No hay dolor más grande que la desaparición de un ser querido. La incertidumbre y la sosobra diaria no permiten que haya paz en el corazón de sus familiares.
Todos los desparecidos dejan una cicatriz en los corazones de todas las personas que están a su alrededor.
Nunca se pueden olvidar, la única forma de sanar esa herida es sabiendo qué pasó. Como país y como sociedad, no podemos descansar hasta que tengamos razón de cada una de las personas desparecidas y hasta que esta situación absurda llegue a su fin. Me sumo al dolor de todos y cada uno de los familiares de esas personas que algún día entraron en ese túnel oscuro, deseo de todo corazón que quienes tengan alguna información al respecto, la entreguen para poder mitigar de alguna forma ese dolor.
Todos llevamos el dolor de la desaparición de cualquier ser humano.Todo mi amor y solidaridad para todas las víctimas de este flagelo. Que no vuelva a ocurrir nunca más.