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Editor: José Ángel Báez.
Coordinación editorial: Laura Campos Encinales, José Vicente Guzmán Mendoza.
Equipo periodístico: Karen Gritz Roitman, Valery Rico, Andrés Felipe Quintero.
Dirección multimedia: Edwin Sanabria.
Colaboradores: Catalina Gómez (historia de Irán).
Agradecimientos especiales: Mariana Venero (Cuba), Adriana Vasileva (Bulgaria), Marilu Oliva (Italia), Bahran Daviri (Irán), Shuhui Yang (China), Aída García Márquez, Andrés Mauricio Babilonia, Carlos Alberto Casas, José Arcadio López, Úrsula López, Amaranta López.
Agradecimientos: Dasso Saldívar, Fernando Jaramillo, Ancizar Vergara, José Luis Díaz Granados, Conrado Zuluaga, Sergio Cabrera, Luis Gabriel Cantillo, Fan Ye, Camilo Martínez Barón, Don Klein, María Fernanda Lizcano, Ana María Girón, Andrea Maussa, Daniela Ruiz, Embajada de Colombia en China, Casa Museo Gabriel García Márquez, El Heraldo.
Videos historias colombianas y video animado: Eduardo Contreras, Felipe Reyes, Andrés Barajas, Daniel Ramírez, Cristian Leguizamon.
Video historia Irán: Alborz Kazemi.
Foto: Esteban Vega La-Rotta.
Ilustraciones: Turcios, Jorge Restrepo.
Las tierras del archipiélago de Okinawa fueron el escenario donde se grabó La despedida del arca (1984), una de las películas más famosas del director japonés Shuji Terayama, que incluso llegó a hacer parte de la selección oficial de Cannes en 1985. La trama principal de la película gira en torno a una historia de amor incestuoso entre dos primos y la idea de que si tienen hijos podrían tener defectos de nacimiento.
Aunque no sigue al pie de la letra la obra cumbre de Gabriel García Márquez, sí hay detalles calcados como el cinturón de castidad de Úrsula Iguarán, las peleas de gallos, el fantasma de Prudencio Aguilar atormentando a José Arcadio, los gitanos y los circos, los relojes musicales, entre otros.
“La gran inteligencia de esta película fue no cometer el error de querer adaptar el Caribe en Japón o de querer interpretar el Caribe según un japonés, sino más bien tratar de encontrar la universalidad de la obra llevada a la pantalla a través de un ciudadano del mundo”, dice Sergio Becerra, docente de cine de la Universidad Central y exdirector de la Cinemateca Distrital de Bogotá.
Se sabe que la relación entre el Nobel y el cine no fue afortunada y menos cuando García Márquez intervino en las adaptaciones de sus obras. “La última de las preocupaciones de Terayama fue contar con el visto bueno del autor”, dice Becerra.
El docente considera como dos aciertos el hecho de haber filmado el largometraje en el archipiélago de Okinawa, el punto más septentrional de Japón, para tratar de entender qué es el trópico y, además, haber ubicado la historia en la primera mitad del siglo XX, que es lo que plantea Cien años de soledad con la llegada de la electricidad, del tren e inventos técnicos, entre otros.
El largometraje de Terayama está enmarcado en la escena independiente teatral japonesa de posguerra. “Despedida del arca retoma el esquema teatral de la narrativa de la novela de García Márquez y plantea cómo detectar el componente dramatúrgico de la tragedia detrás de la maldición de los Buendía”, puntualizó Becerra.