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Semana Educación llegó a su edición número 40 y, para celebrarla, exalta a quienes trabajan por transformar su entorno a partir de la educación. Esta es una selección que tuvo en cuenta a docentes, organizaciones públicas y privadas, proyectos y alianzas. Solo una muestra de algunos, porque estamos convencidos de que en el territorio colombiano hay muchos más líderes generadores de cambios.

Proyecto Nasa


Los Nasa, un ejemplo vivo

En la zona rural del municipio de Corinto, Cauca, un área donde la siembra de cultivos ilícitos y la deforestación de los bosques son enemigos directos de los campesinos, la comunidad indígena Nasa encontró en la educación un arma para combatirlos.

Al igual que otros pueblos indígenas, los Nasa iniciaron el proceso de tener su sistema educativo desde 1992, cuando el Estado le otorgó a los pueblos indígenas su derecho de administrar y construir su propia visión de la escuela. En su caso, con la ayuda de maestros de la región, como Dulmey Giraldo, actual coordinador del proyecto de educación propia en el pueblo Nasa, empezaron a conversar con los líderes espirituales para adaptar sus costumbres y su lengua madre a lo que los niños debían aprenden en la escuela. Así inició el rediseño del “currículo”.

En esa reestructuración eliminaron las materias regulares y, teniendo en cuenta algunas áreas del conocimiento occidental, diseñaron seis materias adaptadas a su contexto: El maravilloso mundo de las matemáticas; Medioambiente, producción y desarrollo; Organización sociopolítica y democrática; Comunicación social; La persona como ser espiritual; y, Bienestar y cultura. De esa forma no solo están formando a los niños para hacer realidad su plan de vida como comunidad Nasa, sino además están ayudando a resolver problemáticas de su entorno.

“En Corinto tenemos muchos cultivos ilícitos, tenemos problemas con la extracción de minerales, con el abuso exagerado de químicos, tenemos problemas con la deforestación, entonces, desde la educación la comunidad quiere reeducar a todas las personas que olvidaron la importancia de estar en armonía con el medioambiente y se dedicaron a ganar plata fácil, dañando a nuestros jóvenes, porque son ellos los que consumen esa droga que se produce acá”, explica Giraldo.

Actualmente el proyecto funciona en dos instituciones educativas de Corinto: Carrizales, que tiene 14 sedes y 667 estudiantes y Carmencita Cardona, que tiene 67 sedes y 1.067 estudiantes. Del total de los estudiantes, 82 % se identifican como indígenas, 4% son campesinos y 14% son mestizos.

Para el coordinador Giraldo, el proyecto no solo ha ayudado a formar jóvenes más críticos con su entorno, también está llevando a recuperar la identidad y el orgullo de ser Nasa y hablar Nasa Yuwe, su lengua madre, pues durante mucho tiempo sus costumbres fueron fuertemente estigmatizadas por el hombre blanco. “Los padres ahora creen que es importante hablar su lengua madre, ya no están dispuestos a olvidar su cultura y lo más importante, es que ahora creen un una educación indígena de calidad”, concluye Giraldo.

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