volver a lista
de personajes

Carlos
Vives

image

Foto: Sony Music

El vallenato y el ‘rock’ de mi pueblo

Pocos artistas han hecho tanto por el vallenato y la música colombiana como Carlos Vives. Reinventó el folclore, le incluyó nuevos sonidos e instrumentos y lo llevó a girar por el mundo.

La tierra del olvido:

Cuando La tierra del olvido -el sexto álbum de Carlos Vives- vio la luz en julio de 1995, muy pocos en Colombia habían logrado combinar con tanto éxito los ritmos tradicionales del país con los nuevos sonidos del rock y del pop. Y aunque en La gota fría y otros sencillos incluidos en Clásicos de la provincia (su anterior trabajo discográfico), ya se habían escuchado acordeones y gaitas con guitarras eléctricas, pianos y baterías, fue la primera vez que un disco completo, con composiciones nuevas, estaba dedicado a ese sonido.

Fue todo un suceso que estalló en el mundo; se escuchó en América Latina, Europa y Estados Unidos, y le dio al samario el rol de estrella de la música colombiana que aún tiene. Pero lo más importante: llevó sonidos tradicionales (como el de la gaita, que para muchos se estaba perdiendo) a la radio comercial y volvió a enamorar a las nuevas generaciones del vallenato, la cumbia y la música del caribe colombiano

Desde entonces, una discusión se reaviva en el mundo del vallenato de tanto en tanto: ¿Carlos Vives es exponente del género? El debate se dio por última vez a finales del año pasado, cuando los organizadores del Festival de la Leyenda Vallenata anunciaron que el samario va a ser el artista homenajeado en la próxima edición del festival, un honor reservado para los más grandes.

Para algunos es una blasfemia. Dicen que Vives no es una figura legendaria (Como Alfredo Gutiérrez o Jorge Oñate, que nunca han recibido ese mismo homenaje), que su nueva música suena más a pop o a reguetón e incluso que dañó el vallenato. Para otros, en cambio, es un justo reconocimiento para quien modernizó el ritmo y lo llevó por todo el mundo, y para quien canta junto al acordeonero Egidio Cuadrado, rey Vallenato en 1985.

Los organizadores del festival zanjaron la discusión cuando en un comunicado reafirmando la decisión: “Carlos Alberto Vives Restrepo, con su accionar artístico, le ha dado la vuelta al mundo llevando los cantos vallenatos y resaltando los valores culturales, el folclor, las raíces indígenas, mitos y leyendas que les han dado mayor identidad a las expresiones provincianas".

Quienes lo defienden no ahorran elogios. La propia Consuelo Araujo Noguera, la Cacica, una de las grandes impulsoras del género, dijo antes de morir que el folclor vallenato ganaba con Vives: “Cuando lo interpreta, principalmente en el exterior, muchos entran a auscultar sobre sus raíces y se encuentran con los juglares que inspiraron esos cantos. A este joven samario le auguro lo mejor con su propuesta musical”.

Rosendo Romero, miembro de una de las grandes dinastías vallenatas, también lo alabó en declaraciones al diario El Colombiano, de Medellín: “Tiene todos los méritos para ese homenaje. Es el mejor promotor internacional de nuestra música. Es un artista que respeta las raíces del vallenato y lo proyecta al futuro”.

Incluso el vallenatólogo Daniel Samper Pizano, para quien el vallenato está en riesgo de muerte por el daño que le han causado los nuevos éxitos (según él, música compuesta para pegar en la radio, sin las letras profundas o las historias de los vallenatos clásicos), cree que Vives hizo excelentes versiones de los grandes clásicos y ““cultivó audiencias con vallenatos de calidad”.

“Carlos Vives empezó con la personificación de Escalona, uno de los grandes compositores vallenatos de la historia –cuenta Tomás Darío Gutiérrez, miembro fundador de la Fundación Festival de la Leyenda Vallenata–. Pero luego hizo un trabajo discográfico, llamado ‘Clásicos de la provincia’, en donde retomó algunos de los clásicos del vallenato. Eso le dio la vuelta al mundo y es indiscutible que le dio un gran impulso al género”.

Lo más importante es que Vives, a pesar de su evolución musical y de sus éxitos comerciales, sigue considerándose, más que nada, un cantante del género. De hecho, en uno de sus discos más recientes (Más corazón profundo, publicado en 2014) incluyó Hijo del vallenato, una canción en la que le habla directamente a sus críticos: “Y por si alguna duda les quedara a mis amigos, que no se les olvide si algún día siguen mis pasos, cuando vayan a España y pregunten por Carlos Vives: Claro, dirá la gente, es el rey del Vallenato”.

Incluso, algunas canciones de Vives –disco que vio la luz a finales del año pasado-, en el fondo son vallenatos. Por ejemplo Robarte un beso, en la que colabora con el reguetonero Sebastián Yatra; o La Bicicleta, el megaéxito que canta con Shakira y que en algún momento se llegó a llamar Vallenato desesperado.

La declaración más reciente sobre el tema la dio en una entrevista con Univisión: “Cuando yo grabé ‘La Gota Fría’ me dijeron ‘Eso no es folclor’, y yo les decía ‘Tienes toda la razón, no lo es’. Y es que muchos pensaron que yo quería coger un puesto de juglar o de un rey vallenato, pero yo no puedo hacer esto, porque no es mi naturaleza. Yo nunca quise ser Leandro Díaz; tendría que volver a nacer para que Dios me diera ese talento (…) pero me gustaría que ellos tuvieran claro que yo llevo más de 20 años trabajando para la cultura vallenata”.

Y tiene razón. Hoy, gracias a Vives, muchos consideran que el vallenato y la cumbia son, como él dice, el rock del pueblo. El rock de Colombia.