Hijo de Alfonso Reyes Echandía, presidente de la Corte Suprema de Justicia, muerto el 6 de noviembre de 1985 durante la retoma del Palacio de Justicia, uno de los capítulos de la violencia más dramáticos de la historia del país. En la memoria de los colombianos quedó grabada la llamada telefónica en la que Reyes suplicó a los militares y al gobierno: “¡Por favor, que nos ayuden, que cese el fuego. La situación es dramática!”, dijo a Caracol Radio.
La muerte de Alfonso Reyes Echandía es el retrato de uno de los episodios más trágicos del país. Su hijo, Yesid Reyes, alcanzó a hablar con él minutos antes de que fuera asesinado. Al igual que en otros casos, las investigaciones no han llegado a la verdad, pero Reyes es una de las pocas víctimas que entrevistadas para este informe especial, asegura haber cerrado su proceso del duelo. A diferencia de muchos, nunca se obsesionó con la justicia ni la verdad. Para él, hay diferentes formas de procesar este sufrimiento y la suya no estuvo atravesada por la necesidad de esclarecer los detalles de lo que le sucedió a su padre ese trágico 6 de noviembre.
“En estos casos hay que manejar una rabia adicional”
“Yo creo que fue un duelo más o menos similar al que tienen todas las personas que pierden a un ser querido, que comienza por las fases de negación y terminan en la la fase de aceptación. Lo que suele cambiar en esos temas es qué tanto demora la gente en llegar a la fase de aceptación de la realidad. Y en el caso de pérdidas que involucran comisión de los delitos, qué papel juega ese recuerdo y se resentimiento por esa causa delictiva de la pérdida del ser querido. En mi caso da mucha rabia al principio. Es que en los duelos siempre hay una rabia que es más o menos abstracta pero a veces, en estos casos, hay que manejar una rabia adicional y es la identificación o el conocimiento de las causas violentas y delictivas de la muerte del ser querido”.
Para Yesid es fundamental dejar el odio atrás y dejarle un mejor país a las nuevas generaciones.
“Sus ideales me han acompañado a lo largo de la vida”
“Su figura me ha acompañado en toda mi vida profesional porque hay muchas cosas del pensamiento y de la vida de mi padre que me marcaron desde pequeño, me marcaron en la universidad y en los primeros años de ejercicio de la profesión donde todavía alcanzamos a compartir espacios. Sus ideas liberales, garantistas, su respeto por los derechos fundamentales, su lucha por conseguir que Colombia saliera de un ciclo muy grande de violencia que le costó la vida a él mismo, influyeron mucho en mi proyecto personal. Esos pensamientos me han acompañado a lo largo de mi vida”.
“Llevo una vida bastante tranquila”
“En el caso mío la rabia también formó parte del proceso de duelo. Pero es un tema que también resolví hace muchísimos años. Yo no guardo ningún tipo de rencor, no soy una persona que viva amargada por lo que le pasó a mi padre, no vivo pendiente de retaliaciones, ni de odio respecto de las personas que pudieron tener que ver con la muerte. Yo en ese sentido llevo una vida bastante tranquila desde hace muchísimos años. Lo que no significa que no lo recuerde, ni me acuerde de los sucesos en los que mi padre perdió la vida. Tengo clara una visión de lo que ocurrió y no guardo ningún rencor con el gobierno de la época ni los actores específicos del movimiento M19 y las Fuerzas Armadas que intervinieron en la operación de rescate del Palacio”.
A diferencia de otras víctimas Yesid nunca fue al proceso penal, ni contrató un abogado.
“Nunca tuve obsesión por saber lo que ocurrió”
“Hay formas distintas de hacer duelos y esa nunca ha sido una obsesión mía. Nunca fui al proceso penal, ni contraté un abogado. Lo que yo sé es lo que ha salido en la prensa o en los medios de comunicación. Nunca tuve una obsesión especial por saber detalles sobre lo que ocurrió dentro del palacio, por saber exactamente cómo murió mi padre. Tengo claros en mi cabeza Los hechos básicos en los que perdió la vida mi padre. Lo que llevó a la toma del Palacio de Justicia por parte de la guerrilla, la reacción del Estado para desalojar el palacio y desde ese punto de vista yo asumí todo el hecho en su conjunto. Algunos coinciden o tienen respaldo desde el punto de vista de investigaciones judiciales, y otros son sólo convicciones personales mías. Pero con eso he vivido, vivo y viviré el resto de la vida”.
“Es importante no dejar la lucha por un mejor país”
“No podemos quedarnos en esa vorágine de violencia porque no nos hace bien ni a nosotros, ni a nuestros descendientes. Tenemos que aportar nuestro dolor, nuestra experiencia amarga, para buscar mejorar las condiciones del país. Somos conscientes de las dificultades por las que hemos atravesado. Somos conscientes de lo que ha costado salir adelante y tenemos la obligación, por lo menos moral, de intentar dejarles un país mejor a nuestros hijos. Y ese es un país libre de violencia, pero para conseguir un país libre de violencia hay que estar libre de odios”.
Alfonso Reyes Echandía nació en Chaparral en el sur del Tolima, lugar del salió a muy corta desplazado por la violencia.
“Recuerdo la última vez que hable con él”
“El último recuerdo de mi padre lo tengo muy claro. Conversamos el día que murió, el 6 de noviembre. Ese día alcanzamos a conversar un par de veces mientras él estaba en el palacio y la guerrilla estaba ya dentro. Desde que se levantó hasta las cuatro de la tarde, más o menos, que fue la última vez que hablé con él, lo recuerdo todo”.