Empoderando a mujeres víctimas del conflicto en Colombia
La violencia ha traído consigo un gran número de historias trágicas que, en muchas ocasiones, no caben en la imaginación de alguien que nunca ha vivido situaciones de guerra.
Para Sílvia Plana, graduada de la UOC, la mirada es diferente: hoy en día ella busca, desde su trabajo, solucionar dichas historias o por lo menos evitar que se sigan repitiendo en el mundo; lo hace desde su núcleo laboral, que se desenvuelve en zonas de conflicto en Colombia.
¿Cómo comenzó todo?
Sílvia Plana Subirana se graduó en Periodismo en la Universitat Autònoma de Barcelona y, mientras viajaba y trabajaba, decidió estudiar en la UOC el máster de Conflictología, tema que la apasionaba y en el que quería desempeñarse laboralmente tras haber sido pasante de comunicaciones en la Cruz Roja Española y haber estado en México.
Luego de estar trabajando en Suiza, Nigeria y Chile, llegó a Colombia, un país que ha sido, históricamente, atacado por la violencia en el marco del conflicto armado. Sílvia desde el primer momento supo que el trabajo aquí supondría grandes retos para su carrera profesional. Trabajó en la organización de la Mesa por la Vida y la Salud de las Mujeres, luego se dedicó a viajar a zonas de conflicto a empoderar mujeres víctimas.
Empoderando a mujeres
Para Sílvia, ya no es raro escuchar las trágicas historias que ha dejado la violencia, aunque le siguen sorprendiendo, porque no acaba de entender cómo el mal puede hacer de las suyas derrumbando a familias y sueños construidos.
Ella trabaja ahora para que las mujeres se empoderen y sigan adelante, aunque, como ella misma dice, son heroínas, porque a pesar de los hechos atroces que les tocó vivir, han seguido caminando, luchando con la vista al frente por sus hijos y por su país.
Son mujeres campesinas, que en medio del conflicto armado colombiano han tenido que soportar que entren en sus casas, asesinen a su esposo, sean abusadas sexualmente y amenazadas por miembros de grupos ilegales que buscan quitarles sus hijos para llevarlos a luchar en una guerra que no es de ellos; finalmente, ellas terminan dejando atrás su tierra, su casa, para llegar a cascos más urbanos, sin nada que comer, sin tener donde dormir, a rebuscar algo de dinero para que sus hijos puedan dormir con el estómago lleno.
Hoy, Sílvia las escucha y trabaja de la mano con ellas para darles a conocer sus derechos humanos, los básicos, que muy pocas conocen.
«No voy a dejar que el odio sea el protagonista de mi vida»
Las mujeres, tras sufrir y pasar por su momento de dolor, dejan el odio de lado, ya que dicen que, si siguen odiando, ello se convierte en un protagonista de su vida que no les deja ver otras cosas más importantes.
El mensaje que deja Sílvia y las mujeres protagonistas es: ¡No estás sola! Si hay violencia económica, física, intrafamiliar, psicológica, sexual, simbólica, institucional o feminicidio, la invitación es denunciar: hay organismos nacionales e internacionales que pueden ayudar.