volver a lista
de personajes

Sidestepper

image

Foto: Diana Rey

El ‘sonido marciano’

Esta agrupación cumple 20 años haciendo discos, un lapso que ha usado para moverse entre diferentes géneros caribeños sin comprometerse con algún estilo comercial.

No es fácil ubicar a Sidestepper en un género musical. Tiene elementos en común con agrupaciones como Choquibtown, Bomba Estéreo y Sistema Solar, pero ese hecho está lejos de definirla. Con cada disco que lanza al mercado, la banda se desmarca de los sonidos de moda. Antes decían que hacían salsa, retomando ritmos de bullerengue y electrónica. En Europa suelen encasillarlos en el “folclor colombiano”, pero se queda corto. Y en sus últimas producciones, los sonidos anglo y africanos definen el beat.

En Supernatural Love (2016), su disco más reciente, Sidestepper trasciende fronteras musicales y terrenales. Dejó atrás sonidos característicos de éxitos como Más papaya, quizás su canción más conocida en las discotecas de Colombia. Estos cambios permanentes tienen que ver con la carrera del productor de la banda, el británico Richard Blair, un tipo misterioso, alejado de las grandes disqueras pero con un circuito musical a la mano que le ha permitido llevar a Sidestepper a los mejores escenarios de Europa y Estados Unidos.

Blair se define como pionero, una categoría que bien puede aplicar para los otros miembros de la banda: Erika Muñoz (Eka); Teto Ocampo; Edgardo Garcés (Guajiro); y Juan Puello (Chongo). Supernatural Love es un trabajo que los enorgullece. Más allá del reconocimiento internacional, el disco, como ellos dicen, les abrió una puerta para innovar en un estilo que está uniendo al Caribe. Dicen que ya no es colombiano pero tampoco anglo. Dicen que trata de apelar a un sentimiento universal: “al amor supernatural”.

SEMANA: Ha pasado más de un año desde que lanzaron ‘Supernatural Love’. ¿Cómo ven la recepción? ¿Cómo se sienten cuando escuchan ahora?

Richard Blair: La reacción ha sido tremenda, sobre todo afuera, donde recibimos muy buena prensa. En Estados Unidos, por ejemplo, lo recibieron con mucho cariño, mucho amor. Acá hemos recibido comentarios de gente que le fascinó, pero también otras personas quieren escuchar el Sidestepper de hace 15 años. En el mundo actual de la música, la electrónica ha perdido su esencia, se ha vuelto un sonido uniforme, como una especie de Pop-Dance, una sola cosa. No queríamos contribuir más a eso, queríamos hacer otra cosa.

Erika Muñoz: Decimos que este disco suena a “folclor de la nueva era”, porque es orgánico, porque es música que toca la fibra. Cuando tú escuchas el tambor y la flauta, imaginas la selva, recreas la cotidianidad de un pueblo. Claro, lo hacemos sobre la misma plataforma de la electrónica, pero bien entendida. Como dice Richard, el sonido se ha simplificado tanto que la música se escucha igual en Arabia y Boyacá. Lo que Richard hace es tomar la materia prima, que es el golpe de tambor, y lo trabaja desde la electrónica, meticulosamente, como si fuera una artesanía. Sidestepper no tiene un solo color, tiene una gama de colores en el interior.

SEMANA: Más allá de los géneros, se siente un componente espiritual en el disco, en las guitarras, las voces…

R.B.: No te lo puedo negar, es así, y hace parte de la honestidad. Cuando sacamos los primeros discos o Más papaya, era honesto porque en esa época me la pasaba en los clubs, trabajando como DJ, me fascinaba ese mundo. Mentiría si dijera que hoy me fascina ese mundo, el de la rumba, el beat y todo lo demás. Siempre trato de contribuir a la música de acuerdo al momento en el que estoy. En los últimos años he estado escuchando lo que mi hermano llama “Extreme World Music”, un folclor extremo, una música espiritual que existe para calmar el alma.

E.M.: Uno madura, con el tiempo se va encontrando otros colores en uno mismo, otras formas de interpretar y expresar. Somos responsables de lo que queda grabado, por eso pensamos desde un comienzo en hacer letras positivas, porque todo el planeta está en declive. Es nuestra responsabilidad como músicos explorar y transmitir esa buena energía.

R.B.: Estamos tan saturados en este mundo que es difícil decir algo en medio de tanto ruido. Nosotros quisimos hacer algo súper positivo porque creemos en el espíritu humano, en lo bueno que puede ser. Si no aportamos a eso, vamos a terminar contribuyendo a la bulla, al ruido del tráfico.

E.M.: Es muy bonito. Mucha gente en la gira se nos ha acercado y nos ha dicho que transmitimos mucha energía, que salen renovados de los conciertos y que, más allá del espectáculo, estamos haciendo algo terapéutico. Eso dice que vamos por buen camino, aunque, claro, no somos monedita de oro para caerle bien a todo el mundo.

SEMANA: Cada integrante de la banda tiene una trayectoria importante. ¿Cómo hacen para dejar atrás el ego en el momento de grabar?

E.M.: Nuestra fórmula es siempre llegar a donde Richard y hablar de la vida hasta que llegue algún tema. También compartimos el respeto hacia los demás. Sabemos con quiénes estamos trabajando y creo que eso es suficiente. Las ideas fluyen.

R.B.: Brian Eno una vez le dijo a un productor con el que iban a trabajar: “Tenemos que seguir dos reglas para que todo funcione: la primera es que vas a estar de acuerdo con todo lo que yo diga, y la segunda regla es que yo voy a estar de acuerdo en todo lo que tú digas”. Suena ridículo, pero nosotros dejamos que las ideas fluyan. Si quieres meter trompeta en una canción, bueno, hagámoslo. Más adelante, en la mezcla o tiempo después de la composición miramos cuáles son las ideas chéveres y de cuáles podemos prescindir. Esto lo hacemos escuchando, es la única manera.

SEMANA: ¿Comparten las mismas aspiraciones?

R.B.: Hay algo muy bello y es que todos creen en mí. Cuando he querido llevar la música por algún lado en específico, me han apoyado. Todos coincidimos en que no queríamos hacer otra Más papaya. Los que no están de acuerdo con la filosofía de Sidestepper van encontrando su rumbo. Eso sí, ninguno de los que está en la banda quiere volverse muy famoso o reguetonero.

SEMANA: ¿Cómo es producir sin el respaldo de una gran disquera?

R.B.: No tenemos la presión de sacar discos y venderlos rápido. Hacemos todo más lento, tan lento que a veces nos demoramos tres años componiendo algo y luego no nos gusta. Las disqueras quieren sacar todo ya, con afán. El ciclo de composición se ha reducido cada vez más. Es el efecto del capitalismo, y no permite pensar, desarrollar. Así pasa en la música, en el arte, en la literatura, en todo. En el fondo, queríamos que este disco no sonara a nada.

E.M.: El patrocinio es lo más difícil de conseguir. A la gente le gusta la repetición en la música, si escuchan una canción seis o siete veces comienzan a asimilarla. Eso ha pasado con todos los movimientos grandes, como la salsa, que comenzó a moverse cuando alguna gente entregó dineros sucios para que sonara en todo lado.

R.B.: Es verdad, nosotros nos demoramos en filtrar la música y aparecer en el mapa. Lo mismo pasa con Más papaya, en la costa nos recibían con silbidos y ahora les gusta esa canción. Poco a poco la gente va descubriendo que hay más géneros, que hay música diferente.

SEMANA: En todo caso, ustedes hacen parte de una nueva ola que retoma sonidos colombianos y los mezcla con electrónica…

E.M.: Fuimos nominados a los premios de las Américas, ya no como calypso, sino como uno de los discos más representativos de folclor. Todas las reseñas de afuera han sido súperbuenas, nos han puesto en diferentes líneas.

SEMANA: De pronto en Europa los reciben más como música colombiana…

R.B.: No queremos que el disco sea considerado como folclor colombiano tampoco. Queremos seguir abriendo un camino nuevo. Acá hay una riqueza musical que hasta ahora estamos empezando a explorar.

E.M.: En líneas generales, sí, seguimos sonando marciano.

SEMANA: ¿Desde 1997 sonando marciano?

R.B.: En el 97 era marcianísimo, y lo mismo pasó con Más papaya, solo que logró pegar en algún momento. Sería muy curioso si dejáramos de ser pioneros y comenzáramos a seguir nuestras influencias. Tiene que ver también con nuestra edad: ahora toda la música tiene que estar en la misma onda o en el mismo furor, pero ni Eka, ni Chongo, ni Teto, ni yo estamos en eso. Este disco me parece el más colombiano y el menos colombiano que hemos hecho.

SEMANA: ¿Qué puede esperar el público de Sidestepper en un futuro?

R.B.: Estamos craneando el próximo disco, vamos a ver de qué se trata, estamos en eso.

E.M.: Supernatural Love es un nuevo camino que queremos seguir desarrollando y evolucionando, es el primer paso de una puerta que se abre. Queremos que los oyentes puedan ver que tenemos diferentes gamas de colores, que uno puede ser libre en la música.