Texto: Mónica Jaramillo
Fotos: Diana Rey Melo
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Derly Lizeth Linares supo desde la niñez que era una mujer en un cuerpo equivocado. Aunque siempre luchó contra la feminidad, llegó un punto de la vida en que se encontró vistiéndose con faldas y tacones a escondidas de sus padres, y años más tarde, de su esposa. Pasó casi 40 años reprimiendo esos deseos pero todo cambió cuando llegó ‘san Google’ a su casa.
Gracias al internet se dio cuenta que en Bogotá había un lugar en el que las “chicas travestis de closet”, como las define, se reunían para satisfacer el simple deseo de vestirse de mujer. Sin dudarlo, empezó a frecuentar el lugar pero en una de esas salidas clandestinas una de sus exparejas le tomó unas fotos, la amenazó con mostrarlas a su familia y la quiso extorsionar.
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Tranxtienda tiene clientas desde los 14 hasta los 80 años. Muchos de los que llegan allí están casados y con hijos, pero quieren ser mujer por una noche.
Al poner la denuncia ante la Fiscalía, los agentes del Gaula le dijeron a Derly que lo mejor que podía hacer era contarle la verdad a su familia, pues en caso de cumplirse la amenaza, sus seres queridos ya estarían preparados y las autoridades podrían cogerlo en flagrancia. Dar ese paso fue duro porque tuvo que enfrentarse a varios muros. El primero era el familiar: “a pesar de que todo mi núcleo cercano me apoyó, no todos lo hicieron y eso me dolió”.
El segundo fue el social, pues según cuenta, después de que asumió su identidad de género, la mayoría de amigos o conocidos la abandonaron. “Mi único núcleo social ahora son las chicas que van a la tienda”, dice. Y la tercera barrera, y quizá más dura, es la laboral. “Uno puede ser el mejor abogado del mundo pero hace un tránsito y ya no tiene credibilidad”, explica.
Antes de convertirse en mujer, Derly ejercía su profesión de administradora de empresas. Sin embargo, la experiencia que vivió al salir del clóset la motivó a abandonar su carrera y enfocarse en crear espacios para que las personas trans no tuvieran que vivir su misma pesadilla. “Decidí luchar por esta comunidad que necesita mucho apoyo. Hay mucho ignorancia en todos los aspectos y mi objetivo es poder guiarlos y ayudarlos en lo que esté en mis manos”, explica.
Así nació Tranxtienda, una establecimiento ubicado en el Centro Comercial Galaxcentro, en Bogotá, que sólo atiende a puerta cerrada a travestis de closet. Es un lugar discreto y reservado en el que Derly hace todo lo posible para que las personas vivan de su feminidad sin preocuparse. El lugar, que ya ha ganado fama entre la comunidad, está conformado por cuatro espacios. El primero es una boutique donde las personas pueden encontrar todo sobre belleza femenina: lencería, bisutería, vestuario, pelucas o prótesis. “Es el país de las maravillas para las personas transexuales, pues ahí lo encuentran todo”, dice.
Y en efecto es así. Entre las prendas de colores que cuelgan por todas partes, y las estanterías llenas de accesorios extravagantes, se pueden ver zapatos de talla 37 hasta número 44, algo que “acá en Colombia poco se consigue”, explica. Además de eso, Tranxtienda, ofrece un espacio de lockers donde por 10 mil pesos mensuales los clientes regulares pueden guardar su vestuario para que no tengan que llevarlo a casa y corran el riesgo de ser descubiertos.
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También tiene un espacio adaptado como camerino donde las “divas” en proceso de transformación pueden vivir esa tránsito a la feminidad con juego de luces, música y demás. Pero aparte de eso también hay un taller de costura donde ella misma confecciona el vestuario a la medida de sus clientes. “Para nadie es un secreto que la moda ha cambiado mucho y que nosotras nos hemos quedado con una moda anterior”, afirma. Su intención es darle rienda suelta a nuevos estilos de feminidad.
En la tienda no existe estrato, color ni edad. Y para ella eso es lo más satisfactorio, pues más que un negocio de compra y venta, Tranxtienda se ha convertido en un lugar social donde las personas de todas las clases sociales y razas se reúnen en torno una sola cosa: el travestismo. Allí lo viven libremente pero también se apoyan en otro tipo de necesidades, como por ejemplo, psicológicas, jurídicas y médicas. Para nadie es un secreto que aunque la población LGBTI ha logrado reivindicar la mayoría de los espacios, los trans en especial, siguen siendo víctima de muchos abusos y limitaciones, entre ellas la dificultad del acceso a la salud.
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Es por eso que Derly brinda orientación a aquellos trans que apenas están empezando su proceso de exploración y que necesitan ayuda, por ejemplo, en temas relacionados con enfermedados como el VIH. “No son capaces de ir a su centro médico a decir que necesitan ayuda para un diagnóstico o una prueba rápida, así que aquí creamos un espacio de confianza para hablar de todos esas cosas que siguen siendo tabú”, explica.
"Mónica" es uno de los clientes más regulares de su tienda. Desde hace 6 años visita este lugar y hace travestismo por lo menos una o dos veces a la semana.. Pero más que un cliente, Derly y Mónica han forjado una amistad. Comparten las alegrías y los miedos de la vida. Mónica, por ejemplo, en su día a día es padre de familia y profesor; y a sus 65 años no ha sido capaz de confesarle a sus hijos que le gusta vestirse de mujer.
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Para Derly y su esposa Zahyra Ramírez, con quien actualmente administra el lugar, la importancia de que existan estos espacios de debate es fundamental. Sobretodo porque aún existen muchos tabús sobre el tema y estereotipos sobre la población trans. “Dicen que son peligrosas, cuchilleras, viciosas pero nadie tiene en cuenta cómo salieron del closet y los contextos los que han tenido que enfrentarse”, dice.
Los clientes más atrevidos de Tranxtienda pasean por el centro comercial con toda la ropa y el maquillaje, y otros se aventuran a salir la calle, o ir de fiesta los fines de semana.
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“Si echamos reversa en el tiempo, cuando muchos decían que no se sentían bien con su cuerpo eran expulsados de casa, no tenían otra opción que llegar a la prostitución. Les pegaban los policías, les pegaba sus madres, los clientes. Y ¿Les parece extraño que hayan optado por defenderse?”. Para Derly, allí es donde empieza a tergiversarse la historia del travestismo. “Eso sucedió, si. Pero yo como Derly siempre he buscado dar una buena imagen. Tengo un hogar, tengo una esposa maravillosa. Dos hijos. A diario sufrimos un acoso terrible en la calle porque los hombres piensan que las mujeres trans lo andamos repartiendo a todo el mundo y no es así. Yo soy una mujer empoderada y siempre seguiré defendiendo los derechos de la comunidad trans y LGBTI”.
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En la tienda no existe estrato, color ni edad. Tranxtienda se ha convertido en un lugar social donde las personas de todas las clases sociales y razas se reúnen en torno una sola cosa: el travestismo.
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En pocas palabras, Derly con su iniciativa de Tranxtienda hoy es la guardiana del clóset de más de una cuarentena de travestis de Bogotá. A diario les alquila, vende, cose y lava la ropa. Pero además, los maquilla, los viste y asesora en todos su proceso de transformación. Al menos en este pedazo de cielo, como lo describe, las personas trans pueden vivir su sueño tranquilas por unas horas, antes de volver a la realidad.
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