Estimados Padres, Madres, Hijos, Hermanos, Sobrinos, Primos y Familiares:
Hoy desde lo más profundo de mi corazón quiero hacerles llegar una voz de aliento. No alcanzo a dimensionar la impotencia y el dolor qué pueden sentir. Los seres queridos son en gran parte nuestra historia y nos dejan huella. Le ruego a Dios qué algún día puedan encontrar a cada una de las personas que no está entre ustedes. En muchas ocasiones me duele el sólo hecho de pensar qué pueda perder a mis padres o a mi hijo.
Siento que son ustedes corazones valientes qué están enseñándome el valor del amor por nuestros seres queridos, son la luz qué me permite recordar la importancia de un beso o un abrazo de mis seres queridos. Le ruego a Dios para que desde la fortaleza de su corazón los impregne con esperanza.
Sólo espero que algún día podamos vivir un país en paz en amor en aceptación en respeto en cercanía en fraternidad. Qué entendamos qué todos somos uno y qué nos debemos amar mutuamente y respetar. Les mando un abrazo lleno de fortaleza y amor.
Querida Familia:
Nada fácil es entender el dolor de los padres o de los hermanos, cuando se ha perdido a uno de sus integrantes y más cuando se trata de una pérdida sin razones lógicas como una enfermedad. El hecho de no tenerle más, el no saber dónde se encuentra, la expectativa de un reencuentro o la incertidumbre de si está viviendo y en qué condiciones, siempre será angustiante y aunque sea difícil de entender, es necesario aceptar la ausencia de ese ser amado, que una vez formó parte de nuestras vidas.
No importa la edad, sea bebé, sea un infante o sea un hijo mayor, su dolor por su ausencia permanecerá siempre. Sé que lo escrito no es consuelo de nada! Pero lo que quiero manifestarles es, que siempre contarán con el cariño y amor de quienes quedan, que estos hechos por dolorosos que sean, producen en la familia el mayor proceso de solidaridad y apoyo entre sí. Que hay que seguir luchando por los que están y que nunca debe abandonarse la idea de que ese hijo vuelva a casa. No sé cuál era la edad de Daniel ni las circunstancias por las que no volvió a casa, pero para ustedes como familia, esta realidad debe ser el peldaño para crecer afectivamente, para dar entre ustedes el mayor cariño y cuidado, superando con creces este golpe de la vida. Es necesario, recordar que “no siempre que tropiezas, te caes” y que la capacidad de recuperación del ser humano ante estos hechos, es la que nos permite seguir adelante, en la búsqueda de la felicidad, en la aceptación del dolor, sin olvidar jamás a nuestros seres queridos, de quienes guardaremos siempre los mejores recuerdos, su sonrisa, su mirada y su forma de ser. Por último, quiero decirles que aunque no les conozco, les deseo la mayor fortaleza para continuar viviendo y superar esta etapa, con entereza y amor por la humanidad.
DIA INTERNACIONAL DE LAS VÍCTIMAS DE DESAPARICIÓN FORZADA