La CAR apoya a los campesinos y empresarios de la cuenca del río Bogotá para que pongan en marcha proyectos productivos sostenibles. Crédito: CAR
Capítulo 2: Cuenca MEDIA

Una mano amiga

Aunque en las PTAR Salitre y Canoas recae la gran transformación del río Bogotá, el comportamiento de sus habitantes tiene un rol protagónico. Por eso, la CAR ha puesto en marcha proyectos de producción más limpia, negocios verdes y cultura ambiental para motivar a la ciudadanía a dar un cambio hacia la sostenibilidad.


Villapinzón y Chocontá, dos municipios de la cuenca alta del río Bogotá, albergan 120 curtiembres, cifra que los convierte en la segunda zona con mayor producción de cuero en el país, después del barrio San Benito en Bogotá.

De este total, 22 decidieron hacerle el quite a la generación de vertimientos que contaminaban al río, y por medio del proyecto de producción más limpia de la Corporación Autónoma Regional de Cundinamarca (CAR) construyeron Plantas de Tratamiento para cumplir con los parámetros ambientales.

Héctor Rodríguez, un hombre de 61 años de Chocontá y quien heredó el trabajo del cuero de su papá, fue el primer curtidor en hacer ese cambio de “chip”, en el que ya trabajan otros 25 comercializadores de la zona.

22 CURTIEMBRES DE VILLAPINZÓN Y CHOCONTÁ YA NO LE ARROJAN QUÍMICOS AL RÍO BOGOTÁ

Arrancó en 2002, cuando la CAR le impuso el cierre definitivo a su curtiembre El Porvenir por estar en zona de ronda, año en el que la reubicó en otro predio. “En 2013 empecé a trabajar en el nuevo lugar y contraté expertos para hacer los planes de manejo. Pero los contaminantes no bajaban. En 2015 me acogí al proyecto de producción más limpia de la CAR, asesoría que me ayudó a adecuar la planta de tratamiento, organizar papeles, dividir las zonas y limpiar el desorden. Hoy ya le cumplo al río Bogotá”.

Emeramo Ruiz, de 54 años, es dueño de la curtiembre El Escorpión en Villapinzón. Acepta que su actividad como curtidor, en la que lleva más de 30 años, es una de las que más contaminan al río Bogotá.

“Cuando empecé no realizaba ningún tipo de tratamiento a los vertimientos. Pero eso no significa que no podamos hacerlo. En 2003, la CAR me impuso el cierre definitivo y me dio la oportunidad de reubicar mi negocio si cumplía con los indicadores. Invertí 120 millones de pesos para comprar un nuevo predio y 180 millones para una planta de tratamiento. Hoy, de la mano con la entidad, no le arrojo más químicos al río. Cumplo con todo”.

Ese apoyo a los curtidores es una de las manos amigas que les brinda la CAR a los habitantes de Cundinamarca, las cuales hacen parte del programa de producción más limpia y negocios verdes de la Corporación, estrategias encaminadas a mejorar el accionar de los sectores y subsectores productivos.

Desde 2016, este programa ha beneficiado a más de 4.300 unidades productivas de la cuenca del río Bogotá, alta, media y baja, por medio de un acompañamiento técnico y asesoría.

“Contamos con agendas ambientales para los gremios, trabajos con empresas ancla y proveedores, mediciones de las huellas de carbono a las empresas, asesoría para convertir los establecimientos en negocios verdes y reconocimientos a las mejores iniciativas ambientales. Este año contamos con 4.000 millones de pesos para la puesta en marcha de estas líneas”, dijo Martha Carrillo, directora de cultura ambiental y servicio al ciudadano de la CAR.

Agendas para cumplirle al ambiente

Desde 2012, la CAR ha suscrito agendas ambientales o memorandos de entendimiento con nueve gremios productivos de Cundinamarca como la Federación de Carboneros, Asociación Nacional de Fabricantes de Ladrillo, Asociación Colombiana de Exportadores de Flores, Comité de Cafeteros, Corporación Campo Limpio, Asociación Nacional de Industriales, Emgesa y cinco corredores industriales de la Sabana.

“Estas agendas son acuerdos voluntarios entre el sector privado y la autoridad ambiental para mejorar la autogestión de las unidades productivas en sus componentes agua, energía, residuos, aire y vertimientos. Les ayudamos a cumplir con la normatividad y elaborar un plan de acción” Luis Bernardo Cañón, coordinador del proyecto de producción más limpia y negocios verdes.

La entidad está a punto de concretar dos agendas más con el sector ganadero (Colanta) y Porcolombia, y apoya al gremio de las curtiembres para que mejoren la calidad de sus vertimientos.

Según Liliana Rodríguez, funcionaria de la CAR, el primer paso es abordar al gremio para que focalice a los productores que podrían participar en la creación de las agendas. “Es un trabajo voluntario. Los únicos que no pueden participar son los productores con medidas sancionatorias por no cumplir la normatividad ambiental”.

En la cuenca del río Bogotá, la CAR ha beneficiado a más de 1.700 unidades productivas de diversos gremios con estas agendas ambientales.

Medir la huella

La Corporación Ambiental Empresarial (CAEM), filial de la Cámara de Comercio de Bogotá, y la CAR, le ayudan a los sectores y subsectores de Cundinamarca a medir las huellas de carbono e hídrica, con el fin de que mejoren sus sistemas productivos y conozcan el inventario de sus emisiones.

374 EMPRESAS DE CUNDINAMARCA CALCULAN SU HUELLA DE CARBONO CON ASESORÍA DE LA CAR

Desde hace 12 años, cuando inició esta alianza, 374 empresas han recibido asesoría para medir su huella de carbono, y este año, 25 más serán vinculadas.

“Todas las empresas legales pueden recibir esa asesoría. Luego de la vinculación, hacemos un diagnóstico y levantamiento de información para calcular la huella de carbono. Posteriormente concretamos un plan de acción para reducir los consumos de energía y materias primas. Las empresas nunca quedan solas”, apuntó Lina Galindo, coordinadora del convenio.

La CAR mide la huella de carbono basada en los consumos energéticos, materiales e insumos. “Le hacemos la radiografía a la empresa, que incluye materias primas, procesos de transformación, uso de energía y actividades que involucran el producto. El ideal es que vayan reduciendo la huella de carbono. Esto trae beneficios ambientales y económicos, ya que cumplen con la normatividad, mejoran su entorno y reducen sus consumos”, anotó Galindo.

Entre tanto, 96 empresas de Cundinamarca ya calcularon su huella hídrica. “El paso a paso es igual que con la huella de carbono: diagnóstico, cálculo de la huella con los consumos y vertimientos, plan de acción y seguimiento. Este año pondremos en marcha un piloto con empresas queseras para conocer la huella del agua, que arrojará indicadores de calidad e impacto ambiental”.

Pintarse de verde

Aquellas unidades productivas que le apuntan al cuidado del ambiente pueden convertirse en negocios verdes, un plus que les permitirá contar con asesoría técnica y acompañamiento de la CAR para mejorar cada día más.

Desde 2014, cuando la Corporación inició esta estrategia, 283 unidades de Cundinamarca han logrado convertirse en negocios verdes.

La mayoría corresponde a pequeños y medianos empresarios de hortalizas y frutas que han desarrollado agrosistemas sostenibles y producción orgánica, biológica y ecológica. Sin embargo, también hay negocios de artesanías, ecoturismo, cultura ambiental, restauración y aprovechamiento de residuos orgánicos e inorgánicos.

Para convertirse en un negocio verde, la CAR verifica 46 criterios ambientales, sociales y económicos. Por medio de visitas, la entidad revisa la parte contable, financiera y de comercialización; uso eficiente de recursos, no uso de sustancias peligrosas y enfoque del ciclo de vida.

Con esta información, las empresas realizan planes de mejora para incrementar el porcentaje de cumplimiento. “El ideal es que una unidad productiva que está en un nivel básico, pueda llegar a convertirse en un negocio verde eficiente. También les ayudamos a fortalecer sus productos por medio de espacios de comercialización y ferias verdes”, anotó Catalina Hernández, profesional de la CAR.

Proveedores y premios

En 2013, la CAR y la Universidad de los Andes pusieron en marcha el programa Red de Empresas Sostenibles, que impulsa la transformación productiva en cadenas de suministro conformadas por grandes empresas, denominadas anclas, y sus proveedores, clientes o asociados.

A la fecha, más de 350 empresas, asociadas a 28 organizaciones ancla, han participado en esta estrategia, que busca una sostenibilidad rentable con beneficios económicos y ambientales.

“Las empresas ancla reúnen a sus proveedores para que inicien un proceso de generación de capacidad, apliquen los conceptos ambientales y formulen un proyecto económico y ambiental. Ya han alcanzado resultados significativos, como beneficios económicos por más de 33.000 millones de pesos al aplicar buenas prácticas”, dijo Juanita Duque, coordinadora de proyectos de los Andes.

350 empresas

han reducido su consumo de agua en 1,5 millones de metros cúbicos al año, dejaron de producir 29.000 toneladas anuales de residuos y bajaron las emisiones de CO2 en 67.000 toneladas equivalentes.

“Al trabajar con las grandes empresas o anclas, los proveedores y asociados muestran un mayor interés hacia la producción más limpia. Ese modelo de colaboración en la cadena productiva aumenta la participación y genera un mayor impulso para implementar sus planes y llevarlos a buen término. Entre las anclas involucradas están Alpina, Bavaria, Éxito, Corona y gremios como Asocolflores, Fedepapa, Porcolombia y Fenavi”, manifestó Duque.

La CAR y los Andes también premian a las empresas más destacadas por su compromiso ambiental en Cundinamarca. Por medio del Reconocimiento Ambiental a Empresas Sostenibles, realizado desde 2014, destacan a las que cuentan con los procesos productivos más sostenibles, y premian económicamente las dos mejores en tres categorías: empresa con potencial, empresa proactiva y empresa estratégica.