ARTE Y CULTURA

Las víctimas se han abordado desde las artes plásticas con muchos enfoques diferentes. El punto común es el miedo y la indignación ante la tragedia.

Sin título

Doris Salcedo (1989 – 1990)

Lacrimarios

Óscar Muñoz  (2000 – 2001)

Musa paradisíaca

José Alejandro Restrepo (1996)

Estas camisas blancas de algodón, lavadas, planchadas y apiladas, son, tal vez, uno de los testimonios más contundentes del conflicto. Las prendas, que pertenecieron a víctimas, están atravesadas por barras de acero: un gesto aterrador. Esta obra se hizo famosa en 1987, cuando recibió el primer premio del XXXI Salón de Artistas Colombianos en Medellín.

Muñoz creó esta pieza basado en la historia real de una joven estudiante de arte que fue asesinada en Chocó por los paramilitares. El cuerpo de la víctima fue arrojado a un río, pero antes fue abierto en dos, para que no flotara. Las cajas muestran un reflejo de la imagen de la niña, pintado en carbón, que se refleja sobre el agua. 

Esta obra hace parte de la prestigiosa Colección Daros-Latinoamérica. La instalación está compuesta por racimos de bananos de los cuales cuelgan cámaras que proyectan sobre el piso imágenes de la violencia en las zonas bananeras. Para Restrepo, la historia de este fruto en  el país ha estado siempre rodeada por las matanzas.

Mapa

Gloria Posada (2000)

 

Mapa de la artista, crítica, antropóloga y poeta Gloria Posada, es una instalación que habla sobre el desplazamiento forzado. Posada fotografió y amplió las palmas de las manos de más de 300 campesinos que fueron despojados de sus tierras por los paramilitares en las veredas aledañas a Sabanalarga, Antioquia. Con las imágenes formó un mapa en el piso, que está acompañado por testimonios en audio de los desplazados.

David

Miguel Ángel Rojas (2004)

Auras Anónimas

Beatriz González (2009)

El desfile

Fernando Botero (2000)

El David de Miguel Ángel Rojas –que hace alusión a la obra de Buonarotti– es un guerrero. Pero, como ocurre con tantos combatientes colombianos, sufrió una herida en el campo de batalla: perdió su pierna izquierda cuando pisó una mina antipersonal. En esta poderosa imagen la sensualidad del soldado se mezcla con la tragedia de la guerra. 

Esta obra nació del respeto de la artista por los lugares ceremoniales. Ella pintó sobre cada una de las tumbas anónimas del Cementerio Central de Bogotá unas figuras negras que representan a dos personas cargando un cadáver, siempre en posición diferente. Su idea parecería  recordar que cada muerte es particular. 

La violencia en Colombia siempre ha sido una de las obsesiones del maestro Botero. Como ocurre en este óleo de grandes dimensiones, en el que se sintetiza la profusión de muertos que han inundado, por décadas, el país. Pareciera que los ataúdes sepultan a los habitantes y las calles de este pueblo, que podría ser casi cualquiera en Colombia.

Réquiem N.N

Juan Manuel Echavarría  (2006 – 2012)

 

Echavarría hizo esta serie de fotografías en las tumbas de cadáveres desconocidos que llegaron a través del río Magdalena a Puerto Berrío, Antioquia, después de una masacre paramilitar. Los habitantes del pueblo recogieron los despojos y los sepultaron en minúsculas tumbas que adornaron de manera diferente. Para el artista, esta es una manera de restaurar la memoria y humanizar a los muertos.