Christian Bale

[American Hustle]

Cate Blanchett

[Blue Jasmine]

Sandra Bullock

[Gravity]

Judi Dench

[Philomena]

Meryl Streep

[August: Osage County]

MEJOR PELÍCULA

MEJOR ACTOR PRINCIPAL

Christian Bale

[American Hustle]

Chiwetel Ejiofor

[12 Years a Slave]

Bruce Dern

[Nebraska]

Matthew McConaughey

[Dallas Buyers Club]

Leonardo DiCaprio

[The Wolf of Wall Street]

MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL

DALLAS BUYERS CLUB

NOMINADA A MEJOR PELÍCULA

Productora: Voltage Pictures, Truth Entertainment

Director: Jean-Marc Vallée

Guión: Chase Palmer

Reparto: Matthew McConaughey, Jared Leto, Jennifer Garner, Steve Zahn, Dallas Roberts, Griffin Dunne, Denis O’Hare, Bradford Cox

 

Sinopsis: Ron Woodroof es un electricista y cowboy de rodeo texano. De repente, Ron es diagnosticado como seropositivo y le dan 30 días de vida, él no acepta la pena de muerte. La falta de tratamientos aprobados y medicamentos en los EE.UU. hacen que Ron viaje a México. Allí averigua sobre tratamientos alternativos y comienza a hacer contrabando con los Estados Unidos, desafiando a la comunidad médica y científica incluyendo a su médico, la Dr. Eva Saks (Jennifer Garner).

Ron encuentra un aliado en otro paciente con SIDA, Rayón (Jared Leto), un transexual que comparte el deseo de Ron por la vida. Rayón también comparte el espíritu emprendedor de Ron: tratando de evitar sanciones del gobierno contra la venta de medicamentos y suplementos, establecen un “club de compradores”, donde gente seropositiva accede a suministros recientes. En lo profundo del corazón de Texas, el caracter pionero de Ron sale a la luz. Con una creciente comunidad de amigos y clientes, Ron lucha por la dignidad, la educación y la aceptación. El luchador solitario vive la vida como nunca.

OSCARS 2014

Nominadas a mejor película

CRÍTICA

El club de los desahuciados

Esta película cruda muestra cómo varios personajes sobreviven al sida durante los primeros años de la epidemia.

 

Por Manuel Kalmanovitz G.

COMPARTIR

Qué opina de esta película

x

El comediante George Carlin diferenciaba en líneas generales la derecha y la izquierda de la siguiente manera: la primera está interesada por los derechos de propiedad y la segunda por los seres humanos. En ese sentido, El club de los desahuciados logra ser una película de derecha con un barniz de izquierda: es sobre seres humanos a los que solo les importan los derechos a la propiedad.

 

Es una cinta ideológicamente confusa, una oda a negociar con la salud sin interferencia estatal, un himno libertario al que no le molesta usar como excusa una enfermedad terrible que ha logrado controlarse gracias a grandes inversiones públicas en investigación y prevención. Según la película, la intervención del Estado es netamente negativa.

 

El protagonista de El club de los desahuciados es Ron Woodroof (Matthew McConaughey), un electricista que trabaja en los campos petroleros de Texas, muy macho y promiscuo, pero con muy mal semblante. Estamos ante una de esas transformaciones físicas que fascinan a Hollywood. McConaughey, dice la prensa, perdió 23 kilos a punta de comer dos claras de huevo, pollo, un pudín de tapioca y dos gaseosas de dieta al día.

 

El caso es que el electricista macho se ve muy flaco y eventualmente colapsa. En el hospital le dicen que tiene el temido y poco conocido virus VIH y que ha desarrollado sida, pero como estamos en 1985 y la enfermedad sigue siendo un estigma, el vaquero responde indignado. ¿Cómo van a dudar de su hombría? Habrán confundido su sangre con la de un “muerde almohadas”.

 

La película no hace ningún esfuerzo por hacer simpático a su protagonista. Es un tipo prepotente, homófobo, racista e ignorante. La enfermedad no lo transforma radicalmente, más allá de hacer que la carne se le pegue a los huesos. Pero quiere seguir con vida y, en ese momento, los estudios sobre la enfermedad son embrionarios y el organismo encargado de regular los medicamentos no ha aprobado nada.

 

Así, Woodroof termina en México, en un hospital caótico y sobrepoblado, donde un doctor que no puede ejercer en Estados Unidos le habla de combinaciones de suplementos naturales que le pueden ayudar.

 

Ahí comienza el negocio. Woodroof se mejora y regresa a Dallas con una carga de estos suplementos para vender en los círculos homosexuales, sobreponiéndose al desagrado que le despiertan. Quizás el verdadero tema de la película sea que el dinero lo soluciona todo, incluso los prejuicios más arraigados, que la salud es un privilegio que se merecen quienes pueden pagar y que las ganancias son la merecida recompensa de quienes encuentran los remedios. Y bueno, que siempre anda por ahí el Estado aguafiestas listo para dañar tan maravilloso equilibrio.

 

Hay un par de destellos de humanidad y solidaridad en este monstruo individualista, entre ellos su relación casi amistosa con Rayon (Jared Leto), un travesti traumatizado. Pero la película está comprometida con la dureza de su personaje, que no quiere nada de esos reblandecimientos como solidaridades o amistades. Eso hay que reconocérselo.

 

Carlos Arango: Edición, producción, diseño y montaje interactivo

César Moreno: Producción