Colombia, el tire y afloje
Hugo Chávez coincidió durante la mayor parte de su gobierno con quien ha sido su principal némesis en su causa panamericana, el expresidente Álvaro Uribe. Afín a George Bush, con políticas económicas neoliberales y combatiente de la guerrilla, el colombiano fue la principal piedra en las botas de Chávez.
En el 2002, cuando la oposición del gobierno venezolano, liderada por Pedro Carmona, intentó derrocar a Hugo Chávez, Álvaro Uribe, en ese entonces aspirante a la Presidencia, no ocultó su simpatía hacia el golpe y Bogotá otorgó asilo al golpista.
Desde el 2003, los malentendidos entre ambos países se hicieron evidentes y desde un inicio se hicieron frecuentes los rumores sobre los nexos entre la guerrilla de las FARC y el presidente venezolano.
La captura por parte del gobierno colombiano del vocero internacional de las FARC Rodrigo Granda, el 13 de diciembre del 2004 en la capital venezolana, fue calificada por Chávez como secuestro y violación a la soberanía de su país, lo que produjo la primera fractura en las relaciones políticas de implicaciones económicas para ambos países.
A pesar de los roces políticos, las relaciones económicas se estrecharon y se firmaron importantes acuerdos, como la construcción de un gasoducto entre La Guajira (Colombia) y Maracaibo (Venezuela). Chávez le confirmaba a Uribe que “estaremos siempre con la mano abierta hacia Colombia, con el corazón abierto hacia Colombia. Pase lo que pase, estaremos siempre, estamos incluso ‘condenados’ a ser hermanos".
Después de unos años de “ires y venires”, la relación entre las naciones se empezaría a tensar de nuevo. El ataque de las Fuerzas Militares en el territorio ecuatoriano el 1 de marzo del 2008 que terminó con la vida del líder guerrillero ‘Raúl Reyes’ produjo indignación en los gobiernos venezolano y nicaragüense. Este hecho agudizó la crisis en las relaciones, que ya estaban tensas, entre Colombia y Venezuela.
Uribe amenazó con denunciar en una corte internacional al mandatario venezolano por el “patrocinio a terroristas”. El 7 de este mes, en la Cumbre de Río (República Dominicana), hubo distención en las relaciones después de un demagógico discurso de Chávez que derivó en abrazos entre los mandatarios.
A finales del 2009, las acusaciones mutuas se convirtieron en el pan de cada día. Hasta el punto de que el gobierno colombiano presentó al Consejo de Seguridad de Naciones Unidas un documento en el cual expone que el mandatario venezolano ha amenazado a Colombia con el uso de la fuerza. A esto Chávez respondió acusando a Uribe de tener vínculos con el paramilitarismo y con líderes de las mafias narcotraficantes que operan en el vecino país. “Yo no tengo duda ya de quién es el presidente Uribe, ¿de dónde viene? Paramilitarismo, narcotráfico y unas redes de lo más oscuro y podrido”.
Después de múltiples episodios, el 22 de julio del 2010 el presidente de Venezuela anunció el rompimiento de relaciones diplomáticas con Colombia y declara en estado de alerta la frontera entre los dos países.
Tras la llegada de Juan Manuel Santos al poder, en octubre del 2010, las relaciones entre los dos gobiernos se normalizaron hasta el punto de que se convirtieron en los “nuevos mejores amigos”. Los vientos soplaron para mejorar no solo las relaciones económicas, sino también en cooperación militar contra grandes capos de la mafia y de las bandas criminales. La amistad con Caracas también ha sido fundamental para lograr el acuerdo con la guerrilla de las FARC para sentarse a un proceso de diálogo del que Chávez es garante.
Semana.com (2012-10-05) Producción periodística: Karem Racinez, Jonathan Bock Diseño y montaje multimedia: Carlos Arango