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El presidente Iván Duque habló con SEMANA sobre cómo mantendrá la gobernabilidad, sobre las reformas económicas, los ajustes a los acuerdos de paz, su equipo de gobierno y los temas que priorizará en su mandato.
SEMANA: Usted llega a la presidencia con una agenda de reformas que requieren apoyo del Congreso. ¿Se puede en Colombia lidiar con el Congreso sin puestos y mermelada?
IVÁN DUQUE: Ese es mi propósito y mi promesa. Hay que buscar la coalición más amplia posible, basada en el programa de gobierno. Voy a seguir invitando a todas las fuerzas políticas que se identifiquen con el programa a que constituyan esa mayoría amplia y que esa mayoría amplia se vea reflejada en el respaldo a nuestros proyectos de ley.
SEMANA: ¿Eso significa que en el apoyo a cada proyecto del gobierno puede haber un grupo distinto de partidos?
I.D.: Yo esperaría que primero se conforme una coalición de gobierno, con la mayor cantidad de partidos que se pueda. Ahora, espero que quienes se declaren en independencia o en oposición también puedan acompañar algunas iniciativas y hagan una oposición reflexiva. Ese fue el tipo de oposición que hice cuando estuve en el Congreso: fui ponente de proyectos del gobierno cuando sentía que le servían al país y respaldé proyectos de otros partidos con el mismo criterio. Pero al margen de que eso suceda, estoy seguro de que vamos a tener la coalición para sacar adelante las reformas que el país necesita.
FOTO: Juan Carlos Sierra
SEMANA: ¿Ha tenido contacto con todos los partidos?
I.D.: He conversado con buena parte de los partidos y sus miembros. A eso se suma que varias colectividades impulsaron nuestro proyecto. Además del Centro Democrático, el Partido Conservador hizo parte en la coalición desde el inicio. El Partido Liberal nos apoyó. Sectores del Partido de la U, de Cambio Radical y otros independientes también nos han respaldado. Confío en que la mayor cantidad de ellos se identifiquen con nuestra propuesta.
SEMANA: ¿Ese diálogo con todas las fuerzas políticas incluye al partido de las Farc?
I.D.: Con todas. Ellos son un partido político y como tal deben tener una interlocución con el gobierno. Este será respetuoso de todas las fuerzas políticas que estén representadas en el Congreso de la República.
SEMANA: La U, el Partido Liberal e incluso Cambio Radical refrendaron el acuerdo con las Farc y le han dado trámite a parte de las iniciativas derivadas del mismo. ¿Es realista pensar que se puedan hacer ajustes a lo pactado en los acuerdos de paz?
I.D.: He venido expresando que aquí no se trata de hacer trizas los acuerdos, sino de respetar los procesos de desmovilización, desarme y reinserción, corrigiendo aquellas cosas que no están saliendo bien. Sobre eso, creo que la conversación con los partidos debe buscar un acuerdo nacional alrededor de cuatro puntos. Primero, que el narcotráfico no sea un delito conexo al delito político y, por ende, amnistiable. Eso no toca ninguno de los párrafos de los acuerdos, pero es un mensaje hacia el futuro, teniendo en cuenta el crecimiento exponencial de los cultivos. Segundo, que la erradicación y la sustitución, por principio, sean obligatorias. Tres, que si llega a haber armas y dinero escondidos por parte de un grupo desmovilizado, haya sanciones contundentes. Y cuatro, que si a alguien que ejerce como congresista se le ratifica una sentencia por crímenes de lesa humanidad, no pueda seguir en su curul.
SEMANA: Usted ha dicho que frente a la paz hay que corregir lo que no funciona. ¿La Jurisdicción Especial para la Paz (JEP), cree que debe mantenerse como está, ajustarse o eliminarse?
I.D.: Hasta hace unos meses teníamos un país donde unas personas creían en la JEP y otras querían derogarla. Hoy todos reconocemos que la JEP debe existir como vehículo transicional. Reconociendo su existencia podemos corregir aquellas cosas que son necesarias para asegurar verdad, justicia, reparación y no repetición.
SEMANA: Más allá de la paz, ¿qué otros grandes temas buscará tramitar en esta primera legislatura del Congreso?
I.D.: Presentaremos un paquete fiscal para reducir gastos innecesarios, bajar algunas cargas tributarias y mejorar el ingreso de los trabajadores. Así mismo, un conjunto de medidas para luchar contra la corrupción con temas como limitar el número de periodos en cuerpos de elección colegiada, ponerle fin a la casa por cárcel, reducir penas para los corruptos, desactivar los abusos de la contratación directa y los carteles de únicos proponentes, y eliminar trámites innecesarios que afectan a las pequeñas, medianas y grandes empresas. En temas sociales presentaremos reformas para aliviar el déficit en el sector de la salud y promover la inversión en el campo. Y, por supuesto, una reforma pensional creíble y de largo plazo.
FOTO: Juan Carlos Sierra
SEMANA: ¿No es una agenda demasiado amplia?
I.D.: Insistí en esa agenda durante toda la campaña y esa es la que voy a presentar. Ah, y a ella se suma otra reforma que también es urgente: la fiscal.
SEMANA: Hablando de temas fiscales, ¿cómo encuentra las finanzas públicas del país?
I.D.: Los retos fiscales son muy grandes porque el gobierno que acaba de salir dejó muchas expectativas y compromisos que no necesariamente están financiados en el largo plazo. Entonces, la primera tarea que tenemos es hacer una reforma fiscal que nos permita mejorar el clima de negocios para que haya más inversión, más crecimiento y por tanto, más recaudo. Tenemos que hacer ajustes en materia de gasto público para hacer más eficiente el Estado: eliminar nóminas paralelas, focalizar reformas de asignaciones presupuestales y hacer una reingeniería de muchas responsabilidades que están hoy duplicadas. Tengo claro que cualquier reducción que hagamos en la carga tributaria a quienes generan empleo debe venir acompañada de incentivos para mejorar la remuneración de los trabajadores.
SEMANA: Hablando de temas fiscales, ¿cómo encuentra las finanzas públicas del país?
I.D.: Los retos fiscales son muy grandes porque el gobierno que acaba de salir dejó muchas expectativas y compromisos que no necesariamente están financiados en el largo plazo. Entonces, la primera tarea que tenemos es hacer una reforma fiscal que nos permita mejorar el clima de negocios para que haya más inversión, más crecimiento y por tanto, más recaudo. Tenemos que hacer ajustes en materia de gasto público para hacer más eficiente el Estado: eliminar nóminas paralelas, focalizar reformas de asignaciones presupuestales y hacer una reingeniería de muchas responsabilidades que están hoy duplicadas. Tengo claro que cualquier reducción que hagamos en la carga tributaria a quienes generan empleo debe venir acompañada de incentivos para mejorar la remuneración de los trabajadores.
SEMANA: En ese sentido, ¿qué papel va a jugar una eventual reforma pensional en el equilibrio de esas finanzas públicas?
I.D.: La reforma pensional ha sido postergada por años. Presentaré una que busque que el sistema sea equitativo. Hoy la mayor cantidad de subsidios en el sistema pensional se concentran en la población más rica del país y hay que buscar que lleguen a quienes más los necesitan.
SEMANA: Eso significa que gran parte de la carga pensional se va en el magisterio, los magistrados, las Fuerzas Armadas...
I.D.: Ahí no está necesariamente el problema. Cuando uno ve la asignación del régimen de prima media, observa que la medida de liquidar las pensiones sobre los ingresos de los últimos diez años beneficia a la población de mayor ingreso. Hay que buscar corregir esa asignación en el largo plazo para que sea más equitativa. Aquellas personas que tienen hoy dificultades de alcanzar una pensión deben ser totalmente cubiertas por programas como Colombia Mayor o los Beneficios Económicos Periódicos.
SEMANA: ¿Se puede pensar en aumentar la edad de pensión en Colombia?
I.D.: Yo creo que esa no es la necesidad en este momento. Las prioridades son buscar equidad y una mejor asignación con un régimen de transición amplia para que no afectemos derechos adquiridos ni a la población que está con una expectativa próxima. En el largo plazo, aseguremos al país un régimen pensional sostenible, lo cual supone generar mejores condiciones para generar empleo formal. La agenda que estamos planteando de recuperación económica tiene que ser también el camino para que haya más empleos formales y por tanto más cotizantes. Colombia puede tener fácilmente 22 millones de personas ocupadas, de las cuales menos de 8 millones están contribuyendo a pensión y salud y menos de 2,3 millones se están pensionando.
SEMANA: En ese ajuste fiscal, ¿no está contemplado recortar subsidios que en Colombia ya llegan a 70 billones de pesos?
I.D.: El reto más importante es ver dónde ha estado la expansión. En los últimos 8 años el país pasó de cerca de 35 billones año a más de 70 billones año en subsidios que no están llegando necesariamente a los más vulnerables. De esos más de 70 billones, cerca de 38 corresponden a subsidios pensionales que en su gran mayoría se están quedando en la población más rica. Lo otro que hay que hacer, además de evaluar la focalización, es mejorar la asignación presupuestal. Cerca del 50 por ciento o un poco más del presupuesto de inversión se está yendo a inversiones que no son económicamente productivas. La clasificación, la focalización y la medición del impacto de los recursos deben ser una tarea prioritaria en nuestro gobierno para reducir la desigualdad y expandir la clase media.
SEMANA: Además de la sostenibilidad financiera, otra de sus banderas de sostenibilidad ha sido la ambiental. Pero para nadie es un secreto que los hidrocarburos son cruciales hoy para el desarrollo del país. ¿Descarta o no el ‘fracking’?
I.D.: He sido muy claro, el potencial hoy en Colombia es convencional y el país no puede lanzarse al fracking poniendo, además, en riesgo un gran debate social que se tiene que sortear con mucha responsabilidad. Yo creo que en este momento Colombia no tiene ningún potencial de extracción de fracking en los próximos 4 años. Necesitamos que la matriz productiva sea mucho más diversa. Mi compromiso es que este sea el gobierno de mayor impulso a las energías renovables. Vamos a dar un gran impulso al país, trayendo proyectos eólicos, fotovoltaicos y creando un marco de legislación para que esas energías crezcan. También tenemos en este momento el potencial convencional por desarrollar y eso se tiene que hacer con responsabilidad ambiental y con la confianza de las comunidades.
SEMANA: Volviendo al tema político, en el Centro Democrático hay dos tonos. El tono del presidente y de su equipo cercano, que es tranquilo y conciliador, y el del Congreso, que es agresivo y beligerante. ¿Qué opina?
I.D.: Voy a obrar como presidente, no como dirigente de un partido. Como tal, tengo que hacer ese llamado al país para que nos encontremos en una agenda común de corto, mediano y largo plazo.
SEMANA: Volviendo a la gobernabilidad, ¿está seguro de que es posible tener una coalición de gobierno sin puestos ni mermelada?
I.D.: Prometí que conformaríamos un gabinete técnico de personas que conocieran bien los sectores y las regiones y cumplí. Tenemos un gabinete paritario, menor de 50 años, escogido por meritocracia y no por recomendaciones políticas. Entiendo el deseo legítimo de los parlamentarios de llevar proyectos a sus regiones, pero no vamos a tener ni cupos indicativos, ni vamos a entrar en un triqui trueque de votos por cargos públicos o por contratos. No voy a gobernar con mermelada.
SEMANA: También es claro que en su gabinete no hay representación partidista, pero sí muchos vienen de los gremios. ¿No cree que esto último podría generarles impedimentos?
I.D.: Yo no creo, porque el tema no es que vengan del sector gremial, el tema es que tengan la experiencia y el bagaje suficiente para hacer las cosas que se necesitan en los respectivos sectores. Y sobre todo que defiendan el interés de todos los colombianos. Las personas que están en el gabinete tienen hojas de vida intachables y maravillosas.
SEMANA: En política exterior, usted insiste en que Colombia no debe tener embajador en Venezuela, ¿cuál es el propósito, con tantos intereses nacionales sobre la mesa?
I.D.: Debemos mantener una relación bilateral, primero a nivel de negocios y a nivel consular, pero si reconocemos que Venezuela es una dictadura ilegítima, no es coherente que tengamos embajador.
SEMANA: Hay muchas dictaduras en el mundo con las cuales Colombia tiene relaciones. Después de 350 muertos en los últimos tres meses, ¿usted retiraría el embajador en Nicaragua, por ejemplo?
I.D.: En el caso de Nicaragua, puntualmente, el continente está esperando un pronunciamiento de la Organización de Estados Americanos como garante de la Carta Democrática Interamericana. Nosotros tenemos que insistir en que ese pronunciamiento se dé y respaldarlo. Recuerdo demócratas como Alberto Lleras que tomaron decisiones muy claras en su administración para rechazar las dictaduras y no tener con ellas un entendimiento diplomático.
SEMANA: Quizá el mayor desafío en materia de seguridad es reducir el crecimiento de las 200.000 hectáreas de coca que está financiando a todos los grupos y disidencias ilegales. ¿Cuál va a ser su estrategia? ¿Contempla la posibilidad de volver a esa fumigación aérea?
I.D.: Se deben tener todas las herramientas a disposición, ¿qué dijimos nosotros a lo largo de la campaña? Si hay una prohibición explícita frente a un químico, se tiene que buscar una alternativa y esa alternativa tiene que ser aprobada por las autoridades que manejan la salud pública. Dos, debemos buscar mecanismos de precisión para mitigar los efectos en terceros. Y tres, cualquier iniciativa debe combinarse con la erradicación y sustitución manual. Tenemos que llevar cultivos que permitan generar empleos formales permanentes en las zonas rurales, identificar las oportunidades que hay en el mundo.
SEMANA: ¿Piensa seguir las negociaciones con el ELN?
I.D.: Creo que es bueno retomar lo que el mismo ELN planteó en 1998 en Maguncia y era una concentración previa en un área reducida, con supervisión internacional y exigir una agenda en un tiempo puntual y poder avanzar hacia la desmovilización, el desarme y la reinserción. Contemplar inclusive una reducción de penas para quienes se desmovilicen, pero no la ausencia de ellas.
SEMANA: El tema de la violencia en Colombia, especialmente el asesinato de líderes sociales, es cada vez más preocupante. ¿Qué va a hacer su gobierno para contener ese problema?
I.D.: C He sido siempre coherente en rechazar ese tipo de actos criminales. Hoy tenemos el reto enorme de diseñar los instrumentos de política pública efectivos que nos permitan, primero, proteger la vida del mayor número de líderes políticos posibles. Segundo, tener una capacidad rápida de investigación. Y tercero, tener la capacidad de capturar rápidamente a los autores intelectuales y materiales de ese tipo de actos criminales. Para eso, yo creo importante reactivar un sistema de recompensas. Tenemos que ser una sociedad en la que se respete la vida y en la que el que la hace la pague.
SEMANA: ¿Qué mensaje le manda usted al expresidente Uribe ahora que empieza su nuevo gobierno, y qué mensaje le manda al expresidente Santos que ya se fue?
I.D.: Mi mensaje más grande es a todos los colombianos. Tenemos estos cuatro años para trabajar todos en un mismo propósito: legalidad, emprendimiento, equidad, sostenibilidad ambiental e innovación, ciencia y tecnología. Esos van a ser los cinco pilares de nuestra agenda para que Colombia sea un país distinto, un país más equitativo y un país de justicia social.
SEMANA: ¿En su gobierno se va a formular cualquier tipo de proposición de volver a la reelección?
I.D.: No, no y no.
SEMANA: En cuatro años, ¿cómo quisiera ser recordado?
I.D.: En cuatro años lo que más deseo es regresar a mi casa, mirar a mis hijos a los ojos y decirles: tenemos un mejor país, con más futuro y mejores oportunidades para todos. Quiero que cuando se piense en lo que fue mi gestión, exista la idea de que Iván Duque puso a Colombia a pensar en grande y a trabajar por un país menos dividido.