentado desde el barrio duro de Aranjuez, Medellín con fe, talento, y el infeccioso voz a voz de aquellos que los ven en vivo y los gozan desde 2005. La labor de emisoras como Radiónica y revistas especializadas ha servido para darles tiempo al aire y las páginas necesarias acordes a su relevancia, y ahora SEMANA habla con ellos. Los raperos de Aranjuez (Gambeta, Kaztro y Fa-Zeta) lanzan su cuarto disco, y con satisfacción aseguran que demoró porque, ahora que pueden, van a sonar tal y como quieren. Esto dijo Gambeta:
SEMANA: Para quienes no tienen idea de Alcolirykoz, ¿podría sugerir unas 5 canciones de inducción básica?
Gambeta: Yo le podría decir las que, para mí, no podemos dejar de cantar en los conciertos...
*Comediantes de Velorio
*Anestesia local (Episodio 2)
*N.A.D.A.
*Otra canción larga
*El ritual
SEMANA: Ya completan 12 años de rapear y de crecer y de aprender, y recién sacaron Servicios Ambulatorioz, ¿qué han perfeccionado en este camino, y qué persiste?
Gambeta: Perfeccionado, muchas cosas. Por ejemplo, siento que cada vez uno queda menos en deuda con lo que se sueña. Cada que uno hace un disco tiene en la cabeza un sonido o una calidad. En los primeros discos, por más que queríamos sonar de una manera, no nos daba, ni los aparatos ni la gente, entonces los hicimos con lo que había. En este nos dimos el gusto de sonar como queríamos, con la gente que queríamos, en la calidad más ‘pro’ que podíamos, y uno lo escucha y se siente satisfecho. Jodimos mucho en el máster y en la mezcla, “esto no suena aquí”, “aquí falta esto”, y por eso se ha demorado. Antes éramos más “express”, y en este pensamos “que se demore pero que salga como queremos”.
Lo que conservamos de lo viejo es la honestidad, no nos seguimos permitiendo (nunca lo hemos hecho), hacer música pensando en agradar, o copiar alguna tendencia. Sigue primando sacar todo de adentro, contar lo que se está viviendo, así no sea lo que la gente espera. Es la vida, y la contamos desde el primer disco. A la vez, estos tiempos siento que el rap ha crecido, y se ha popularizado, se ha vuelto formulero, porque la música no deja de ser un negocio, nadie lo puede negar. Y dentro de esas fórmulas está también decir cosas como fantasiosas. Sin caer en comparaciones, uno a veces escucha reguetón o trap y le da la impresión de que hacen lo que la gente quiere, así no sea lo que viven, y el rap se ha vuelto un poco así. Pero nosotros no somos capaces, un pilar de Alcolirykoz ha sido contar la vida de nosotros, así en la música parezca un mal negocio decir la verdad.
SEMANA: Por un lado esa notoriedad del rap los beneficia, pues ahora ya pueden aspirar al sonido que quieren, por el otro, se vuelve fórmula, ¿es el sacrificio que el género plantea?
Gambeta: Siento que el rap se ha ganado muchas cosas a pulso, con sus métodos. Pero con la aceptación, reconocimiento y billete de por medio hay cosas que cambian para muchos grupos, se vuelve como “Primero hacía lo que quería y ahora voy a hacer lo que la gente quiere”, la otra cara del negocio es llegar al punto de querer complacer.
Yo siento una ventaja en nuestro caso, que siempre vamos a agradecer, y es que desde el primer disco prensado, dentro y fuera del país, hemos tenido la aceptación de un grupo comercial, a pesar de que somos underground, independientes, es decir, seguimos pagando nuestros discos, no tenemos sello discográfico, ni mánager, y nosotros y la gente cercana nos conseguimos los conciertos. Todo nos ha salido solos. El modus operandi de alcolirykoz es muy distinto al de otras bandas y géneros. Afortunadamente no hemos tenido que prostituir ni corromper nuestra manera de hacer las cosas porque la gente la acepta y la vuelve popular.
Es raro. Hemos hecho canciones que, considero, tienen contenidos crudos y reales, y por eso pensaba que no le llegarían a la gente, pero terminan siendo las más populares... Alcolirykoz es la antítesis de muchas cosas.
SEMANA: Por fuera de la maquinaria de la industria crean su lenguaje y sus canciones y eso, que debería ser un impedimento, les permite seguir fieles a su arte...
Gambeta: Hemos hablado con gente tesa. Alguna vez trabajamos con gente de Tigo Music (ya no, pero todo bien), y uno de ellos nos dijo “Ustedes lograron en el rap algo muy difícil. Trabajo con gente que hace vallenato, pop, y a estos hay que conseguirles o comprarles seguidores mientras que a ustedes los siguen solos. Tienen un público que consiguieron a punta de lo que hacen, y no tienen que preocuparse por eso y es lo más difícil”.
A mí me parece ‘chimba’ eso, porque no fue pretencioso. Creo que la gente que ha respaldado y que sigue ahí, y la que llega, sabe que encuentra algo que no encuentra en otro lado. Es como el cine, ves ‘Matrix’ y ‘Transformers’, y dices “Bien, efectos taquilleros”, ‘chimba’, pero cuando te mandan algo más teso, independiente, quedás loco y piensas “esto es otra cosa”. Eso siento que la gente ve en nosotros.
SEMANA: La música es esencial en el rap, y lo verbal es clave, han cantando a la gente, a la familia, a las memorias, a la violencia, al barrio… en este nuevo disco, ¿hay alguna temática dominante?
Gambeta: Creo que la gente es, a veces, mejor que uno para definir qué encuentra en común en un disco. Uno trabaja pensando en sus necesidades. En este nuevo disco es como si nos hubiéramos sentado a definir qué valía la pena contar. Hay un montón de cosas que crees que pueden ser una canción, y la terminas y te das cuenta que no, no aporta, ni divierte, así que sale. En cambio otras, que a veces tenías menospreciadas, se vuelven una película cuando las pones en una canción. Este disco tiene algo más como Pulp Fiction, como cine de acción, relatado para que la gente vea lo que estamos contando. Ejemplo, hay una canción que hicimos justo pensando (2 años grabando en conciertos y grabaciones) en situaciones personales que vivimos y tenían que ver casi que con lo mismo: una canción que hablara del ego de los demás y el de uno, el el egoísmo que hay a veces, la mala intención de algunos... y es casi como sentarse a hablarle a un psicólogo, diciendo “¿qué me pasa a mí, por qué actúo así, cuáles son mis defectos, los de la gente que no soporto? Se siente así este disco, “parce, esto me pasa por la cabeza, hay que solucionar esto”... todo el tiempo hablando con una segunda persona que no sé quién es, todo el tiempo indagando…
He hablado con Kaztro, y la conclusión fue: vamos a hacer las canciones que valga la pena hacer.
SEMANA: ¿Ha cambiado mucho esa dinámica de componer? ¿Cómo era? ¿Cómo es?
Gambeta: Era distinto en los primeros discos, Kaztro llegaba a mi casa donde tenemos estudio con equipo y hacemos la música, y yo le decía “mirá, chimba escribir sobre esto, tengo una idea, avancé con esto”, y Kaztro se iba a su casa, escribía lo que consideraba que encajaba, y volvía y terminábamos de pulir todo y ya.
En este disco, Kaztro ya vive fuera de Aranjuez hace más o menos años y medio (el barrio en el que se hicieron Alcolirykoz), en un tiempo en el que justo nació su hijo, la vida le ha cambiado mucho, (con compromiso y responsabilidades), siento que nos tocó hacer algo para no estar tan separados. Lo empezamos a escribir juntos. Terminábamos letras los dos. Muy separados intentamos hacerlo, pero a veces no había tanta afinidad y química, entonces cambiamos, a escribir todo de cero aquí en casa. Este fue un proceso al revés de los demás. Yo toda la vida he vivido en Aranjuez, Fa-Zeta vivió en Bello y volvió.
SEMANA: Importante que, a pesar de los cambios que les trajo la vida, lograron mantener la búsqueda de la química, y la encontraron...
Gambeta: Sí claro… Kaztro es primo mío y Fa-Zeta se crió con nosotros en el barrio y estudiamos en el mismo colegio, entonces hay una cercanía muy familiar. uno sí sabe que la vida cambia cuando ya no se ve tanto con ellos, como cuando éramos pelados, a veces solo para parchar. Y ahora que todos pasamos los 30, todo se siente, crecer con alguien, ver cómo cambia, “ya este no tiene tiempo”, “ya este no se toma las polas”, y hay que entender eso para encontrar la manera de no perder ni la magia ni el hambre para seguir creando. Y si se pierde una magia, pues vale encontrar otra. Así como sacó provecho de lo que vivió cuando era un pelado, sacar de las cosas nuevas que se vienen viviendo.
SEMANA: El rap suele ser estigmatizado, de lo que ustedes ven en sus audiencias, y en el trato que tienen con prensa y gente, ¿ha cambiado mucho? ¿Se puede romper ese estereotipo?
Gambeta: Ha cambiado mucho… Claro, sigue estando, pues este no deja de ser un país muy prejuicioso con raperos, con punkeros, con roqueros hay un prejuicio eterno porque somos un país muy costumbrista culturalmente, muy ceñido a ciertas reglas, muy obediente a patrones que no quieren cambiar… Y el rap y el punk entre otros, toda la vida son lo contrario a eso.
Siento que uno de los motivos por los cuales es muy popular ahora es porque ha cambiado la escena, ya el rapero puede ser un pelado de El Poblado o de Aranjuez, se ha expandido. Y siento que la gente que más consume rap ahora, compra discos y paga entradas, es la gente del gremio ajeno al rap. Hay raperos, pero se ha expandido, y el rap se siente más del diario vivir. Antes era muy sectario, pero ahora le habla al mundo, a quien tengo oídos dispuestos, y siento que la gente lo asume así. El rap sacaba a la gente de taquito, ahora agrupa. Se ha abierto todo, es más masivo.
SEMANA: ¿Qué influencias lo han movido, en lo que a música colombiana se refiere?
Gambeta: Lo nuevo, lo tengo que pensar. Pero lo primero que se me viene a la cabeza de música colombiana que siempre nos ha movido es Lucho Bermúdez, está en la cima. Uno escuchaba esa música en las fiestas familiares y nunca le paró tantas bolas, pero ahora que está en la música se da cuenta de todo lo que logró ese master. Era como el jazz colombiano, y buscando jazz se da cuenta de que tenía a Lucho Bermúdez y dice ‘¡jueputa!’. Uno a veces no entiende eso pues tiene la cabeza puesta en otro lado.
También molestamos mucho con Rodolfo Aicardi. Hace poquito vi el poder que tiene. En una canción, Equipo de carretera, mencionamos que en las farras lo escuchamos, cuando la farra se está acabando alguien lo pide para sentirse en diciembre sin estarlo. Aicardi logró hacer un estilo que disfrutamos, le encontramos una magia. Hace poco hice un video que subí a redes sociales con el bajo y guitarra de 'Cariñito' y fue un hit impresionante, lo compartió y comentó todo el mundo. Y me sorprendió que eran un montón de pelados, no solo les interesa a los cuchos. A veces somos más buenos para promocionar lo de afuera, pero cuando nos damos cuenta de lo que tenemos y los explotamos, se vuelve masivo.
Obviamente hay muchas cosas, más. Andrés Cepeda podría ser algo más actual, ajeno a mi género pero lo escucho.Lo que hacía antes, más bolero… eso nos parece muy chimba.
SEMANA: En escena derrochan energía, su propuesta es rotunda desde la imagen, el sonido, y cómo involucran al público, ¿se dio fácil controlar el escenario?
Gambeta: Fue un proceso. Empezamos como mucha gente en esto, empíricos, y uno puede ser muy bueno en estudio grabando canciones y eso, pero cuando salimos la primera vez a tocar en vivo nos encontramos con un monstruo, el miedo de sentir “tenemos que mejorar demasiado”. Eso nos sirvió para llegar al punto en el que estamos hoy, un show al que año tras año le vamos sumando con lo que aprendemos, e improvisamos, y funciona. y se vuelve una bola gigante que hace que la gente que lo ve por primera vez diga “jueputa, estos manes qué”.
Lo que nos gusta en escenario es tocar igual para 1.000 personas que para 100, y con las mismas ganas en lo conciertos donde nos conocen y donde no. Lo chimba de haber empezado desde ‘menos cero’ es que empezamos tocando para gente que no estaba interesada en la propuesta, y los convencimos. Por eso estamos acostumbrados a subir al escenario a convencer a la gente, “mire pa’cá y escuche y mueva la cabeza y levante la mano y cante este coro con nosotros”, y eso lo aprendimos en el camino. Ese es uno de nuestros fuertes, en vivo, la gente que va, vuelve y vuelve. Aquí en Medellín tocamos mucho, y a veces me pregunto si se van a aburrir, y siempre regresan. El show revive a la gente.