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En el edificio de Ruta N opera el nuevo Centro para la Cuarta Revolución.
Foto: David Estrada Larrañeta.

Una nueva ‘revolución’ ha empezado a gestarse en Medellín

Hablamos de la cuarta revolución industrial. La capital antioqueña es el foco de esta en el país. El Foro Económico Mundial la eligió como sede de su nuevo centro que impulsa este desarrollo tecnológico.

Hace varios años Medellín empezó a trabajar en la solución de sus propios problemas sociales y en el camino los líderes políticos y sociales se dieron cuenta de que la respuesta estaba en el interior de la ciudad: en sus pobladores, en sus ideas. Tal aventura le valió a Medellín el título de la ciudad más innovadora hace un par de años; donde se celebraba la educación y la cultura.


Después de revisar esos procesos que se han mantenido con el paso de alcaldías y líderes, el Foro Económico Mundial (FEM) financió –con 3 millones de dólares en los primeros tres años fruto de un acuerdo con la administración municipal– la creación de un Centro para la Cuarta Revolución Industrial en Medellín. Así, la ciudad apareció en el panorama mundial de la ciencia. Ya su historia no era la de una capital colombiana preocupada por la educación con grandes bibliotecas y colegios, o por la ciencia con procesos tan importantes como los del Paque Explora, el Jardín Botánico, Ruta N y el Planetario; su propósito ahora es más grande: llevar la ciencia, la tecnología y la innovación a la región.
Agostinho Almeida, director del centro, dice que todo lo que se desarrolle allí estará conectado con el ecosistema de ciencia, tecnología e innovación de la ciudad.

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Foto: Getty Images.

“Por un lado está todo el proceso en materia de oportunidades y de creación con diferentes actores que van a permitir identificar los retos que existen para encontrar soluciones tecnológicas que podemos desarrollar en conjunto”
-Agostinho Almeida, Director del Centro.

“Por un lado está todo el proceso en materia de oportunidades y de creación con diferentes actores que van a permitir identificar los retos que existen para encontrar soluciones tecnológicas que podemos desarrollar en conjunto”.
 Almeida asegura que la alianza que tienen con Ruta N – organismo donde se integran la universidad, la empresa privada y el Estado para realizar proyectos conjuntos de innovación– les permitirá desarrollar pilotos interesantes de la ciudad para implementar el reto normativo y tecnológico que tienen por delante.

Almeida asegura que la alianza que tienen con Ruta N –organismo donde se integran la universidad, la empresa privada y el Estado para realizar proyectos conjuntos de innovación– les permitirá desarrollar pilotos interesantes de la ciudad para implementar el reto normativo y tecnológico que tienen por delante. 
“Más que transformar y cambiar a Medellín, el centro fue creado con un alcance nacional y de región para afrontar retos con soluciones normativas y tecnológicas para luego impactar la vida de las personas.

Hay que jugársela con diferentes actores del ecosistema que tengan la capacidad de construir y a través de la presencia y el liderazgo de la red global de los centros para la Cuarta Revolución que hay en el mundo y que ha sido creada por el Foro Económico Mundial. Esto abre puertas interesantes para atacar desafíos que hay en este mundo y entender cómo adoptamos e implementamos la tecnología teniendo en cuenta los desafíos normativos asociados y el impacto equitativo que queremos en la sociedad”.


Ya en el pasado Medellín ha demostrado la capacidad que tiene para poner a conversar a los diferentes actores de la sociedad con un fin palpable: la solución de problemas que le atañen a todos, aportando equidad y bienestar. La tarea que está por delante, no es más un sueño, es una realidad.


Medellín es la clave

Murat Sonmez, director de la red de Centros para la Cuarta Revolución Industrial del Foro Económico Mundial, y Amanda Russo, líder de Asuntos Públicos de esta institución, analizan el rol que asumirá Medellín al ser sede de este Centro de la Cuarta Revolución:



La velocidad y el desarrollo de la innovación que vivimos en la época actual no tienen precedentes. En nuestro presente transitan carros autónomos, hay una utilización masiva de los datos y millones de dispositivos conectados conviven cada día con nosotros.

Nunca habíamos presenciado algo así en la historia. ¿Cómo será entonces el futuro? Lo que se aproxima de la mano de la cuarta revolución industrial es entender cómo podemos gobernar estas tecnologías y obtener beneficios de ellas para toda la sociedad –no solo para unos cuantos–. En medio de ese escenario, ¿es el momento ideal para que los países y las compañías saquen partido de las tecnologías emergentes? ¿O acaso se quedarán esperando a ver cómo evolucionan estos avances? 
En el Foro Económico Mundial, realizado en Davos, Suiza, a principios de 2019, el presidente colombiano Iván Duque habló sobre el poder de transformación que tiene la tecnología.

“El futuro de nuestro país depende, en parte, de aprovechar este poder”, recordó en su intervención. Colombia está implementando políticas que miran al futuro para asegurar su competitividad a nivel regional. Con ellas se puede elevar el rendimiento económico, priorizar la innovación e invertir en educación. Pero el siguiente paso puede ser aún más emocionante. 
En Davos, Duque dio un paso decisivo para el futuro del país. Apoyado por líderes del sector privado, la academia y organizaciones no gubernamentales, anunció que Colombia abriría el primer Centro de Afiliados para la cuarta revolución industrial en América Latina. Su objetivo es sacar el mayor provecho de la tecnología, mientras la Nación continúa con su desarrollo. 
Con ese nuevo centro, ubicado en Medellín, Colombia se suma a un selecto grupo de países como China, India, Japón, Israel, Emiratos Árabes y Sudáfrica, cuyo compromiso es lograr que los beneficios de esta ‘revolución’ cobijen a la gran mayoría de sus ciudadanos; este nuevo paso no puede ser privilegio de unos pocos.

De las casi 2 millones de ciudades que existen en el mundo, solo siete cuentan con estos centros que compartirán investigaciones y buenas prácticas en inteligencia artificial, blockchain, el internet de las cosas y política de datos. Al entrar en esta red, los latinoamericanos tendrán acceso al trabajo vanguardista que se está realizando en políticas de tecnología emergente. Podrán aprender y aprovechar el conocimiento de diversos startups, empresas y gobiernos con visión futurista; y de ONG y organizaciones internacionales como Unicef y el Programa Mundial de Alimentos. 
Colombia se beneficiará pero también ayudará al resto de la red.

El país tiene muy clara su misión y cuenta con un renovado énfasis de la innovación. Los mismos colombianos son los mejores activos que tiene esta Nación, que hoy es atractiva para crear negocios tecnológicos gracias a sus sólidas universidades, al empuje de sus emprendedores y al apoyo con el que cuentan a nivel local, regional y nacional. Algunas de las empresas que han surgido en este ámbito tecnológico son Solenium, una empresa de energía solar inteligente y Bee, un fabricante de casas a partir de contenedores. 
Colombia será entonces un hub en América Latina y atraerás nuevos talentos y recursos.

Y Medellín será clave para cumplir esas metas. La capital antioqueña ha sido galardonada varias veces por su imparable innovación y ha obtenido una gran inversión a nivel local y nacional en ciencia y tecnología. En los últimos tres años, han invertido 1,2 billones de pesos en actividades para ciencia, tecnología e innovación. De cada 100 pesos invertidos en la ciudad, 2,14 van destinados a este rubro. Es un fortín en estas materias en el país. Allí se asumirán algunos de los retos que traen los nuevos desarrollos tecnológicos, se discutirán sobre temas álgidos como ¿quién es el dueño de nuestros datos? ¿Para que serán usados? ¿El gobierno debería imponer impuestos en este escenario? Los interrogantes se irán resolviendo con el paso del tiempo.

La labor realizada en el Centro de Colombia puede crecer y ampliarse rápidamente gracias a los más de 100 gobiernos globales y socios comerciales que aplican las políticas de tecnología emergente desarrolladas por la Red de Centros. Algún día veremos países de todos los continentes adoptando el método colombiano para la inteligencia artificial o el blockchain; así como ya lo estamos viendo, por ejemplo, en naciones como India y Kenia, que han adoptado la política de drones creada en Ruanda. 
Estamos ansiosos de poder trabajar con Colombia, con Medellín y su nuevo centro, y escalar el conocimiento alrededor del mundo con nuestra red global. Este es un viaje de colaboración en el que esperamos contribuir con diferentes empresas colombianas y latinoamericanas.