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Camilo Acosta

Hombre de día y reina de noche:
las dos caras del transformismo

Texto: Mónica Jaramillo

Fotos: Diana Rey Melo

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Camilo se define como un hombre homosexual al que de vez en cuando le gusta disfrazarse de mujer para asistir a espectáculos. Lleva 7 años practicando esta forma de expresión que, según dice, le ha dado algunas de las mayores satisfacciones de su vida.

Camilo Suaza Acosta tenía 15 años cuando empezaron a conquistarlo con regalos anónimos que llegaban a su casa. Para el momento en el que ya estaba enamorado de ese desconocido, descubrió que se trataba de su mejor amigo. Aunque lo pensó dos veces antes de empezar una relación con él, al final no tenía nada que perder. Se sentía bien y eso era lo importante, dice. Además, a los 14 años, un hombre ya había intentado violarlo, por lo que desde entonces, su manera de ver y vivir el mundo se habían transformado.

Meses después, cuando ya estaba en una relación estable con su mejor amigo, enfrentó la cruda realidad de lo que podría enfrentar al ser una persona gay. Recibió una amenaza en Facebook en la que advertían que “me iban a rayar la cara”, relata. Indignado, su novio buscó por cielo y tierra a los responsables hasta que los encontró. “Me llevaron a un lugar donde los tenían amarrados en el piso, me entregaron un cuchillo y me apuntaron con un arma hasta que no le dañé la cara al que me había amenazado”, relata.


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"Empecé a trabajar como acompañante sexual porque no tenia libreta militar y no me daban trabajo en ninguna parte"

En ese momento descubrió dos cosas: su novio era un sicario y, luego de ese episodio, el viejo Camilo de antes había desaparecido. “Me di cuenta que en la comunidad gay sino forjamos un carácter nos pisotean”, agrega. Pero la tragedia no acabó ahí. Un año después, tuvo que afrontar el asesinato de su pareja tras varias amenazas de muerte relacionadas con su trabajo y su orientación sexual. “Lo mataron y yo iba con él en una moto. No vi nada, sólo escuché un disparo y más adelante nos caímos. Ya en el piso, él solo me dijo: ‘vete porque yo de esta no salgo”.

Con esas palabras y los 16 años Camilo atravesó el episodio más duro y solitario de su vida. Nunca había tenido una figura paterna, vivía con su madre y sus tres hermanos, pero todavía no les había confesado que era homosexual. Tuvo que enfrentarlo solo y “eso me provocó un impacto psicológico muy fuerte. No salí con chicos durante un año y, de hecho, mi único mecanismo de defensa fue tener muchas novias. Salir con mujeres, pues nadie de mi familia sabía que era gay”, relata.

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Camilo tardó 5 años en salir del clóset

Precisamente, la violencia, el estigma y la discriminación de la que son víctimas personas como Camilo, hacen que terminen aislándose de sus familias y sus círculos sociales. A los 17 años, cuando se graduó del colegio, este joven abandonó su hogar y empezó a trabajar como acompañante sexual para mantenerse. En una de esas casas descubrió que le gustaba disfrazarse de mujer. “Tenía muchos amigos en ese entonces y molestábamos con los tacones. Un día me animaron a vestirme de niña y acepté”, relata.

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Amara

En un principio a Camilo no le interesó transformarse pero una noche invadido por la curiosidad lo intentó. Pagó 70 mil pesos por su primer maquillaje y le pidió prestado el vestido de 15 a una de sus mejores amigas del colegio. Ese día salió a rumbear vestido de mujer y los elogios que recibió al estar transformada y actuar con feminidad, la hicieron sentir una satisfacción que nunca había experimentado. “Me dije: ¿Por qué no seguirlo haciendo sin dejar de ser Camilo y vivir mi vida cotidiana? Así empecé y así llevo 7 años en el mundo del transformismo”, explica.

En su día a día Camilo trabaja como estilista y maquillador de modelos, pero de vez en cuando, construye la apariencia corporal y comunicativa de Amara Monterreal, el nombre con el que ha decidido bautizar a este alter ego. Este resultó de los cientos de búsquedas que realizó para buscar uno que se asemejara a su personalidad. “Considero que tengo una personalidad arrolladora y Amara significa, prepotencia, belleza, glamour y eso es lo que me define cuando me transformo”, explica.

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Pero vestirse de mujer para los reinados transformistas y eventos especiales no redefine su orientación sexual ni mucho menos su identidad de género. Simplemente es un rol que asume de manera esporádica y que comienza cuando se maquilla y termina cuando se quita los tacones. A Camilo no le interesa para nada ser mujer durante 24 horas, es más bien como un personaje de teatro que cada vez que lo interpreta, va perfeccionándose más.

En ese sentido, existe una gran diferencia entre los conceptos de transformismo, transexuales y transgénero. Aunque la gente suele confundirlos porque todos coinciden en que visten de mujer, en el fondo tienen connotaciones distintas. Los transexuales y los transgénero visten todo el tiempo como el sexo opuesto e incluso algunos pueden llegar a modificar su cuerpo con operaciones estéticas o quirúrgicas. Los transformistas no: ellos solo están interesados en transitar entre lo masculino y lo femenino por un tiempo limitado.

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Por eso, generalmente usan relleno de espuma, maquillaje y prendas muy extravagantes para darle al cuerpo masculino curvas femeninas. Y como en el caso de Camilo, usan unas simples medias para imitar la forma de los senos de las mujeres. Pero eso no significa que se lo tomen menos en serio. Aunque la comunidad trans participa en esta práctica por el simple placer de impulsar la diversidad y la identidad LGTBI, hoy los reinados se hacen con todo el rigor del mundo: existen Miss Colombia, Miss Universo, Diva de divas, Estrella de oro y Orquídea de Orquídeas, el mayor galardón concedido a un transformista.

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Además, el transformismo en Colombia y el mundo es hoy una expresión artística que mueve varios cientos de millones. No sólo por el gasto que implica comprar todos los accesorios que usan, sino porque en algunos casos, las reinas terminan convirtiéndose en referentes de todo el movimiento que reciben premios e invitaciones en varias latitudes del mundo.

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En su vida cotidiana Camilo ha sufrido la discriminación

Los reinados de los transformistas son competencias similares a los reinados femeninos: califican vestidos, transformación, actitud, entre otras habilidades. El monto de los premios son depende de los patrocinadores.

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¿Cuál es la diferencia entre un transformista, un transexual y un transgénero?

Camilo, por ejemplo, tarda entre dos o tres horas maquillándose. El primer paso es afeitarse y luego aplicar varias capas de base para que todo su rostro quede con una apariencia tersa. Luego, viene lo más difícil: definir las cejas. No es sencillo transformar estos rasgos fuertes en las cejas pequeñas y delgadas de una mujer. Y por eso, muchos lo consideran un arte. Luego vienen los otros accesorios: pestañas postizas, lentes de contacto, extensiones, joyas y vestuario. En total, Camilo calcula que la transformación de Amara tarda entre 4 y 5 horas. Arreglar el vestido y ponerse los tacones, que muchas superan los 15 centímetros, es todo un desafío. Incluso sería una misión imposible para muchas mujeres.

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En los 7 años que Camilo lleva como transformista, ha ganado tres títulos: Miss Top model Colombia, Miss Colombia Retro y Miss Mundo Divina. También fue reina de dos bares.

Para transformarse existen lugares especializados a los que las personas pueden ir. Se conocen como casa de reinas, pero Camilo prefiere maquillarse en su casa. “A mi me ha favorecido mi profesión. Sé qué usar en mi piel para que se vea natural, que es lo que queremos todos los transformistas, mientras que en una casa de reinas los productos son para todos, y muchas veces te aplican capas y capas quedas como un pastel”, explica.

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Por qué el personaje de fantasía de Camilo se llama Amara Moterreal

A propósito de los 50 años de Stonewall, Camilo dice que la evolución que ha visto ha sido grande. Aunque aún existe discriminación dentro y fuera de la comunidad, hoy el mundo tiene la mente más abierta y ya existe tanto interés por meterse en la vida de los demás. “Personas que nunca me imaginé se han interesado por mi mundo y aunque nunca se imaginaron que hago transformismo, hoy para ellos soy un chico común y corriente”, dice.

Hoy celebra que cada día la comunidad LGBTI abre más puertas. “Antes los gays teníamos que estar escondidos. Hoy podemos estar en cualquier lugar y la ley nos protege”, concluye.

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