La voz del campo
Colombia es tan diversa como desigual. No hay que ir muy lejos para ver que en la ruralidad, en donde el impacto de la guerra ha marcado a muchos jóvenes y niños, las oportunidades de educación son mínimas. Lo que es aún más grave es que, a pesar de que el país reconoce esa inequidad las estrategias que se construyen en el centro del país para su transformación son escasas.
En medio de ese vacío institucional, un grupo de académicos y entidades de la sociedad civil crearon en 2016 el Programa Nacional de Educación para la Paz (Educapaz) con el fin de formar la generación de la paz. Comenzaran esta aventura en 97 sedes rurales de los municipios de Chaparral, Ataco, Planadas y Ríoblanco, en Tolima, donde se dio un proceso de formación integral a 6.174 estudiantes con la intención no solo de empoderarlos, sino de hacerlos visibles frente a las instituciones. ¿Cómo? Educapaz construye un diálogo entre estudiantes, padres de familia, líderes y docentes sobre una propuesta educativa en su territorio, para luego discutirla con los gobiernos locales, gubernamentales y nacionales, y así lograr una incidencia en política pública. Como está sucediendo con el Plan Especial de Educación Rural, una ruta sobre lo que debe suceder con la educación rural en los próximos 15 años.
Ahora, mientras continúan su proyecto en otras zonas del país, Educapaz tiene una misión mayor. En 2019 acompañará a la Comisión de la Verdad en las Expediciones pedagógicas, en donde tendrán la labor de promover la búsqueda de la verdad, reconciliación y la no repetición en las escuelas, para empezar, de la región Caribe.
