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Una tradición perdida

HHablar de la minería artesanal es poner la mirada sobre el desarrollo de la cultura que la comunidad negra inició en el territorio americano, sin negarse a observar la historia de las costumbres africanas que intentaron proteger hasta con sus propia vidas.

Dicen que los esclavos se inspiraban en su día a día en las minas para hacer resistencia a los castigos y a las inclementes condiciones de vida a las que eran sometidos. Y fue así como nacieron canciones, mitos y leyendas sobre la minería que se convirtieron en costumbres típicas de la región.

Alrededor de la práctica artesanal de la minería, han surgido numerosas creencias, comportamientos y dinámicas asociadas al cómo las regiones chocoanas, principalmente en la región del San Juan, viven y entienden este trabajo no solo como un proceso económico, político y ambiental; sino también, como una actividad que ha ayudado a construir su identidad social y cultural.

Aunque estas prácticas son necesarias para entender por qué las decisiones que se tomen respecto a la minería en el Chocó son importantes para las comunidades de este departamento, las mismas han tenido poco espacio en los debates que se han presentado en la opinión pública y en los medios de comunicación. El oro no es solo dinero en este departamento, es también identidad.

Paisaje Los esclavos, por ejemplo, se inspiraban en lo que vivían en las minas para hacer resistencia a las condiciones a las que eran sometidos durante la colonia y continuaron haciendo lo mismo con la llegada de la empresas mineras como la Chocó Pacífico.

Sin embargo, cuando se habla de minería en el Chocó, generalmente se hace referencia a los problemas directos y colaterales de esta práctica, pero poco se tienen en cuenta las raíces históricas de la misma. “La gente creería que la minería es solo una práctica económica, pero no, gracias a ella nosotros sabemos lo que significa la familia”, explicó Alexander Mosquera, quien además, es hijo del dueño de la única mina artesanal que queda en Condoto.

“Pregúntese, ¿qué fue primero? ¿El Chocó como departamento o la minería de oro y platino?”, dijo y aseguró que la minería no solo se debe proteger por los ingresos económicos que representa, sino porque hace parte del patrimonio cultural de toda una región.

Como Alexander, son muchos los chocoanos que reclaman la dignificación de una labor que aún se practica con mucha similitud a la forma como se realizaba en la colonia. Por eso, diferentes artistas intentan, a través de la cultura, mantener viva esta tradición.

Anteriormente los mineros que desconfiaban de quienes llegaban a ocupar sus territorios, creaban mitos para protegerse a ellos y de paso a la naturaleza. Hoy, las casas se adornan con réplicas pequeñas de los elementos utilizados en la minería artesanal como la batea, y a través del arte, los chocoanos encuentran una manera de resistencia hacia las consecuencias de la minería a gran escala.

Estas acciones no solo son una respuesta de adaptación a los procesos históricos y socioeconómicos de la minería. La idea simple de una población negra pasiva, oprimida y esclavizada se convierte en un concepto complejo si se analizan las formas en la que los habitantes de la región han tenido injerencia sobre la naturaleza y han transformado las condiciones del medio que los rodea más allá de las producciones económicas; como don Leonidas, quien ha creado una relación especial con la tierra que heredó de su familia.

Y por esta razón, los habitantes de Condoto denuncian que las dragas han arrasado con la minería como práctica cultural de la región. “Cuando usted iba a la mina, iba con su familia y entre todos cuidaban de las pertenencias de nuestros vecinos, pero ahora lo único que tenemos alrededor de las minas es corrupción, prostitución, el pueblo no es el mismo”, explicó Ensa Mosquera.

Y bajo este reclamo, los chocoanos han encontrado en el arte, una forma de mantener viva esta tradición. La agrupación ChocQuibTown, por ejemplo, en su álbum ‘Oro’ que lanzaron en el 2010, realiza un reclamo a la minería a gran escala, que consideran como un saqueo a las poblaciones negras. Reza la canción:

A mi tierrra llegó un fulano
llevándose todo mi oro
a mi tierra llegó un fulano
llevándose todo mi oro

Vestido de blanco entero
y con acento extranjero
prometió a cambio de oro
dejarme mucho dinero
el tipo de quien les hablo
nunca más apareció
cogió mi metal precioso
y todo se lo llevó.

Como esta canción, hay otras representaciones musicales que reclaman no solo la extracción agresiva que han realizado multinacionales en la región; sino también lo que ellos llaman abandono estatal, pues en sus palabras, el Estado no ha sido capaz de garantizar los derechos de la población del Chocó ni ha logrado frenar la destrucción del medio ambiente en el departamento en el que se practica la minería en 19 de los 31 municipios.

Oro: Tostao de ChocQuibTown habla sobre el legado cultural de la minería artesanal del Chocó

'Tostao' Valencia, vocalista de la agrupación chocoana, cuenta cómo la minería artesanal ha estado en la vida de los habitantes de esa región enriqueciendo la cultura, explica cómo las situaciones particulares del Chocó han inspirado los trabajos musicales de ChocQuibtown y el por qué para ese departamento es tan necesaria la intervención de acciones que protejan el medio ambiente, su cultura y la riqueza de la población.

En entrevista con Klarem Valoyes, el vocalista de la agrupación chocoana, cuenta cómo la minería artesanal ha estado en la vida de los habitantes de esa reunión enriqueciendo la cultura.

Autor: Klarem Valoyes

Fotos y videos: Klarem Valoyes

Tutor: Óscar Parra

Proyecto Universidad del Rosario

2018