El barrio Santa Cruz, en la comuna 2 de Medellín, es uno de los mejores miradores de la ciudad. Desde ahí se ve el centro, sus agitadas avenidas, los edificios, las montañas y los pequeños seres humanos que caminan lentamente por las aceras. Son las diez de la mañana del sábado 8 de junio y al lado de la iglesia Santa Cruz acaba de comenzar la feria Buscando Talento, que cuenta con juegos de mesa a escala gigante, festones de colores, televisores, obleas, crispetas y actores vestidos de payasos.
Esta iniciativa fue creada en 2017 por la Secretaría de Desarrollo Económico de Medellín y rompe las dinámicas del barrio. El tendero, el sacerdote, los vecinos y los estudiantes de las escuelas van y vienen por sus calles. El propósito de este encuentro es descubrir los talentos de los habitantes de las comunas y los corregimientos con mayor tasa de desempleo y menor densidad empresarial de la ciudad, y conectarlos con las ofertas laborales o apoyarlos con sus ideas de negocio.
Este año, Buscando Talento ha pasado por las comunas 1, 2, 3 y 6, y por las universidades públicas y privadas de Medellín, y en ellas han participado más de 184.000 ciudadanos. “Si en realidad queremos descentralizar la oferta de empleo estatal, pues tenemos que llevarla hasta la población, no podemos esperar a que ella vaya a buscar las oportunidades en nuestras secretarías; para eso existen estas ferias”, asegura María Fernanda Galeano, secretaria de Desarrollo Económico de Medellín.
Para conseguir ese objetivo, y lograr que los ciudadanos conozcan estas oportunidades laborales, la Oficina Pública de Empleo de Medellín cuenta con el apoyo de 6.000 empresas aliadas, las cuales abren entre 450 y 500 vacantes semanales, generalmente para labores técnicas, operativas –en plantas de producción–, de auxiliares administrativos, e incluso para cargos de profesionales.
La población más interesada en estas ofertas suele tener 38 años o más. Por su parte, los millennials y centennials se muestran más interesados por el impulso al emprendimiento o por conseguir empleos que les permitan financiar su educación superior.
Una feria de empleo
Andrea, Juan Manuel y Natalia llegan a la feria de Santa Cruz a primera hora. En el colegio y en sus casas les contaron que el evento se llevaría a cabo aquí. Los tres jóvenes buscan una oportunidad laboral y son parte de las 24.000 personas que han participado de los talleres de orientación vocacional y de habilidades para el empleo.
Andrea se graduó como bachiller en 2017 y está presentándose a las universidades públicas de la ciudad. “No es fácil. Cada vez se presentan entre 800 y 2.000 estudiantes y solo aceptan a 20 o 30 por carrera”, dice. Su sueño es ser ingeniera civil o arquitecta. Juan Manuel y Natalia cursan grado once. Ella quiere ser chef o veterinaria. Él no lo tiene tan claro, solo sabe que desea una profesión que lo haga feliz y que lo entusiasme a levantarse cada día. Juan Manuel tiene habilidades para las comunicaciones, sus amigas cuentan que es un líder natural, desde los 14 años ha trabajado en empleos informales y cuando cumplió la mayoría encontró su lugar en algunas empresas de logística y producción. Natalia sabe que ama los animales y disfruta mucho de la cocina, dice que no quiere ser ama de casa, que su sueño sería entrar en el campo de la gastronomía.
Los jóvenes encontraron en la feria información sobre las Becas de educación superior que ofrece la Alcadía de Medellín, realizaron pruebas de orientación vocacional y eligieron las vacantes laborales para las que tenían capacidades y a las cuales podían aspirar. Estos tres jóvenes, así como los cientos de ciudadanos que asisten a Buscando Talento, se encuentran en la feria con diagnósticos vocacionales y, mediante juegos de mesa, test y pruebas de habilidad, son perfilados y dirigidos hacia las convocatorias laborales a las que pueden aplicar. Así como muchos esperan encontrar un trabajo, cada vez son más las personas que llegan a las ferias en busca de financiación y apoyo de sus ideas.
Para ellos se crearon los Centros de Desarrollo Empresarial Zonal, el programa de formación y financiamiento del emprendimiento –para quienes tienen apenas la idea de negocio–, llamado capital semilla, los créditos del banco de los pobres para las microempresas, la aceleración empresarial e, incluso, el acceso a los mercados para quienes ya tienen en marcha su emprendimiento.