volver a lista
de personajes

Alzate

image

Foto: Cortesía Jorge Andrés Alzate

Del calvario al éxito

El artista más importante del género popular en la actualidad, y que se ubica en el centro de un recambio generacional, ha superado incontables dificultades para cumplir su sueño. Esta es su historia.

A las 3 de la mañana Jorge Andrés Alzate terminó su largo turno lavando los pisos en un burdel de Los Ángeles. Tenía que encontrar rápidamente un lugar para dormir, un callejón para reposar antes de tomar camino hacia su segundo trabajo, en una obra de construcción. Escogió un callejón que no era gratis a pesar de ser a la intemperie . Debía pagar un par de dólares a quien controlaba la zona. Como inmigrante ilegal en los Estados Unidos aprendió que casi nada es gratis. Antes de adormecerse le dedicó algunos minutos a una composición. A pesar de las difíciles condiciones, pocos días dejó de tomar papel y lápiz para escribir una canción.

No podía saber que, quince años después, algunas de sus composiciones se convertirían en las canciones más exitosas de Colombia. Maldita traición y Me voy son las canciones que más regalías han conseguido en los dos últimos años, ambas composiciones de este artista que por luchar por sus sueños se quedó sin nada dos veces en su vida.

La obsesión por la música

Sus padres fomentaron su amor por la música. En su humilde hogar nunca faltó el pan en su boca ni la de sus dos hermanos menores. Sus padres eran misioneros cristianos y por esto vivieron siempre en barrios humildes de su natal Medellín. Se mudaron más de 21 veces en los 19 años que Jorge Andrés vivió con su familia.

La familia decidió que, a sus 8 años, Jorge Andrés entrara a cursos de piano para evitar que se relacionara con el difícil ambiente de los alrededores y para que tuviera una compañía constante pues debía cambiar de amigos muy seguido. Al comienzo la música no parecía lo suyo, pero poco a poco, cuando se dio cuenta de su gran habilidad se refugió en el piano. Podía pasar horas y horas componiendo al frente de su organeta e incluso recuerda que vivió uno de los momentos más difíciles de su infancia cuando se le quemó por causa de un bajón de energía.

Pocos lo saben es que su música favorita en ese momento venía de bandas de rock como Guns’ N’ Roses, Led Zeppelin, Queen y Aerosmith, entre otras.

La música popular llegó a la vida de Alzate a sus 13 años, cerca de un cementerio en el barrio Manrique. Al lado quedaba la cantina La última lágrima, a la que iban los enlutados a ahogar el dolor de la muerte de sus seres queridos y, como era de esperarse, en esta predominaba la música de despecho. Los grandes clásicos de Darío Gómez, El Charrito Negro, Luis Alberto Posada, Darío Darío sonaban fuerte, a toda hora, y entraban a la casa de los Alzate pues no tenía ventanas. En esa época Medellín era la “eterna primavera” y el sonido les llegaba por el aire. El joven Jorge Andrés y sus hermanos fueron aprendiendo a quererlos.

Alzate completó su colegio y se propuso convertirse en profesional para ayudar a sus hermanos. Para lograrlo intentaría trasladarse a los Estados Unidos y cumplir el sueño americano. Tramitó la visa desde los 17 años y tuvo que presentar la solicitud 7 veces. Solo dos años después empacó maletas.

Letras de los callejones

En Los Ángeles tenía algunos amigos pero era duro sentir que los incomodaba en sus espacios ya estrechos. Prefirió buscar su propio rumbo y rebuscarse la vida en la calle. Empezó a desempeñar distintos trabajos que les ofrecen a los inmigrantes ilegales… trapear prostíbulos en las noches… trabajar en la construcción en las mañanas. Así duró casi dos años, buscando sitios para dormir en los callejones y comida en la basura de los restaurantes que, según él, seguía empacada y desechaban a pesar de que estaba lista para consumir.

Sumido en la tristeza, lo único que quería era recoger el dinero suficiente para regresar a Colombia. Pero un peruano que le ofrecía posada en su caravana por 3 dólares la noche, lo invitó a no desistir, a seguir luchando a pesar de las hostilidades de esa vida.

Fue una de las etapas más complicadas de su vida pero también una de las más productivas. “La soledad te concentra y explota las mejores cualidades. Cuando el hombre está en situaciones difíciles saca lo mejor de él para sobrevivir. Yo podía terminar una canción en una sola noche. Estaba con la mechita de la composición pura”, asegura. Sintió que la ola empezó a cambiar cuando pudo comprar un automóvil con ayuda de su amigo peruano. “Era un Toyota Tercel del año 1974. “Echaba más humo que mi abuelita antes de morirse”, recuerda Jorge Andrés.

Con su viejo Tercel ya podía hacer trabajos de construcción más lejos y poco a poco su vida fue mejorando. Fue ahorrando y con ese dinero terminó los cursos de aviación que había iniciado en Colombia.

Entonces, trabajando de piloto cumplió el “Sueño Americano”. Pudo invertir en negocios de carros, se casó y logró la estabilidad económica que siempre había anhelado, pero aún estaba lejos de ser el mejor compositor de Colombia y conseguir que sus canciones fueran éxitos en el país. Ese hecho lo sumió en una profunda depresión y lo llevó al alcohol, pero su esposa no lo dejó abandonar su meta. Entonces empacó maletas de vuelta a Colombia con todos sus ahorros para grabar un disco e intentar convertirse en un ídolo de la música popular.

Todo por un sueño

Sus intentos fueron infructuosos. Junto con su hermano Juan Felipe, que fue su compañero de lucha en la música, tocó puertas en emisoras, disqueras y con productores, pero por más de cinco años no logró hacer despegar ninguna canción. Claro, nunca se atrevió a pagar la llamada ‘payola’, prefirió fallar antes que darle dinero a alguien para que lo ayudará a “pegar en la radio”

En una emisora importante de Bogotá, con la que ya había arreglado todo para tener una reunión y presentar sus canciones, Alzate sintió su última oportunidad. Pero no le permitieron el ingreso y sin dinero suficiente para un almuerzo tomó la decisión de que era hora de regresar a los Estados Unidos e intentar recuperar la vida que había dejado ir por esos cinco años de esfuerzo en vano

Su hogar estaba en crisis, había gastado los ahorros y tuvo que declararse en bancarrota. Perdió la casa y los negocios que tenía en Estados Unidos y quería intentar recomponer el camino. “Para todos era fracasado. Después de haberlo tenido todo lo único que me quedaba era la vergüenza de haberlo dejado todo por un sueño”, confiesa.

Antes de retornar a California, regresó a Medellín con su hermano y este le pidió que grabara una última canción. Le cantó varias de sus muchas composiciones y cuando coreó Maldita traición, Juan Felipe le dijo que esa era, con la que podía jugarse el todo por el todo.

Maldita Traición

Grabó la canción con plata prestada y regresó a los Estados Unidos con el rabo entre las piernas. Su hermano lo empezó a llamar insistentemente pero prefería no responder pues se temía que las noticias siguieran siendo negativas. Pero era todo lo contrario, la canción era todo un éxito y el celular de Juan Felipe no paraba de sonar con llamadas de directores de emisoras que querían promocionar el disco y de empresarios que querían que Alzate hiciera presentaciones. “Un milagro ha ocurrido. Por fin le pegaste”, recuerda que fueron las palabras de su hermano.

De acuerdo a datos de Sayco Acinpro, Maldita Traición es la canción que más regalías ha recibido en los últimos dos años entre artistas no internacionales. Una canción de despecho puro que nació a las afueras del desierto en Hesperia, California. Unos tragos de whisky sirvieron de gasolina para la inspiración y componer el éxito que, desde un comienzo, fue una canción de cantina.

Por los gustos musicales de Alzate, muchas veces compone con bases de pop o rock como es el caso de “Ya me cansé”, otro de sus grandes éxitos.

Alzate, papa

El éxito de Alzate tomó a todo los involucrados con el género popular por sorpresa, pues de un momento a otro, este hombre de 36 años llegó a codearse con artistas consolidados como Jhon Alex Castaño, Yeison Jiménez, Paola Jara, entre otros. Con ellos dice tener una relación de respeto pues sabe que son sus compañeros del recambio generacional que se está dando en la música de despecho que cada vez es más exitosa y se escucha por más colombianos.

Sin embargo, sabe que su camino fue muy diferente pues logró la fama el éxito gracias a la gente que canta a rabiar sus canciones. Curiosamente, es muy cercano a los niños. Varios videos de pequeños entonando las letras de sus canciones de comienzo a fin se han hecho virales, quizás por la emoción inesperada de ver a un infante adorando este género.

Alzate sabe que su música no es para niños pero siempre ha tenido una conexión especial con ellos, y piensa que como su música tiene influencia de ritmos más modernos, los niños se identifican con ella más fácilmente.

Su artista favorito es el español Joaquín Sabina. Su música fue el refugio en esas difíciles noches cuando vivía en las calles del centro de Los Ángeles, pero todavía lo escucha y admira su inteligencia a la hora de componer y su sentimiento al interpretar.

Ahora, la gran meta de Alzate es lograr el recambio generacional junto con los nuevos artistas de música popular, asegurar la permanencia de este género pero apunta a seguir sumando éxitos a su palmarés y mostrar que no es flor de un día.

Pero no le preocupa tener canciones para grabar, todo lo contrario. No sabe si le va a alcanzar la vida para producir el sinnúmero de composiciones que ha creado, y que va a seguir haciendo porque más allá de la fama y el dinero, componer sigue siendo su pasión.

>