En pocas palabras Colombia tomará en pocos días una decisión histórica. Aprobará o desaprobará mediante el voto popular el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz sostenible. La pregunta que cada ciudadano encontrará en el tarjetón tendrá solo dos opciones de respuesta: Sí o No. Por eso, como señaló la Corte Constitucional en su sentencia sobre el plebiscito, las personas tendrán que ponderar su decisión tomando el acuerdo como un todo, con todos los matices, críticas y beneficios.

El acuerdo fue tejido con filigrana durante cuatro años. Es largo (tiene 297 páginas) y complejo porque no es fácil cerrar una guerra de medio siglo con múltiples causas y actores. Contiene capítulos muy especializados, como el que atañe a la justicia y todo lo relativo al cese del fuego y una serie de anexos y protocolos bastante extensos. A pesar de toda esta complejidad, su lectura, discernimiento y debate son necesarios para que cada colombiano pueda votar a conciencia.

En SEMANA estamos convencidos de que una democracia se debe fundamentar en la información amplia y veraz, y en un debate ilustrado y con argumentos. Solo en esas condiciones la deliberación y las decisiones políticas ayudan realmente a que los países imaginen su futuro colectivamente. Por eso en coyunturas históricas como esta, don- de se define el porvenir de una nación, los medios tienen la responsabilidad de contribuir a ilustrar el debate y darles a los ciudadanos los elementos de juicio para que tomen decisiones.

En este texto aparece una síntesis del acuerdo final, capitulado en correspondencia con cada uno de los puntos discutidos en La Habana. Esta síntesis ha sido escrita por periodistas de esta casa editorial en su integridad y no por las partes que escribieron el acuerdo.

En esta cartilla el lector no encontrará ni opiniones y mucho menos una inducción a decidir en uno u otro sentido. Entendemos al lector como un ciudadano con capacidad crítica y con la madurez suficiente para tomar decisiones con profundas implicaciones como esta.

Cualquiera que sea la decisión que los colombianos tomen en el plebiscito, será legítima. Y esa legitimidad se verá reforzada si el ciudadano vota bien informado, en un clima de deliberación democrática .